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Lectura placentera
Escrito por Mia Beatriz
Una tarde, leyendo un relato, mi mente volaba lejos, en un lujurioso viaje imaginario al mismo compás en que mi sexo se mojaba poco a poco.
La lectura era placentera y excitante, me metía cada vez mas adentro de sus letras, tanto que ya quería ser la protagonista y que tú fueras el macho que se apoderaba de ella tomándola por detrás.
Me prendí. La sangre comenzó a hervirme, tanto que sentí latidos por todas partes, el pecho se me aceleraba, mi respiración se agitaba cada vez más y mi sexo no dejaba de empaparse por la lascivia que embarraba mis bragas.
Sin pensarlo pasé los dedos por mi entrepierna y casi enloquecí porque fue una rica sensación. Repetí la caricia varias veces y entorné los ojos imaginando tus manos en mis muslos, rodando suavemente hacia mi sexo y tocándolo todo.
¡Cuanto deseo sentía! ¡Cuán ardientes ganas de tenerte haciendo de mí a tu antojo!
No podía soportar tanto fuego en mi interior, tenía la piel erotizada. Entonces salí corriendo, entré en mi cuarto, tomé una toalla y me metí en la ducha.
¡Que deliciosa me sentía! Toda excitada, lujuriosa, caliente, desordenada.
Era fuego el agua que corría por mis senos y ombligo hasta mojar mi sexo. Necesitaba masturbarme, ahogar en un gemido toda esa fiesta de deseos que albergaba en mi interior.
Entonces fue cuando se me ocurrió mirar hacia la ducha, con su largo flexo metálico y caliente, justo igual que el agua que corría por su interior, y lo tomé para colocarlo entre mis piernas de manera que pudiera rozarme de delante de mi sexo hasta mis nalgas.
Deliraba de tanta delicia, cerraba los ojos y te imaginaba lamiéndome con tu lengua tibia y ancha, mis propios gemidos me ahogaban.
Tomé la ducha por el mango y la aprisioné entre mis muslos de manera que rozara mi sexo junto con los chorros de agua tibia que brotaban.
Y entraste tú en el cuarto de baño y te quedaste mirándome fijamente mientras yo seguía masturbándome.
Te desnudaste y cojiste el taburete que uso para depilarme las piernas, te sentaste en él y comenzaste a tocarte mientras me mirabas a mí.
Mis pezones estaban duros y sensibles y tenía el clítoris a punto de estallar al contemplar cómo agitabas tu sexo al mismo ritmo en que yo acariciaba el mío. Hasta que ambos nos corrimos juntos, el uno frente al otro.
Te di el orgasmo más sublime, delirante, mojado y caliente de mi vida a la vez que tú me regalabas el tuyo.
Después seguimos la fiesta en la cama. Pero esa es otra historia.
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Lectura placentera es un relato escrito por Mia Beatriz publicado el 17-11-2020 02:00:04 y bajo licencia de Creative Commons.
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