Tiempo estimado de lectura de 8 a 10 minutos

Mis mejores vacaciones
Escrito por Nenapeke

Mi nombre es Laia, ahora tengo 19 años, pero cuando sucedió esta historia tenía 17.
Hasta que me sucedió esto yo ya había tenido experiencias con chicos, no era una novata en el sexo, se puede decir que empecé muy pronto a interesarme por el tema incluso había un chico que aunque no lo consideraba como mi novio ya había estado con el varias veces.

Bien, yo vivo en Barcelona, pero una vez al año viajo de vacaciones, no muy lejos, pero como dice mi padre por lo menos viajamos.

Ese año yo había protestado mucho ya que quería quedar en mi casa, porque mi relación con mi chico iba muy bien, pero como siempre pasa en estos casos mis padres hicieron caso omiso y me llevaron con ellos, si llegan a saber lo que me iba a suceder y el giro que iba a dar mi vida seguro que me habrían dejado en casa.

Una vez en la ciudad de veraneo nos acomodamos en el piso y empezó mi aburrimiento. Mis padres se daban cuenta de ello, así que hablaron con la vecina del segundo que tenía una hija de mi edad, a ver si ella me animaba un poco.

Así que en ese plan salimos una noche, la verdad es que me sentía como una carga para mi vecina, ya que pensaba que la habían obligado a salir conmigo.

Fuimos a tomar unas copas por ahí, y me di cuenta de que mi vecina era una chica muy maja, además que no desentonaba conmigo, ya que ella también era bastante agraciada, de cara no era nada del otro mundo pero tenía un cuerpo de esos que hacen que los chicos ni siquiera te miren a la cara, llevaba el pelo corto, moreno, en media melena, su piel estaba muy morena ya que iba a la playa casi todos los días, su cuerpo era voluptuoso, de pechos grandes y caderas anchas, eso unido a que casi siempre iba con ropa elástica y muy ajustada hacía imposible que pasase inadvertida entre las demás. Ya bastante animadas las dos y bien avanzada la noche nos fuimos a una discoteca, era una disco pequeña, para mí por lo menos, ya que estoy acostumbrada a las discos de mi ciudad que son bastante grandes.

Fuimos a pedir a la barra y enseguida nos fijamos en tres chicos que nos miraban, nos reímos y comentamos que estaban muy bien, yo la dije que el moreno, el más bajo de los tres estaba muy bueno, que no me importaría conocerlo y ella ni corta ni perezosa dijo que porque no nos animábamos y nos presentábamos. Como yo había bebido bastante no me pareció mala idea, así que nos acercamos y mi vecina le dijo a uno de ellos que si él la presentaba a sus amigos ella le presentaría a su amiga. El chico se empezó a reír, y dijo que de acuerdo, así que nos presentamos.

Aquí empezó todo, cuando mi vecina me presentó a Carles, él era un chico moreno, mediana estatura, y facciones muy marchadas aunque era español tenía un rostro que parecía mejicano, o a mí me dio esa impresión. Vestía con elegancia, pantalón de traje y camiseta gris, ajustada, lo primero que me llamo la atención fueron sus pectorales, parecía que querían salirse de su camiseta, me acuerdo que pensé que se tenía que pasar muchas horas en el gimnasio.

Bueno antes de nada decir que yo esa noche llevaba puesta una minifalda negra, minifalda que tenía que vigilar, ya que era tan ajustada que si me descuidaba se subía a la cintura, completando el conjunto llevaba un top negro, corto también, de tal manera que dejaba muy poco a la imaginación y desnudaba también mi ombligo, mostrando un aro que lo perforaba. A mí me gusta llevar minifaldas o faldas por la rodilla, ya que odio los pantalones, no me parecen nada femeninos, aunque alguna vez me los pongo. Vestía también una chaqueta torera, pero la había dejado en el guardarropa, mis botas eran de media caña y subiendo por encima de ellas mis medias negras, que se acababan un poco antes de que empezase mi falda.

Cuando mi amiga me presento a Carles este descaradamente se quedó mirando mi escote, yo no llevaba sujetador, y él se asomaba a mi escote como queriendo verlo todo, esto me debía de haber ofendido, sin embargo me hice la distraída y deje que mirase cuanto quisiese, después me presentaron a sus dos amigos, pero yo ya no prestaba atención, solo tenía ojos para Carles.

Cuando me dio la mano y me dijo "vamos a bailar" yo le dije que sí, pero me dio la impresión que habría sido inútil decir que no, puesto que él ya me arrastraba hacia la pista. Nos pusimos a bailar en un rincón de la pista, estaba llena, ya dije antes que era una disco pequeña, así que estábamos bailando bastante cerca el uno del otro.
Empezamos a bailar de manera muy sensual, moviendo la cintura y sin dejar de mirarnos a los ojos. Ya no seguíamos el ritmo de la música, teníamos nuestro propio ritmo, nos movíamos uno alrededor del otro dando círculos, meneando las caderas, parecía que un diablo se nos había metido en el cuerpo.

En un momento determinado él me agarró y me acerco a su cuerpo seguimos moviéndonos, esta vez pegados, cuerpo con cuerpo a la vez que me susurraba al oído que tenía una faldita muy bonita. En ese momento me di cuenta de que tenía la falda muy arriba, con los movimientos que había hecho y estando descuidada como estaba, ya que solo pensaba en él, la falda se me había subido y dejaba ver parte de mi tanga negro de encaje, enseguida trate de bajármela, pero el detuvo mi mano y me dijo que así estaba bien, yo le susurre que me daba mucha vergüenza, que mucha gente podía verme, a lo que Carles respondió agarrando mis manos, y llevándolas hacia arriba, de tal manera que rodearon su cuello y así seguimos bailando, dejando que mi mini se subiera cada vez más, enseñando casi todo mi culito, adornado con el tanga, seguro que alegré la noche a muchos chicos, algo había cambiado, yo me sentía Desnuda ante Carles y eso me gustaba, notaba como él también estaba excitado, ya que algo duro que surgía de su pantalón presionaba mi cintura, y como Carles lejos de querer disimularlo me apretaba más contra él, frotándose contra mí, sus manos bajaban por mi espalda, bajando un poco mi falda, lo cual fue un alivio, pues ya estaba muy arriba y parecía que no llevaba nada puesto. Siguió bajando por mi espalda para acabar posándose en mi culito. Yo le besé el cuello mientras él jugaba con sus manos, amasando mi culo, tocándome, apretándolo.

Me abrace más a él y note como se empezaba a mojar mi tanguita, cuando juntaba mis piernas notaba como resbalaban por la humedad que había en mi interior, una de sus manos la paso delante de mí, de tal manera que quedó entre los dos. Al minuto había deslizado su mano por la cintura de mi minifalda y empezó a tocar mi coñito por encima de mi tanga, yo tengo poco pelo en mi coñito, y lo llevo siempre muy arreglado, de tal manera que solo tengo un pequeño triangulo de vello púbico en mi monte de venus, mientras con la otra mano, la que estaba en mi trasero se dedicaba a estirarme del tanga, de tal manera que se me metía en mi rajita, provocando que mis labios mayores se saliesen de mi ropa interior.

Cuando note que su mano se deslizó por un lateral del tanga me creí morir, Carles estaba tocando mi rajita directamente, y no solo eso, sino que se atrevió a meterme uno de sus dedos dentro, lo hizo despacio, al principio apreté mis piernas, no podía creer que me estaban metiendo un dedo en mi coñito en medio de una pista de baile, rodeada por cien personas, pero el apretar mis piernas no sirvió de nada, yo ya estaba muy húmeda y su dedo entro casi sin oposición, empezó a moverlo dentro de mí, no a meterlo y a sacarlo, sino que una vez que su dedo estuvo dentro solo lo movía en mi interior, explorándome entera, me apreté contra su cuerpo y tuve un orgasmo de los más grandes de mi vida, allí delante de todos, en medio de la pista de baile estaba mojando mis braguitas con un desconocido.

Cuando me soltó me baje la falta y todavía estaba mirando alrededor para ver cuantos se habían dado cuenta de mi aventura cuando él llevándome por la cintura me arrastró fuera de la pista y nos dirigimos a los baños, a mí me daba mucha vergüenza aquello, tanta gente mirando como un chico y una chica se metían en el baño de caballeros, pero me animo el hecho de estar fuera de mi casa y que por ello era improbable que alguien me conociese.

Cuando entramos al baño nos metimos en uno de los departamentos, y cerramos con pestillo, casi sin mediar palabra Carles metió su mano entre mis piernas otra vez, y acercándose me dijo "ahora me la vas a chupar golfa" cosa que a mí me enfadó, ya que no me gustaba que me llamase golfa, pero cuando iba a hablar note como sus dedos trabajaban otra vez mi rajita y me quedé sin palabras. Lleve mis manos hacia su bragueta y note lo dura que la tenía, sin pensarlo más baje su cremallera y no tuve que hacer más, porque aquella cosa salió sola de su pantalón y quedo apuntando al cielo, yo le dije que si quería que se la chupase se subiese al retrete, y él dijo que no, que quería que me arrodillase para mamársela, pero el suelo está sucio dije yo, y vaya si lo estaba, parecía que la gente había hecho sus necesidades en el suelo.

La respuesta que obtuve a mi comentario fue que Carles subió mi faldita hasta más arriba de mi cintura, subió mi top de un tirón, descubriendo mis tetas, y viendo lo duros que estaban mis pezones, excitados como nunca, me los pellizcó, los chupó, yo no sabía qué hacer, me apoyé contra la pared y le dejé hacer, de pronto puso sus manos sobre mis hombros y de un empujón casi más que arrodillarme hizo que me calles yo intenté protestar pero nada más hacer esto agarro mi pelo y de un tirón hizo que mi cara quedase mirando la suya a la vez que me colocaba la punta de su polla en mis labios yo notaba su olor, y veía como salía algo de líquido de la punta, resbalando por toda ella, mojándola.

Yo no había tenido tiempo de reaccionar, sólo sentía como la humedad del suelo mojaba mis rodillas y se colaba por mis botas empapando también mis medias, me sentía sucia, pero no entendía porque eso me gustaba, su polla palpitaba en mis labios, me sentía humillada, ultrajada, pero no podía decir nada, simplemente me limite a abrir mi boca, sacar mi lengua y obedecer cuando él me dijo que lamiese su polla. Empecé a hacerlo con mi lengua, despacio, de arriba a abajo y al revés, parándome en sus bolas y lamiéndolas también, metiéndolas en mi boca y una vez dentro jugando con ellas con mi lengua.

De un tirón de pelo él me apartó de su polla y me dijo que abriese bien mi boca, cosa que yo hice al instante, momento en el que el agarro mi cabeza con ambas manos y de un empujón me la metió entera en la boca. Yo había hecho mamadas antes, pero no a una polla tan grande, y mucho menos metiéndola hasta el fondo. Creí que me iba a ahogar, quería gritar pero no podía, la tenía en mi garganta, bien adentro, las lágrimas resbalaban por mis mejillas y no dejaba de mirarle suplicante, pidiendo por favor que acabase con aquello mis manos se agarraron a sus piernas, apretándolas, él me sujetaba firmemente, yo no podía retirar mi cabeza y sacar su polla de mi boca, sin embargo mi cuerpo me traicionaba, ya que notaba como mi entrepierna se humedecía cada vez más, y como mi coñito se contraía una y otra vez.

Entonces Carles me dijo que no me la iba a sacar hasta que sacase mi lengua y lamiese sus bolas, todo ello con aquel mango enorme en la boca claro, al principio cada vez que lo intentaba me daban arcadas y estaba a punto de vomitar, al cabo de un rato que a mí se me hizo eterno lo conseguí por fin, saque mi lengua y lamí lo mejor que pude sus bolas, note como le gustaba esto, ya que su polla se hacía cada vez más grande dentro de mi boca.

Cuando su polla empezó a palpitar y yo pensé que iba a arrojar su leche al fondo de mi garganta me la saco, me puso en pie, a la vez que se apoderaba de mis pechos para chuparlos como un niño pequeño, bajó mi tanga, hasta mis rodillas, metiendo sus manos entre la pared y mi culito hizo que adelantase mis caderas, dejando mi coñito expuesto, con su pie golpeó los míos por el interior, indicándome con ello que abriese mis piernas, cosa que hice. Después de esto acomodo la punta de su polla en la entrada de mi coño y comenzó a penetrarme, lo hizo muy despacio, de tal forma que yo cerré mis ojos y pensé que no iba a acabar nunca de entrar en mí, su enorme tranca resbalaba y se introducía en mi coño, por un momento pensé que me iba a traspasar.

Cuando acabo de metérmela el dejo un rato dentro entera, enorme, dilatándome. Cuando estimo oportuno que ya estaba bien acomodada empezó el movimiento inverso, durante el cual yo pensé que me estaba arrancando una parte de mi cuerpo, empezó a entrar y a salir de mí a un ritmo que me pareció muy rápido, entraba y salía de mí con mucha rapidez, estiro mi tanga y lo saco por una pierna, dejándomelo en el tobillo de la otra, agarro entonces una de mis piernas y la subió, quedando mi rodilla a la altura de sus caderas, entonces empezó a empujar fuerte, a aumentar el ritmo de sus embestidas, yo solo tenía un pie apoyado en el suelo y cada vez que se metía dentro de mí me levantaba del suelo, para luego salir e posarme otra vez en él, el ritmo era muy rápido, el Jadeaba, yo casi gritaba, Carles pasó una de sus manos atrás y humedeciendo sus dedos con nuestros jugos metió uno de ellos en mi ano, moviéndola como antes lo había hecho en mi coñito lo que me provocó otro orgasmo, antes en la pista había tenido uno que me pareció maravilloso, pero el que tuve en el baño de caballeros fue el mejor de mi vida hasta ese momento, creo que si no llega a estar Carles aguantándome habría caído al suelo desmayada, a la vez que yo estallaba en mi orgasmo Carles me inundaba, me di cuenta entonces de que no habíamos usado preservativo, pero en ese momento no pude parar, note como me llenaba, como metía su leche dentro de mí y no solo eso, sino que también note como rebosaba de mi coñito y resbalaba por mis muslos.

Carles siguió metiéndola y sacándola de mi rajita, ahora lubricada por su leche y mis flujos. Cuando su erección había desaparecido completamente me la sacó, retirando la única cosa que impedía que su leche saliese de mi cuerpo, entonces pude comprobar que su polla había descargado una gran cantidad de semen, ya que parecía que nunca acababa de salir todo. Mientras cubría mis pechos con el top y me besaba agarro mi tanga, sacándolo completamente, cuando lo tuvo en sus manos se apartó de mí y mientras yo bajaba mi falda Carles se limpiaba la polla con mis braguitas, después me miro sonriendo, metió una de sus manos entre mis muslos, recogiendo parte de la leche que se estaba derramando, se miró la mano y mientras me dijo que lo había pasado bien conmigo me hizo limpiar sus dedos con mi boca. Cuando saco sus dedos de mi boca se limpió la polla con mi tanga, acto seguido me hizo abrirme de piernas y el mismo me limpio con mis braguitas mi entrepierna, rozando mi clítoris y provocando que me excitase otra vez. Cuando acabo de limpiarme se guardó mi tanga en el bolsillo y me sonrió de nuevo. Yo le devolví la sonrisa y nos besamos, me dio la mano y volvimos a la discoteca.

Pasó el resto de la noche conmigo, y ni que decir tiene que mi vecina (que también se había divertido con uno de los chicos) estuvo preguntándome que había pasado, cosa que yo le conté a mi manera, sin decirlo todo.

Estos fueron los mejores 15 días de vacaciones de mi vida.
Ya nunca volveré a negarme a ir de vacaciones con mis padres.


Licencia de Creative Commons

Mis mejores vacaciones es un relato escrito por Nenapeke publicado el 06-01-2021 00:00:34 y bajo licencia de Creative Commons.

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Comentarios  
Lissa
+5 #2 Lissa 22-01-2021 00:06
entrañables vacaciones hahahaha
Ronda
+8 #1 Ronda 20-01-2021 15:38
Entrañable y fácil de leer. que bonito es pensar en algo asi
PARTICIPA!! Escribe tu opinión

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