Dos días (Fin). Vacio
Escrito por Perro Viejo
Vacio.
Mi mano extendida sobre su ombligo comienza a bajar, siguiendo la ruta que tiene marcada por el pelo de su pubis.
Esa línea apache que tanto me gusta.
Llego a su sexo e introduzco un dedo. No esta húmedo pero tampoco seco.
Apretó lentamente, como estrujando un limón y siento como su botón sale a la luz al marcarse en mi mano. Mantengo la presión.
Un gemido en mi cara.
La respiración más irregular.
Los ojos muy abiertos.
No muevo el dedo. Simplemente esta dentro. La humedad aumenta.
Agachándome comienzo a lamer.
Huele a mar revuelto. A tormenta de verano.
Su sabor es como la cerveza, amargo y fresco.
Mi saliva humedece sus labios vaginales. Tiene labios menudos, rosados, tímidos, delicados.
Tiene labios de Orquídea.
Su clítoris es como un pequeño pene, duro y erecto. Agradecido a cada detalle que tengo con él.
El gemido se ha convertido en jadeo.
Perceptiblemente las rodillas han comenzado a temblar.
Aprovecho para sacar el dedo.
Con la humedad prestada, el mismo dedo acierta en el ano.
Aumento el ataque de mi boca sobre su pequeña polla. Chupo, muerdo, lamo, succiono…
Intenta evitar la intrusión... Es inútil, ya entro.
Pasados unos segundos se rinde y relaja. Un ano bien educado.
.- Mi Señor, por favor.
Dice lastimosamente.
.- No. Aguanta
El dedo gordo empieza a trazar rápidos círculos utilizando el clítoris como punto de apoyo a la vez que mi dedo, sin oposición, entra más.
Esta vez no jadea. Inspira aire profundamente y al expulsarlo dice en voz alta…
.- Por favor, mi Señor, por favor.
Mi respuesta es el silencio.
Cuando considero que ha pasado el tiempo suficiente desacelero lentamente el masaje, apartando la mano al terminar.
Tengo la boca llena de su miel pero aun no se ha corrido. Buena chica.
Me incorporo y me aproximo a su cara.
Un beso.
Un beso lento en los labios. Un beso como una promesa pendiente aún de cumplir.
La miro a los ojos. Están suplicando y mi boca se une a la suya.
En una cariñosa boca se acoge mi lengua.
Terminamos compartiendo el sabor de la cerveza.
Susurro.
.- Putita, te han sodomizado alguna vez?
.- Dos veces, mi Señor.
.- Bien porque tu culo es mío esta tarde
.- Si, mi Señor.
.- Nr. 3. Y se humilde
A cuatro patas con la cara en el suelo, los brazos expendidos y entrelazados. Se coloca al recibir la orden.
El madero en sus tobillos, la obliga a mantener las piernas abiertas y el ruido de los grilletes al tocar el suelo es lo único que se escucha en la habitación.
.- Con las manos agarra la madera por debajo de ti. No la sueltes.
Un triangulo formado por su cuerpo y como base el suelo, es la figura que me viene a la cabeza.
Su culo “en pompa” invita a la acaricia de unos azotes y cumplir después penitencia.
Redondo y blanco, con la marca en “V” del bikini en sus glúteos, se define donde calentó el sol y donde los demás no pudieron posar los ojos.
El sexo entreabierto, invitando a refugiarse en el.
Siempre me han gustado los culos femeninos, pero el de Ana es de nota.
Agarra fuertemente con sus manos el listón, los nudillos están blancos, los ojos cerrados. No dice nada.
No será humilde pero la confianza que esta mujer esta depositando en mi, aumenta rápidamente la devoción que siento hacia ella.
El peso de mi responsabilidad, mi compromiso…. Pasan por mi mente.
Ella se entrega.
Yo también.
De la mesita saco un tubo de vaselina pura y con cuidado lubrico su ano sin presionar el interior.
Con la mano libre estimulo su clítoris hasta que sale a saludarme como a un viejo amigo.
Acaricio su espalda y su culo.
Su piel se eriza. Se nota la tensión en los muslos.
Un poco mas de vaselina en mi pene y me aproximo al objetivo.
El glande, en el punto de salida está ansioso por recorrer el espacio hasta la meta.
El empuje de mi cadera introduce suavemente la polla por su culo, una leve oposición.
No paro.
La penetro con un ritmo constante, hasta hacer tope.
Espero.
Perro, ten la cabeza fría, me digo a mi mismo.
Espero.
Noto como se relajan sus músculos. Segundos eternos para mi deseo.
Los ojos continúan cerrados pero ya no hay tensión en sus manos.
.- Eres libre de correrte cuando quieras.
Inicio el baile.
Escrupulosamente mantengo un ritmo pausado y lento, permitiendo que su cuerpo se adapte a las envestidas y se pueda anticipar al recorrido.
Me cuesta.
Estoy muy excitado y la visión de su culo creando olas y el movimiento de la espalda curvada hacia abajo no me ayuda nada.
Un leve gemido.
Aumento la velocidad.
Pequeño jadeo.
La cojo del pelo y tiro.
Un cachetazo en el culo hace que ella me acompañe en el balanceo.
No me refreno y mi cadera se vuelve más violenta a la vez que sus jadeos ya no se ocultan.
.- Más fuerte, mi Señor.
Tirar de su pelo la obliga a extender totalmente los brazos y su cara se eleva hacia el techo.
.- Soy su putita, mi Señor.
Escucharla hace que mi polla se endurezca más si es posible.
.- Joder !! me corro, mi Señor.
Todo su cuerpo se estremece, temblando y arqueándose más.
Yo continuo, como si el movimiento mecánico lo realizase una maquina.
En mi frente gotas de sudor me nublan la vista.
Soy consciente que aguanto por haberme corrido antes. Bendita mamada.
.- ME CORRO ¡!
.- Me corro ¡! Ya son tres.
.- Me corro como una perra, mi Amo.
Y yo, soltando su pelo, aprieto sus caderas con mis manos.
No resisto mas, o quizás no quiera y me abandono al vaciarme en ella.
Me vacio del todo, de semen, de dudas, de pesadas mochilas emocionales.
Pasa el tiempo.
Desconozco su medida.
Regreso yo solo. Ella esta semiinconsciente. Su respiración es lenta y rítmica.
Mis manos han quedado marcadas en sus caderas, el enrojecimiento de sus glúteos son prueba del ardor de la cabalgada, las señales en la parte interna de sus muslos dan fe de su primera corrida.
Quito los grilletes, las pinzas y desato los tobillos.
Intento torpemente elevarla con mis brazos y depositarla en la cama con delicadeza. La tapo con la sabana.
Ella se deja hacer.
La doy agua en un vaso cuando abre los ojos.
Me enamora su sonrisa cuando me dice:
.- Amo, quiero ser suya.
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Han pasado cuatro meses desde aquel día.
Hoy la he regalado una esclava de plata con una pequeña figura para su tobillo.
Una cabeza de perro.
FIN
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