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Mi relato erótico
Escrito por Mia Beatriz
Hace dos noches me invitaron a una reunión de amigos para celebrar un cumpleaños. Me puse coqueta y sensual, como acostumbro a hacerlo. Me encanta verme bien, presumir de mi belleza y que me miren.
Salimos de casa mi esposo y yo en moto, una Suzuki. A mí me encanta montarme bien empinada en la parte de atrás del sillín. Confieso que mi matrimonio se encuentra en franca decadencia. Hace 29 años que estamos casados y ya me aburre esta relación, pero salir en moto, me encanta.
Al llegar senti buenas vibraciones. La música era exquisita, adoro el heavy metal de los años 80. De jóvenes ya éramos amantes del rock y eso queda ahí dentro para siempre.
Comenzaron a rodar las bebidas y llegó
mi primer cóctel de la noche a base de ostiones, kermato, una pizca de sal, ron añejo Havana Club y unas gotas de chile. Es delicioso, típico de Cuba, la tierra caliente. Aquí hasta los tragos son calientes.
Mi esposo charlaba con sus amigos mientras yo sentada en un confortable butacón acabé de tomar mi coctel. Pedí otro y mientras lo saboreaba, comencé a sentir ese efecto afrodisíaco delicioso que deja el marisco.
Pero fue el tercero el que hizo que me erotizara por completo; el que logró que se apoderase de mí un demonio, una entidad erótica, loca y lujuriosa que me hace perder el control siempre que la siento.
Cerré los ojos y visualicé la imagen de un poema erótico que tenía en mente. Sentí las bragas húmedas, se me ajustaban cada vez más, y mis vaqueros apretados hacían que me sintiera sensual y deliciosa. Yo misma quería comerme.
No podía tocarme allí, delante de todos, pero apretaba mis muslos y al hacerlo sentía un muy rico placer.
Así estuve, con esa humedad, mi fantasia y mis cócteles como una hora hasta que nos dispusimos a regresar a casa. Fue intenso lo que sentí cuando abrí mis piernas y volví a sentarme en la moto. Empinaba mis nalgas hacia atrás y sentía cómo mis bragas rozaban mi sexo a la vez que poco a poco se metían entre mis nalgas.
Llegamos y, casi sin poder disimular, fui hacia el baño. No podía caminar, los labios de mi sexo se rozaban mojados y mi clítoris estalló en ese momento.
Me metí en la ducha y dejé correr el agua caliente por mi cuello y senos, por mis nalgas y mi sexo. Entonces comencé a acariciarme con los dedos, suavemente, al compás del agua que corría. Tuve par de deliciosos orgasmos más.
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Mi relato erótico es un relato escrito por Mia Beatriz publicado el 17-11-2020 02:06:44 y bajo licencia de Creative Commons.
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