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La esposa III
Escrito por Lena

El trayecto hacia su casa fue más lento de lo habitual. Sentía temor de lo que iba a pasar, de lo que le esperaba allí. Probablemente se dirigía a lo que sería su divorcio. No podía dejar de pensar en lo que había ocurrido, en lo que había hecho con ella, con Vanesa.

- Hola cariño. que cara de cansancio llevas. Creo que no deberías esforzarte tanto en el gimnasio. Te he preparado la cena: Un plato de pasta, pensando que es lo que más te conviene para recuperar fuerzas antes de ir a cenar.

- Siéntate amor

No podía mirarle a los ojos. Sus manos temblaban: Sentados uno frente al otro, en aquella mesa, preparada con sumo esmero.

- ¿Qué te pasa cariño? ¿Problemas en el trabajo?

- No…No. Solo es cansancio.

- Marta, sabes que no me gustan las mentiras entre nosotros. Debo contarte algo que ha pasado, que he hecho esta tarde. Espero que me comprendas.

- ¿Esta tarde?

Sí esta tarde. No sé muy bien como contártelo ni cómo te lo vas a tomar, Llevamos catorce años de casados, felizmente casados, pero los hombres…Bueno, a veces tenemos, no sé cómo decirlo, la necesidad de hacer cosas que nunca haríamos a nuestra esposa.
Carlos me habló de una mujer, de una prostituta y no he podido vencer la tentación de ir con ella. ¿Me comprendes verdad?

- Sí…Sí…Pero no pensaba que tú…Estas pobres mujeres explotadas por proxenetas…por mafias.

- A no. Si fuese así no habría ido. Es un caso totalmente distinto. Es una mujer casada que lo hace por vicio más que por dinero. Sabía que ella también disfrutaba con ello. Con prostituirse. Por lo visto solo lo hace dos veces por semana.

- Vaya. ¿Y su esposo está al corriente?

- No. Que va.

- Pero yo… ¿No te satisfago? Puedes pedirme cosas si las necesitas…

- Por dios, nunca te trataría como la he tratado a ella. Nunca.

- Dime una cosa. ¿Te ha gustado? ¿Te ha gustado como para volver con ella?

- La verdad es que sí…

- Te comprendo… pero no puedo dejar de sentir algo de celos. Seguro que es más joven y guapa que yo y encima ha disfrutado contigo No me dejarás por ella. ¿Verdad?

- ¿Cómo se te ocurre esto amor? No es más que una viciosa, nunca te dejaría, ni por ella ni por nadie. Además, disfruta con todos los clientes. Es una perra sumisa y disculpa el lenguaje.

- No. No me importa que la llames así, esto me hace ver mejor lo que puede representar para ti. De todas formas, es un vicio, por llamarlo de alguna manera, que nos saldrá caro. No debe ser barata imagino.

- No temas por esto, le he propuesto un trato: Yo cuidaría de que, si alguien la reconoce, como es el caso de Carlos, que conoce a su esposo, guardase silencio, a cambio ella me daría la mitad de sus ganancias. Esta misma noche me tiene que mandar un mensaje, en el caso de que lo acepte.

- No pensaba que tu fuese tan…

- ¿Tan qué?

- Tan hombre.

- ¿Te molesta que lo sea?

- No, al contrario. Pero me da miedo que te metas en un lío por esta mujer.

- No temas. Sé ser convincente con la palabra. Bien que he convencido a Carlos de que guarde silencio.

- ¿Ha estado con ella?

- No. Pero seguro que lo hará cuando le cuente lo que llega a aceptar. Por cierto, ni es más joven que tú ni más bonita.

Le dijo que se fuera a descansar, que él recogería la mesa.
Aún que esperaba lo que ocurrió, estuvo contento de comprobar que era así.

- Mira, amor, ya me ha mandado el mensaje ¿Quieres que te lo lea?

- Sí tú quieres…pero acuéstate a mi lado. Por favor

Estaba tumbada de lado en la cama, desnuda, solo llevaba sus bragas, medio cubierta por las sábanas. Juan se acostó a su lado, antes de leer aquel mensaje: “No tendrá ninguna queja de mí, señor. Me pongo bajo su protección besando sus pies. Vuelva pronto por favor, señor”

- ¿Besando sus pies? Espero que no se enamore de ti, si es que aún no lo está.

- Un día le haré hacer la calle para que tenga claro que es para mí.

- Sí, mi amor, hazlo, aunque no le guste. Que nuestra puta tenga presente que no es más que esto.

- Si no hubiese sido yo, tarde o temprano hubiera sido cualquier otro.

- Si mi amor

Aquella noche, a pesar del cansancio acumulado por los dos, hicieron el amor. Cuando Juan se durmió a su lado Marta no pudo evitar llorar, sin saber si lo hacía, por tristeza o por alergia.


Licencia de Creative Commons

La esposa III es un relato escrito por Lena publicado el 24-06-2022 21:53:46 y bajo licencia de Creative Commons.

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Comentarios  
Lidddia
+1 #1 Lidddia 25-06-2022 15:26
Una serie genial. Llena de sentimiento y contradicciones entre ambos. Espero ansiosa la continuación
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