Tiempo estimado de lectura de 5 a 6 minutos

Luna de Miel en Kenia-Maldivas III
Escrito por Amocalabozo

CAPITULO III
FRANCESCO ¿FOLLADOR O AMANTE?
Francesco estaba con una fregona, recogiendo lo que quedaba de vómitos en el suelo. También podía haber empezado por ahí pensé yo.
“Túmbate en la cama”, me dijo.
Vaya yo pensé que aquello ya se había acabado, pero estaba claro que no.
Me tumbe en la cama como dijo Francesco.
Se aproximó a la cama, se sentó a mi lado, me apartó el pelo que cubría mi cara, y empezó a morrearme.
Era un morreo, tierno, suave, delicado, como pueden hacerlo dos amantes. Yo al principio me mostraba reticente, pero al ver que, de verdad, estaba siendo tierno, le respondí el morreo.
Empezó a acariciarme todo el cuerpo con las manos, suave, tierno, sin ningún rastro del Francesco violento de hacía unos minutos. Me empezó a besar, por todo el cuerpo, en especial, se entretuvo en mi cuello, los pezones, el pubis, ….
Empezó a besarme los labios vaginales, más bien las ingles, los besaba y los pasaba la lengua, yo empezaba a estremecerme, más aún cuando con la misma lengua, me fue separando los labios, y llegó al clítoris, la vagina, incluso el ano.
Ahora sí, después de aquel preámbulo, podríamos decir que violento, yo estaba en la gloria. Volvió a subir con su boca por mi cuerpo hasta llegar a mi cara, que empezó a besar de nuevo, notaba su polla de nuevo erecta en las proximidades de mi coño.
Empezó a frotarla con él, por el clítoris, la vagina, el ano. una y otra vez, yo suspiraba, jadeaba, deseaba que me la metiera, pero él seguía con su juego. También supongo que esperaba que su polla se recuperara del todo.
Cuando lo hizo, y sin dejar de morrearme, me empezó a meter la polla. Se detuvo. Dejo de morrearme,
“Puedo?”, preguntó.
“Debes, por favor”, le dije.
Ahora sí, note como toda su polla entraba en mí. A pelo, sin condón, no me importaba, tenía puesto el DIU, y seguro que él estaba sano.
Empezó a follarme despacio, con mino, como queriendo descubrir con su polla cada rincón de mi vagina.
"Amore, no me dejes nunca quédate conmigo, seré tu esclavo sexual, haré lo que me pidas", me decía.
Yo no entendía nada, lo único que sabía es que estaba en la gloria, que las mismas estrellas que había visto antes con el bofetón, las veía ahora pero mucho más relucientes.
Nunca me había sentido así, tan cómoda, tan acoplada a un hombre, parecía que llevábamos años haciendo el amor juntos, porque aquello había dejado de ser sexo, de ser un polvo, estábamos haciendo el amor.
"Mi diosa, ¿puedo correrme dentro de ti?" me preguntó.
"Lo deseo", le susurrar al oído.
Empezó a acelerar el ritmo de las penetraciones, con finura, con cariño, Amore, Amore, Amore, me decía.
Yo no es que estuviera a punto es que me estaba conteniendo para correrme con él.
Nos fundimos en un profundo beso, y nos corrimos, aunque al hacerlo dejamos de besarnos y cada uno expresó el orgasmo a su manera. Yo, particularmente, le puse perdidita la sábana.
15 minutos después, aún seguíamos fundidos en un beso, aún con la polla dentro y gozando cada movimiento que hacíamos.
Al rato, Francesco empezó otra vez a moverse haciendo que su polla otra vez dura recorrerá nuevamente mi vagina.
"Ahora manejo yo", le dije girándonos sobre nosotros mismos de forma que el quedara abajo y yo arriba. Me incorporé quedando sentada sobre su polla. Llevaba fácil 40 minutos dentro de mí, sin salir un instante. Apoyé mis manos en sus hombros y empecé a moverme sobre él, haciendo círculos con mis caderas, subiendo y bajando un poquito.
A cada poco me inclinaba sobre él y morreábamos un rato.
Aquello era la leche, yo tampoco quería despegarme de él. No sé lo que Francesco se habría tomado con el combinado, pero su polla prácticamente no dejaba de estar dura.
No sabía que hora era. La verdad es que tampoco me importaba, hubiera estado así toda la vida.
Una amiga me había hablado de la capacidad de mover los músculos vaginales para aumentar el placer que le dabas al chico, ya que tu coño actuaba cómo una ordeñadora.
Yo, por curiosidad, lo había probado en casa, sola, con mi consolador, y si es cierto que algo conseguía apretar el consolador, pero me era imposible practicarlo con Álvaro, se corría siempre antes de poder probarlo.
Está era mi ocasión, la polla de Francesco aguantaría el masaje, y empecé a practicarlo.
Francesco puso cara de sorpresa al notar mis primeras contracciones vaginales.
"OHHHH!!!, mía reina, que me haces?, me torturas con tu celestial coño", me decía mientras se agarraba a mis pezones como si tuviera miedo a caerse.
Yo estaba prácticamente en un orgasmo continuo, y aquel ejercicio no hacía otra cosa que incrementarlo.
Empecé a jadear como una loca, mientras cabalgaba su polla con ganas. Veía la cara de Francesco que me hacía muecas con los labios para que morreara con él.
Me incliné para hacerlo y él me abrazó por la espalda y empezó a follarme otra vez con ganas y ritmo.
Al poco rato empezó a gruñir con fuerza y se corrió.
"Me vas a matar, princesa, me vas a dejar más seco que una pasa, sigue follándome mi reina", me decía.
Aquellas adulaciones incrementaban aún más si cabe mi excitación.
Al poco, volví a correrme entre gritos hasta la fecha desconocidos para mí, y con otro potente chorro sobre Francesco.
Yo ya estaba exhausta. Me tumbé al lado de Francesco, dejando desprotegido mi culo. No le pasó desapercibido a Francesco que se puso encima mío, metiéndome la polla, igual de gorda y dura que al principio, por mi aún dolorido culo.
"De verdad, amor, no puedo más, estoy agotada", le dije.
"Amore, déjate hacer", me dijo poniendo su cara frente a la mía, y fundiéndonos, nuevamente en un apasionado morreo.
Francesco solo mantenía toda su polla dentro de mi culo. No sé movía. Solo estaba acoplado.
Los morreos y su polla en mi culo, era motivo más que suficiente para seguir manteniéndome como una moto.
Intenté llevar mi mano al coño, pero Francesco me lo impidió.
"Aprende a disfrutar solo de tu ano, Amore", me dijo.
No sabía muy bien que es lo que quería Francesco, pero efectivamente olvidé la mano, y empecé a apretar los músculos anales todo lo que podía, rítmicamente, a la vez que continuaba os con el morreo.
Debía de tener ya los labios como las negras de hinchados.
En esa posición a mí me era imposible moverme al margen de las contracciones anales, así es que si Francesco quería algo más tenía que ser él el que se moviera.
Y aunque lentamente, al notar la presión de mi ano, empezó a subir y bajar su cadera haciendo que su polla se moviera en mi ano.
"Amore, Amore, Amore”, decía mientras me morreaba y me enculaba. Empezó con los gruñidos y se corrió.
Yo, no podía correrme más, yo creo que estaba deshidratada, entre el sudor, el flujo, y los chorros que había soltado.
“Bufff, estoy muerta”, le dije a Francesco.
“Es normal, Amore, después de 4 horas haciendo el amor”, me respondió.
“No jodas, ¿4 horas?, ¿que hora es?”, pregunté asustada.
“Las nueve princesa”, me dijo.
“Por Dios, mi marido me estará buscando por todo el hotel. Soy una irresponsable”, le dije, mientras me apuraba por lavarme un poco y ponerme el bikini, para salir escopeteada de allí.
“Claro, te entiendo, ve. ¿Nos vemos mañana?, me preguntó.
“No, no Francesco, no podemos repetir esto. Estoy casada, mi marido puede buscarme en cualquier momento, y no puedo estar desaparecida. ¿Lo entiendes verdad?, le dije.
“Lo entiendo, Amor, pero entiéndeme tú, yo te quiero. Quiero estar contigo todo el tiempo, tu marido tendrá toda la vida, yo solo un par de días o tres, Mira toma”, me dijo sacando de una bolsa un dossier.
“Eso es de una actividad que hicimos el mes pasado, pero tu marido no lo sabe. Puedes decirle que te has apuntado a ella, y por eso tienes ocupadas las tardes”, me dijo.
“Vaya, muchas gracias. Estas en todo, pero en serio, no podemos repetir. ¿Que pasará sino cuando vuelva yo a Madrid?, donde pasaré las tardes?, le dije angustiada.
“No te insisto, Amore, tu piénsatelo. Si te decides, aquí estaré”, me dijo despidiéndome con otro breve morreo.
De camino para el hotel, me preguntaba a mí misma como había sido capaz de hacer lo que había hecho.








CONTINUARA



Licencia de Creative Commons

Luna de Miel en Kenia-Maldivas III es un relato escrito por Amocalabozo publicado el 09-06-2022 20:51:17 y bajo licencia de Creative Commons.

Ver todos los relatos de Amocalabozo

 

 

49 No me gusta0
PARTICIPA!! Escribe tu opinión

MÁS RELATOS

 Una noche de placer contigo (2)
 Escrito por Pandora

 Mi secretaria
 Escrito por Slave

 Políticamente incorrecto 1
 Escrito por Wilmorgan

 Vacaciones para cuatro 2
 Escrito por Wilmorgan



   ACCESO USUARIOS

   
   
   
   BÚSQUEDA AVANZADA