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Una noche distinta y excitante
Escrito por Celeste Corrales

Ella, le dice, te devuelvo tu dinero, no soy prostituta y si lo fuera contigo lo habría hecho de gratis. Además, desde que me invitaste a sentarme, con tu sonrisa me hechizaste.

El chico recordó́ todo lo que había sucedido, mientras se volvía a desnudar y avanzaba hacia la chica desnuda que permanecía en la cama.

La historia había comenzado la noche previa. El chico llamado Walter quien era un hombre alto cabello castaño oscuro, ojos oscuros que destellan un brillo particular, sonrisa pícara, con un excelente físico, saltaba a la vista que estaba bien cuidado por el ejercicio y un trasero que provocaba deseos de morder y apretar; él estaba de paso por la ciudad de Sao Paulo y la chica llamada Monse, alta, cabello largo ondulado, mirada penetrante, cuerpo torneado y armonioso con su contextura y estatura ( quiero decir pechos grandes sin exagerar y un redondo y prominente trasero ) se encontraba esos días en un congreso, según le contaría ella después.

Walter ese día bajo a cenar al restaurante, cuando estaba terminando de cenar, entró al restaurante esa chica, delgada y muy bella, con un vestido blanco muy ajustado y corto, que permitía mirar unas increíbles curvas. Él no pudo evitar sentirse atraído por ella y no quería desaprovechar la oportunidad que la vida le daba, así́ que se animó́ y la invito a sentarse a su mesa, a lo cual la chica acepto sin objeciones, al inicio y después de presentarse conversaron del clima, de la ciudad, temas triviales, luego conversaron un poco sobre sexo y el chico aprovechó el tema y le ofreció́ US$900 por toda una noche de sexo, donde ella obedecería todo lo que él le solicitará. Ella sonrió́ y le indicó que todo menos tríos, orgias, sexo anal, ni fotos o videos. Él le entregó el dinero y le dijo que disfrutaras como nunca.

Walter, le dijo, me tienes caliente, ve al servicio sanitario de las damas, entra al primero que este desocupado, ponte de espaldas a la puerta con tus manos en alto sobre la pared, no pases el seguro. Yo entraré segundos después. Monse, lo pensó́, mirándolo fijamente a los ojos y con una sonrisa pícara y muy sexi le dijo: “si, amo, tus deseos son órdenes.”

Walter esperó unos pocos minutos y se dirigió́ al lugar, el cual tenía poco movimiento, empujó la primera puerta y miró el delicioso cuerpo de Monse que estaba en la posición que él había indicado, entró y paso el seguro. Recogió́ el cabello de Monse, beso su oreja y le dijo que era la puta con el mejor cuerpo que había visto, mientras sus manos, tocaban las tetas de Monse. Acto seguido, levantó el vestido de Monse, para contemplar sus nalgas y el diminuto hilo que utilizaba, procedió́ a darle pequeñas nalgadas, Monse bajó sus brazos, pero él le indicó que no se lo había pedido. Posteriormente besó su cuello, siempre estando detrás de ella, sacó las tetas del vestido pudo sentir la dureza de sus pezones y los pellizcó, Monse gemía suavemente, se podía ver la excitación en su rostro, sobre todo cuando escuchó chicas conversar, ella imaginaba que hablaban de lo que ella estaba haciendo a pocos metros. Luego, bajó el hilo y descubrió́ lo lubricada y húmeda que se encontraba. -Mmmmm que delicia, estás deseándome tanto como yo a ti.

El sacó su pene de los pantalones, le dijo al oído, - ¿te gusta el sexo rudo? mientras pasaba su pene por las nalgas de Monse y le dijo, levanta y saca las nalgas, él puso su pene en la entrada del coño y comenzó́ a introducirlo lentamente, mientras Monse gemía sin control, luego comenzó́ a bombearla mientras que una de sus manos acaricia el clítoris de Monse muy rápidamente en movimientos circulares.

Cuando sintió́ que Monse, estaba próxima a tener un orgasmo se detuvo, guardo su pene y le dijo que la esperaba en el cuarto 215 en 5 minutos, que deseaba que no usará el elevador y saliera sin brassier ni bragas, así́ como tampoco se limpiará los flujos que bajan por su entrepierna.

Walter la beso en el cuello y salió́ hacia la habitación, posteriormente salió́ Monse, ante las

miradas de varias señoras que se encontraban en el tocador. Monse camino hacia el segundo piso, mientras los hombres la miraban pues se notaban sus pezones duros debajo de la tela de su vestido, lo cual excito aún más a la sexi Monse.

Al entrar a la habitación. Walter estaba desnudo sentado en una silla, a escasos metros de la puerta, donde Monse pudo apreciar el tamaño del pene que hacía unos minutos la penetraba. Y qué si era un buen pene, tal como lo percibió́ al tenerlo en su interior, era lo suficientemente grande y grueso, ahora entendía porque estaba disfrutando tanto en el baño de damas. Él le solicitó, que se desnudara totalmente y que se acercara de rodillas a donde él estaba y comenzará a brindarle sexo oral, ella obedeció́ y pidió́ permiso para tocarse el coño mientras que chupaba aquel delicioso pene.

Posteriormente, Walter, le dijo que se acostara en la cama y comenzó́ a darle sexo oral a ella, la chica disfrutaba de la sensación de esa hábil lengua en su coño ( se notaba la experiencia que tenía ) que cada vez estaba más húmedo y caliente, sus movimientos pélvicos iban en aumento su respiración se agitaba, misma que provocaba el movimiento de esas deliciosas tetas, era un placer a la vista y a los deseos de Walter, hasta que Monse no pudo más, tuvo un largo y placentero orgasmo. Él la dejó recuperar el ritmo de su respiración y comenzó́ a penetrarla en la posición del misionero, besó sus tetas disfrutando de sus pezones duros, le sonrió́ la besó en la boca con deseo y luego cambiaron de posición y la puso de 4, donde la siguió́ penetrando mientras alternaba entre nalgadas, pellizco en las tetas y caricias en el clítoris. Que vista ese culo redondo y parado moviéndose, disfrutando de sus embestidas, adornado de esa pequeña cintura y hermosa espalda, en cada movimiento Monse apretaba con sus músculos internos el pene de Walter, todo estaba dispuesto para hacerlo tener un gran orgasmo, su respiración se agitó y empezó́ a rugir de placer, pero se detuvo, no quería terminar aún deseaba seguir disfrutando de ese cuerpo que tenía entregado completamente a él.

Posteriormente, él se acostó́ boca arriba y Monse se sentó́ sobre él y comenzó́ a moverse rápidamente, sus tetas brincaban al ritmo de sus movimientos, su coño estaba muy lubricado, se podía sentir sus líquidos bajando por el tronco de su gran pene lo que hizo que Walter tuviera un intenso orgasmo en el mismo momento que Monse tenía otro, sus cuerpos se estremecieron al sentir cada uno la fuerza del orgasmo del otro Monse apretó́ con fuerza y relajó su cuerpo inclinándose sobre Walter sonriéndole y besándolo en los labios con suavidad.

Ambos quedaron exhaustos, se abrazaron y Monse durmió́ sobre el dorso de Walter hasta el amanecer.


Licencia de Creative Commons

Una noche distinta y excitante es un relato escrito por Celeste Corrales publicado el 17-11-2020 13:07:31 y bajo licencia de Creative Commons.

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