Cuenta atrás
Escrito por sumi mia
Pasé toda la noche en el frío suelo, el se fue de mi cuarto de madrugada, no conseguí aunque quise subir a la cama.
Escuché pasos, los guardias entraron muy callados.
-¿Y Nabil?-dije molesta, pudiendo sólo levantar la cabeza del suelo.
¿Cuántas horas habían pasado desde que me puso aquí?.
-El Señor Nabil nos ha dicho que nos ocupemos de ti.
-Ni me toquéis-dije cabreada con ellos.
-¿Que hacemos?-se preguntaron entre ellos.
-Ir llorando a Nabil-les dije con gran satisfacción.
-Señora si hacemos eso, lo pagará caro-dijeron explicándose
-¡Ja!, El muy cobarde perdió, se fue asustado-les dije
-Señora recapacite lo que está diciendo-dijeron echándose las manos a la cabeza.
-Mirad como me trato-les dije intentando quitar las cadenas de nuevo.
Cada vez que luchaba, me atrapaban más el cuerpo.
-Señor-dijeron ellos.
Por un momento levanté la cabeza para mirar la puerta, no pudo haberme escuchado, estaba asustada.
Pero no apareció.
-No la duchamos, pero al menos le daremos el desayuno.-se miraban el uno al otro.
-¿Ducharme?, ¿Vosotros dos?-les mire fulminante.
-No Señora, íbamos a soltarle, pero no hubo un buen comportamiento.-se explicaron.
-Pero el no tiene porqué saberlo-les dije intentando convencerlos
-La orden de Nabil fue clara, no soltar si estaba peor que un perro hambriento-me miraron ellos pidiendo perdón.
-Faltais el respeto a la hija de Naim
-Es lo que dijo Nabil, nosotros solo estamos cumpliendo.
-Haré que le maten cuando acabe todo esto
Ellos se fueron de la habitación, para traer el desayuno.
No les dejé que me levantarán del suelo, intenté golpearlos, morderles, lo que pude, hasta que se cansaron de intentar moverme.
-¡Ay Dios!-dijeron ambos agarrándose las rodillas cansados.
-No volveré a desobedecer a Nabil-le dijo el uno al otro
-Yo tampoco quiero que me castigue de este modo-le comentó asfixiado.
¿Me había usado para castigarlos?, ¿Era su juguete?, ¿Quién se creía que era ese hombre?,Le odiaba en ese momento, se lo haría pagar caro, estaba muy enfadada, rabiando.
Ellos se retiraron apoyados el uno en el otro, como si acabaran de volver de la guerra o algo peor.
Pasaron horas hasta que vi entrar a Nabil.
-¿Aún sigues en el suelo?-pregunto curioso y sonriendo.
-Me has usado para castigarlos-dije molesta
-Nada jode más que tú, pensaba que no existía castigo más extremo, hasta que apareciste.-dijo sonriendo.
Por un lado me excitaba como me estaba mirando, pero por otro le odiaba por lo que había hecho.
-Les hice llorar como niños, menudos guerreros, así les habrás enseñado.
Él se inclinó, me agarro de las cadenas y me coloco sobre la cama, boca abajo, para que no viera lo que estaba haciendo.
-¡Adid!, ¡Anás!-grito el
Escuche unos pasos, vi como pude que le entregaron algo, apenas podía moverme.
-¿Podemos quedarnos a mirar?-dijeron ellos.
-Claro-dijo él mientras subía un poco mi vestido
Me estaban viendo las bragas.
Ojalá pudiera estar más cómoda para estar relajada.
Entonces sentí como con una vara me daba el primer azote.
-Uh, le tuvo que doler eso.-dijo uno de ellos
Sentía como me ardía el culo, quemaba muchísimo, no pude quejarme cuando me dio otro cerca del mismo sitio.
-Uh, eso le dejará marca-comentaron ellos.
Hubiera querido saber que sentía en ese momento Nabil, ¿Estaría disfrutando?.
-Parece que ahora no se mueve tanto-se estaban riendo de mí.
Intenté moverme pero otro azote me bloqueó.
-Ufff-se me escapó
-¿Quieres que paré?-me dijo paseando la vara por mi culo.
-No voy a pedir clemencia y menos a alguien como tu.
-No esperaba menos-dijo sonriendo
Entonces me agarró y me bajo a los patios, puso a sus hombres alrededor de mí y me tiró varios cubos de agua fría por encima, mientras los demás se quedaron observando.
-Un buen baño-dijo satisfecho con su trabajo.
No tenía perdón, él sabía que mi coño en el momento de los azotes estaba chorreando, por eso paró. Sabía que para apagar el fuego de ese momento necesitaba hielo y lo consiguió, con las mismas me subió a la habitación y me puso el plato en el suelo, para poder comer.
Estaba goteando mi pelo y mojando la comida… quería probar solo un bocado.
Pero no conseguiría humillarme esa vez.
No pensaba comer.
En su mirada encontré deseo y satisfacción a la vez, no sabía que pasaría en aquel momento. No sabía lo que podía suceder.
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