Luna de Miel en Kenia-Maldivas VII
Escrito por Amocalabozo
CAPITULO VIII
Y AHORA QUE?
Cuando me espabilé un poco me mire como pude el cuerpo, por llamarlo de alguna manera. Tenía marcas profundas de los latigazos, en muslos, pubis, estomago, tetas, torso, es decir en todo el cuerpo. La espalda no me la veía pero me escocía como si me estuvieran echando alcohol. Me di cuenta que no estaba sobre las sabanas, sino sobre hojas. Que tierno, pensé. Al momento apareció Alvaro.
“Ya has despertado?, cariño?”, preguntó.
Será hijo puta, pensé yo para mí. Traía un puñado de hojas similares a las que tenía en el lecho de la cama.
Me fue cubriendo con las hojas, todo el cuerpo por delante.
“Tienes que estar así unas horas, sin moverte”, me dijo.
Me volví a dormir. Entre la paliza, y el no haber dormido nada en toda la noche, no podía con mi vida.
Cuando desperté, ya había anochecido. Seguía cubierta de hojas, pero me sentía mucho más aliviada.
Entró Francesco con Álvaro,
"Como está mi diosa?", preguntó.
"Iros los dos a tomar por culo, y dejarme en paz", les dije.
"Puedo echarte una mirada a las marcas de tu cuerpo?", preguntó Francesco.
"Está destrozado no hace falta que mires nada", le dije.
Empezó a quitar hojas.
"Mira Álvaro", le dijo a mi marido.
"Ostia" , dijo él, “si parece que no ha tenido marcas nunca. Que planta es esta?”, preguntó Álvaro.
Yo me miré ante su comentario. Era cierto, la infinidad de marcas y cortes más o menos profundos, habían desaparecido prácticamente del todo.
"Son hojas de Aranto. Es originaria de Madagascar, pero se extendió por toda África. Tiene propiedades antiinflamatorias, cicatrizante, analgésicas, y hasta antitumorales. La utilizaban mucho los guerreros para curarse en horas las heridas de los combates y poder volver a pelear", dijo Francesco.
"Me ayudáis a levantarme?, me gustaría mirarme bien todo el cuerpo y darme una ducha, si el doctor Francesco no tiene inconveniente", dije.
"No, amore, puedes ducharte lo que quieras, y si quieres me ducho contigo", me dijo.
"Y una mierda", le contesté.
"Parece enfadada", dijo Francesco mirando a Álvaro.
"Si, no sé porqué", contestó el otro gilipollas, pero mucho me tenía que Francesco le había puesto al corriente de nuestros encuentros previos.
Me metí en el baño. Cerré la puerta con pestillo. No quería tonterías. Me estuve mirando a fondo. Se notaban algunos latigazos pero muy ligeramente, incluso los cortes de las tetas estaban casi cicatrizados. Me mire el coño, el clítoris, el ano. Algo hinchados pero todo en su sitio. Aquella jodia planta era milagrosa.
Me duche, me quedé como nueva. Vi en el bidet, el consolador serpiente, el del metro de longitud. Mira que bien, un souvenir.
Tenía hambre, y sed, mucha sed. Llevaba más de un día sin probar bocado, y necesitaba comer y beber.
No tenía ninguna marca visible que delatase lo que había pasado. Además, mañana era el último día de vacaciones y había que aprovecharlo. Salí en cueros, y les dije a los dos pasmarotes estos que quería comer y beber.
Me vestí. Un tanga de hilo, una mini ajustada y un top también muy ajustado, zapatos de tacón.
"Vamos al restaurante", les dije.
"Lucía, son las 12 de la noche, está cerrado", me dijo Álvaro.
"Pues quiero comer, buscaré algún bar que me hagan aunque sea un bocadillo", les dije cogiendo el bolso y saliendo de la habitación.
Llegué al ascensor y bajé. Salí a la calle, aunque pensé que quizás hablando con recepcion podían preparar algo.
Volví a entrar y me dirigí a recepción. No había nadie, aunque al oír el taconeo, salió uno con bastante cara de sueño.
"Hola", le empecé a decir, "quería.."
"Señorita, en este hotel no admitimos prostitutas", me interrumpió.
Será hijo puta?, pensé para mis adentros.
"Pues no dejes entrar a tu madre", le dije dándome media vuelta y saliendo nuevamente a la calle. Afuera había un par de taxis, cogí uno y le dije que me llevara a algún sitio donde se pudiera comer algo, que tenía mucha hambre.
El taxista me dijo que ok, y emprendió el camino.
Era un tío de edad, quizás 60 años, negro como la noche, regordete. Vi que por el espejo retrovisor no me quitaba ojo. Incluso lo bajó un poco para mirarme las piernas. Yo se las abrí ligeramente para darle algo de morbillo a la situación.
No tardamos en llegar a un bar que según me dijo ponían unos platos combinados muy ricos.
Me preguntó si quería que me esperara para volver al hotel o por si no me lo preparaban ya a esas horas.
Le pregunté si no los preparaban que otras opciones había.
Me dijo que buscaríamos otro bar, y que si no, incluso podíamos ir a su casa, y que él me preparaba algo.
Le dije que me apetecía la comida casera, que si vivía muy lejos. Me dijo que a cinco minutos. Le dije que si era posible optaba por la opción de su casa.
Sabía que me iba a follar, pero me daba igual, además quería saber cómo reaccionaba mi coño después de la experiencia.
Llegamos a su casa, era una casa humilde entre los complejos turísticos.
Por la emisora del taxi dijo a la central que se iba para casa y que hasta mañana.
Entramos.
"Que quieres que te prepare?", me preguntó.
"No sé, que tienes? Vives solo?", pregunté.
"No, estoy casado, pero mi mujer está en casa de una hermana que ha dado a luz y ha ido a ayudarla. El marido falleció antes de nacer el bebe, y tengo dos hijos varones que estarán tomando tragos. Puedo hacerte una ensalada, huevos con patatas, un filete, lo que quieras", me dijo.
"Pues con el hambre que tengo me lo comería todo", le dije.
"No se hable más. Ponte cómoda y lo voy haciendo", me dijo el bueno de Kiano, así se llamaba.
"Te ayudo?", le pregunté.
"No, eres la invitada, no tardo, de veras", me dijo.
Desde la cocina me seguía hablando.
"que estás de vacaciones".
"Sí", le contesté.
"Y has venido sola?, preguntó.
" No, con mi marido, estamos de luna de miel. Bueno no se de miel o de hiel", le dije.
"Vaya, problemillas en la relación nada más empezar", dijo.
"Si, algo así", le contesté.
Se lo estaba poniendo a huevo, pero sabía a lo iba cuando acepté ir a su casa.
De vez en cuando traía vasos, platos, cubiertos,...
"Ya casi están las patatas. El filete y los huevos se hacen en un momento", me dijo.
Mira estaba resultando un buen anfitrión.
Estaba recibiendo llamadas de Álvaro, pero las ignore.
No tardó Kiano en traer los huevos con el filete y las patatas. Me los puso delante.
"Tú no cenas?", pregunté.
"Ya había cenado. Comeré algo de fruta", me dijo.
Empecé a comerme el plato combinado. Me sabía todo a gloria bendita. Trajo algo de vino y agua y yo bebí agua.
He de reconocer que más que comer, engullí, tenía mucha hambre, y además estaba muy rico.
"Puedo ofrecerte algo de fruta?, o café, te?", me preguntó.
"Café sería posible?”, pregunté.
“Por supuesto, mira, siéntate ahí en el sofá lo tomamos ahí yo te acompañaré con un té”, me dijo yéndose de nuevo a la cocina.
Suponía que una vez en el sofá atacaría.
Kiano, vino con una bandejita, una taza de café, y su te, así como un plato con pastas.
Tuvimos una conversación distendida, sobre la vida en España, la vida en Kenia, nuestras familias, nuestros trabajos…
A eso de las dos, me dijo,
“Bueno, cuando quieras te llevo al hotel”.
Estaba claro que Kiano, era un caballero, y que no iba a intentar nada conmigo. Lo mismo no le gustaba.
“Yo no tengo prisa, pero entiendo que para ti es muy tarde, que mañana tendrás que trabajar”, le dije.
“Si, pero aquí el trabajo con un taxi es muy sosegado. El turista viene con viajes programados, y el keniano, no tiene dinero para coger taxis, así es que no te creas que nos estresamos mucho”, me dijo Kiano.
“Bueno, yo antes de nada, te voy a pagar el servicio, y la cena”, le dije sacando 100 euros y dándoselos a Kiano.
“Señorita, esto son 12000 chelines kenianos, lo que puedo yo ganar en 10 días. Muchísimas gracias, pero no puedo aceptar, y mucho menos por la cena, que ha sido mi gusto invitarte”, me dijo kiano.
“Pues, kiano, es mi gusto darte los 100 euros, así es que no discutamos nosotros también. Con mi marido, tengo suficiente”, le dije.
“Señorita, pues muchas gracias, una vez más. Si puedo ayudarte en algo solo tienes que decirlo”, me dijo.
“Pues kiano, espero que no me tomes por loca, ni te parezca irrespetuosa mi propuesta, pero me gustaría tener sexo contigo”, le dije.
“Ehhhhh, yo, no puedo…, bueno si puedo, pero no debo. Estamos casados. No se debe hacer”, dijo titubeando.
“Vale, kiano, si va contra tus principios, o no te gusto, lo entiendo, no pasa nada”, le dije.
“Como no me vas a gustar, señorita, si eres una preciosidad, pero estas enfadada con tu marido, seguro que no quieres hacer esto”, me dijo kiano.
“No sabes hasta que punto estoy enfadada con mi marido, y si, si quiero hacer esto, y es mas me gustaría hasta pasar la noche contigo” le dije.
“Señorita, estas segura?”, me preguntó.
Me quité el top, y lo dejé en el sofá. Me levante, me quite la mini, y la deje igualmente en el sofá. Me quedé solamente en tanga y con tacones.
Kiano, no sabía dónde mirar, si a mis tetas, a mi coño o a donde.
Le cogí las manos y se las puse en mis caderas.
“Un momento, señorita, tengo que ducharme”, dijo él.
“Te puedo asegurar, que puedo soportar que no te hayas duchado”, le dije.
“No, no, no tardo señorita”, me dijo.
“Como tardes más de cinco minutos, entro y te saco del rabo, tu veras”, le dije.
Se fue corriendo a la ducha, y yo me quedé en el salón, esperándole.
Al poco de meterse en la ducha, se abrió la puerta de la casa y entraron los que supuse eran los dos hijos de kiano.
"Hola", les dije mientras trataba inútilmente de cubrirme con mi ropa.
"Y mi padre?", preguntó uno.
"En la ducha", les dije señalando al baño.
"Papa, te has traído una puta a casa?", le preguntaron desde fuera.
Ya estamos esta noche todo el mundo me llama puta.
"No, no hijos, es una clienta", les dijo kiano saliendo de la ducha con una toalla en la cintura.
"Y desde cuando las clientas se traen a casa y se quedan en bolas?, preguntó el otro.
Les contestó en suajili, diciéndoles algo que lógicamente no entendí. Por el tiempo que estuvo hablando con ellos, les debió de contar toda la historia, y parecieron calmarse. Se dirigieron a la cocina, y ca da uno vino con un plato con algo de cena. Se sentaron en la mesa de frente a mí, si quitarme ojo.
Eran dos chavales majetes, en la veintena calcule yo, y era evidente que no les caía muy bien. Me levanté y me fui para el baño. Pasé todo lo cerca que pude de ellos, aunque son llegar a molestarles.
Entre y hablé con kiano.
"Espero no causarte un problema con tus hijos", le dije.
"Estáte tranquila y perdonalos, son temperamentales, pero son buenos chicos. Les ha sorprendido el verte casi desnuda", me dijo kiano.
"No tengo nada que perdonarles, al contario. Quieres que los provoque?, le dije.
" Como, tener sexo con ellos, con los tres? ", dijo kiano al que no paraba de sorprender.
" Bueno, es una idea, quizás les guste, me miran mucho", le dije.
"No sé qué decirte, nunca hice nada así con mis hijos, aunque es cierto que nunca ha surgido una oportunidad así. No sé, tú verás", me dijo.
"Vale, tu déjamelos a mí", le dije saliendo del baño.
Me acerqué a la mesa,
"Hola chicos, que coméis?, les dije poniéndome pegada a ellos.
" Mukimo", contestó uno de ellos.
"Tiene buena pinta, que es?", les pregunté.
"Maíz, guisantes y patatas con carne guisada", me dijo el mismo.
"Ah, que rico, me dejáis probarlo?", les dije.
Me hizo una señal con la mano de que lo probará.
"Esperar, no tengo tenedor", les dije.
"Toma", me dijo el otro cogiendo con su tenedor de su plato y llevándomelo a la boca.
No paraban de mirarme las tetas que tenían a escasos cms de su cara.
"Que te ha pasado aquí", me dijo señalando me las marcas que tenía en ellas.
"Nada, son marcas de un juego", les dije lo primero que se me ocurrió.
"Son muy bonitas para hacer esos juegos con ellas", me dijo.
"Os gustan?", les pregunté.
"Si, mucho", dijeron los dos.
"Podéis tocarlas si queréis", les dije poniéndome entre los dos.
No tuve que repetirse lo. Cada uno cogió una teta con una mano.
Las manoseaban pero como con miedo a hacerme daño.
Se les pasó pronto la timidez y sus manos fueron también a mi culo.
Aquello ya no tenía marcha atrás los dos chicos estaban desbocados.
Apareció en ese momento kiano, y los dos chicos se pararon en seco.
“No, no, por mí no paréis, podéis continuar”, les dijo kiano.
Pero los chicos estaban muy cortados. Kiano, tampoco daba el primer paso, así es que entendí que tenía que darlo yo.
Cogí una mano de cada chico, y me los llevé para el sofá.
Me senté en el sofá con los dos chicos delante, y Kiano, al lado.
Empecé a desabrochar los pantalones a uno de los chicos, se los baje , y con una mano le busque, la polla mientras que desabrochaba los pantalones al otro. Pronto tuve las dos pollas en la mano. Estaban bastante bien de tamaño, y duras como piedras.
Cogí la primera que había sacado y me la metí en la boca, a la vez que pajeaba al otro.
Los chicos, me miraban, se miraban entre ellos, miraban al padre. Era un conversación sin palabras. Fui alternando las pollas. Mientras Kiano con su toalla puesta, miraba como diciendo, y yo que?
Le eche mano a la toalla, y se la quité. También estaba totalmente empalmado, con una polla más grande que sus hijos. Le uní al ciclo de mamadas, más que nada, para que se relajaran por la excitación y dejaran de pensar que eran padre e hijos.
Las manos de los tres empezaban a actuar, mis tetas y pezones, eran su objetivo, aunque Kiano, también me acariciaba la cara.
Estuvimos así jugueteando un rato, hasta que uno de los chicos me levanto, y me quitó el tanga. Me tumbó en el sofá, y me estuvieron todos mirando y palpando detenidamente el coño. Las seis manos estaban en el coño, las tetas, el culo, y Kiano, me tenía la polla metida en la boca. El, al ser más mayor, era evidente que no se sorprendía tanto al ver un coño blanco.
De momento mi cuerpo estaba respondiendo bien al toqueteo, después de la tortura recibida. Si acaso algún escozor en zonas extremas de la vagina o el ano. Veríamos con las pollas. Vamos, si es que alguno se decide a meterla.
Al final fue Kiano, el que se decidió. Se tumbó encima de mi,
“Con permiso”, me dijo.
Joder era la primera vez que me pedían permiso para follarme, y más en Kenia.
“Debo usar protección?, me volvió a decir Kiano.
“Si no tienes ningún problema, por mi parte, no”, le dije, y esperaba que fuera así, que después de tanta follada sin ningún control, no sé yo.
Kiano, empezó a follarme, y yo a mamar la polla de los dos chicos por turnos.
Uno de los chicos, dijo,
“jamani, nikiendelea mimi cum”
Que según dijo Kiano, era que si seguía se corria.
Kiano les dejo el sitio a los hijos. A mí el coño me respondía muy bien, no tenía prácticamente molestias.
Uno de los hijos empezó a follarme, el que decía que se corría, y vaya que lo hizo, apenas meterla.
Dejo el sitio al otro hermano, que se tumbó en el sofá y me pidió que me pusiera encima.
Empecé a follarle, hasta que note los brazos vi que de Kiano en mis hombros que me empujaban hacia abajo.
Note su polla tanteando mi ano, y como la introducía. Empezó a follarme el culo con fuerza. Seguramente no habría tenido muchas ocasiones de follar culos de blanca, y los hijos miraban atónitos, como me enculaba el padre, mientras uno de ellos me follaban.
Lógicamente los hijos también quisieron follarme el culo, y cuando kiano se cansó de follarme lo él, se tumbó me la metió en el coño, y dejo el culo para los chicos que lo fueron follando hasta correrse dentro y kiano en el coño.
Los tes se quedaron exhaustos, y yo sin correrme.
"Chicos, tres machos aquí, y me voy a quedar sin correrme?, les dije.
" Persona señorita hemos olvidado nuestra primera obligación ", me dijo mientras empezaba a sobar e el coño.
" Chicos, las tetas se la señorita, les dijo a los hijos.
Vaya, esto empezaba a sonar mejor. Yo estaba excitada, digamos que muy excitada, pero me faltaba el puntito, y el puntito lo puso kiano cuando empezó a follarme el coño con los dedos.
Yo tenía mucho acumulado de las últimas 40 horas, y el corridón que me pegué yo creo que hasta asustó a los tres, viendo como yo empezaba a gritar y con cada grito lanzaba un chorro que yo creo mojó a los tres.
"Muchas gracias, me habéis hecho muy feliz ayudándome en esto. En serio, muchas gracias. Era muy importante para mí", les dije.
"Gracias a ti, señorita, no es fácil encontrar una persona tan maravillosa como tu y que encima nos ha hecho disfrutar como seguro no volvemos a hacerlo en la vida", me dijo kiano.
Los dos chicos también me dieron las gracias, y una me dijo,
"Señorita, podemos hacernos una foto contigo de recuerdo y para que los amigos se lo crean cuando se lo contemos?".
"Claro hombre, las que queráis", le contesté. Realmente me daba igual. Bastantes fotos y vídeos me habían hecho el día anterior.
Se hicieron fotos los tres por separado, los dos hermanos juntos, y los tres juntos.
En todas me tocaban el coño, o me lo lamian, o con su polla en mi boca.
Con tanto toqueteo, nos estábamos volviendo a calentar.
"Chicos son las cuatro de la mañana. Quizás deberíamos dormir un poco", les dije.
"Vas a dormir con nosotros?", me dijo uno de los hijos.
"No, cada uno en su cama, y yo duermo en este sofá", les dije.
"No, no, duerme conmigo", dijeron los dos.
"Chicos dejemos a la señorita descansar y despedirnos de ella. A las nueve la llevaré de vuelta su hotel", les dijo Kiano.
De mala gana, los chicos hicieron caso al padre, y después de despedir dándome dos más que afectuosos besos en las mejillas, se fueron a la cama.
Por su parte Kiano me dijo,
"Tu duermes en mi cama. Yo duermo en el sofá, y si quieres dormimos los dos en mi cama".
"Me da igual Kiano, lo que quiero es dormir un rato", le dije.
Así es que nos fuimos los dos a su cama y yo me dormí apenas me tumbé.
Me desperté sintiendo hurgar en mi coño. Era Kiano que aparentemente estaba intentando follarme.
"Perdón, señorita, perdón. No he dormido en toda la noche contemplando tu belleza, tu cuerpo, y bueno es difícil tenerte al lado, desnuda y que no te vengan malos pensamientos. Perdóname",
"No, no, está bien. Sigue, he dormido profundamente", le dije.
Y Kiano siguió follándome y enculándome, corriéndose en mi coño.
Me dio mil veces más las gracias, y nos levantamos para volver al hotel.
Me vestí, aunque no encontré el tanga, alguno de los chicos lo había cogido de recuerdo, y volvimos al hotel. Tenía que ir con cuidado al ir sin tanga ya que la corrida de Kiano, estaba aún saliendo de mi coño.
Llegamos al hotel, nos despedimos y subí a la habitación.
CONTINUARA
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