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La abuela sádica.Historia de dolor. CAP 5
Escrito por sumisso

CAPITULO V: SU ESCLAVO “ COMEMIERDA “ .

Mi misión con todos mis vecinos de edad avanzada comenzó a la perfección, mejor de lo que pensaba. Disfrutaba mucho con ellos, ayudándoles en todo cuando necesitaban y escuchando sus historias conmovedoras. Podía pasar largas horas escuchando las historias que habían vivido aquellos vecinos, tiernas y conmovedoras, me dejaban una gran tranquilidad interior.
Comprendí que era necesario que les robase, era el destino. Si no les hubiese robado, nunca les hubiese conocido de aquella manera, nunca habría intentado compensar el daño que les había provocado. Nunca habría conocido a MistressPain, aquella mujer que ocupaba el primer puesto en mi corazón, se había convertido en alguien indispensable para mí. Adoraba y amaba a la vieja Y sádica MistressPain, nunca se lo diría, lo llevaría siempre en secreto pero ocupaba un lugar especial en mi corazón.
Las visitas a casa de mi dueña se repetían cada cierto tiempo. Ella fijaba el día que debía acudir a su casa. Dejaba en mi buzón una nota con el día y hora que debía de acudir. Nunca falté a su encuentro. Me había convertido en un verdadero masoquista, podía aguantar interminables azotainas llenas de correazos y latigazos. Podía aguantar sus pinzas metálicas tan dolorosas, podía aguantar como me penetraba con su arnés de forma interminable.
Aunque había algo que no aguantaba y aquello enojó mucho a mi señora. MistressPain decidió que debía de ser mucho más dura conmigo y enseñarme una lección para que aprendiese mi asignatura pendiente. No toleraba la desobediencia y en ese aspecto siempre la desobedecía, era hora de poner remedio a ese asunto que pronto descubriréis.
Llamé a la puerta de mi señora. Me recibió como siempre y me invitó a pasar a su hogar. Estaba dispuesta a seguirla como de costumbre hasta el sótano donde me encerraba y me sometía a sus antojos. Me dispuse a ir al sótano pero la señora me detuvo:

- Hoy no vamos a bajar al sótano. Te voy a enseñar una lección, he sido demasiado permisiva contigo, pero hoy se va a terminar – La señora me condujo hasta otra puerta de su casa. Abrió una nueva puerta y me condujo hasta el baño de su casa. ¿Que hacíamos en su baño? Al entrar comprobé que era un baño normal a excepción de una silla grande situada en todo el centro de la habitación.

Mi señora me ordenó sentarme en la silla. Obedecí y me senté en la silla que tenía un respaldo alto lleno de barrotes de madera. Sacó sus esposas metálicas y esposó mis manos a la espalda contra la parte trasera de la silla. Se aseguró de cerrar fuertemente las esposas, nunca me acostumbraría al dolor de sus esposas en mis manos. Me ató cada pie con una cuerda a las patas de la silla. Mi abdomen lo ató y rodeó con otra cuerda a la parte posterior de la silla. Estaba atado por completo a aquella silla, no podría levantarme ni moverme de ella. Fue el momento en que me indicó cual iba a ser mi nuevo castigo, hoy iba a superar mi asignatura pendiente.
En un lado del baño había un taburete y algo sobre el tapado con una toalla que no permitía ver que ocultaba. Destapó la toalla y contemplé como bajo la tela había un orinal de plástico repleto de sobras trituras y un abre-bocas metálico. Rápidamente deduje cual iba a ser mi castigo. La vieja señora cerró la puerta del baño y agarró sus enormes guantes industriales de goma que había dejado en su baño estratégicamente. Empezó a enfundarse los guantes de goma mientras me miraba fijamente.

- No, No señora, se lo que sucede… pero no lo haga… eso no…. – Suplique. Sabía perfectamente que iba a darme de comer sus sobras y la comida no iba a ser de mi agrado ya que llevarían su aderezo sacado de su cuerpo. Sus heces. La había desobedecido en varias ocasiones en ese aspecto.

- No, nooo , no volveré a desobedecer – Traté de suplicar. Aquello solo produjo que recibiese dos bofetones terribles de izquierda a derecha con su mano enguantada. La señora acalló mis suplicas con sus bofetadas y agarró el abre- bocas metálico.

- Abre bien la boca.- me ordenó mientras colocaba el abre- bocas metálico. Aquel utensilio mantenía mi boca completamente abierta sin poder cerrarla.

- He sido demasiado permisiva contigo pero hoy se va a terminar. Te he dicho muchas veces que si desobedeces serás castigado y me has desobedecido en múltiples ocasiones, has rehusado mis sobras faltándome al respeto. Mereces un castigo ejemplar que nunca olvides. – La señora agarró un delantal grande de plástico y comenzó a colocarlo sobre su enorme y voluptuoso cuerpo para no mancharse. Ató el cordón del delantal a su cintura mientras continuó hablándome.

- Voy a explicarte tu castigo, escúchame atentamente. Durante los próximos 7 días vendrás a mi casa a esta misma hora. Entraras al baño y te ataré como ahora mismo. Tendré preparado un suculento orinal de sobras mezclado con mi mierda. Tragaras hasta la última gota sin rechistar con mis guantes y el abre bocas. Te desataré y te marcharas. Al día siguiente vendrás de nuevo y volverás a sentarte en esta silla. Volveré a darte de comer lo que te mereces…. Tu castigo durará una semana. Te prometo que aprenderás la lección, la próxima vez que te ordene que lo comas lo haras… sino… quizás no sea una semana tu castigo y sean dos. Aprenderás a obedecerme. – Sentenció enfurecida la señora indicándome mi castigo. ¿una semana entera? Fue lo primero que pensó mi mente, era demasiado, pero sus castigos eran terriblemente duros. Era realmente cruel mi señora.

La señora dejó el orinal repleto de sobras en el suelo y se sentó sobre él. Levanto su delantal de plástico y bajó sus bragas, pude observar su gigantesco cuerpo, sus grandes muslos y piernas enfundadas en unas botas marrones muy grandes que acostumbraba a usar. Comenzó a defecar dentro del orinal de plástico bajo mi atenta mirada. Ella era quien debía de sentir vergüenza al yo observarla, pero era lo contrario, me sentía humillado por la situación. Su culo grande y carnoso comenzó a defecar de forma continua sin parar. La señora tenía un gran apetito y comía mucho, descargó todo lo acumulado en su interior. El orinal quedó repleto de restos de comida y heces. Metió su mano enguantada y empezó a mover todo de un lado a otro despedazándolo.

Agarró el orinal de plástico y colocandolo sobre la superficie del taburete. Metió su mano enguantada nuevamente y agarró un gran trozo de aquella detestable comida entre la palma de su guante negro . Metió su guante en mi boca y sin ninguna resistencia debido al abre bocas lo dejó en el interior de la boca. Dejó dos dedos dentro de mi boca impidiendo pudiese escupirlo. Me negaba a tragar, era detestable.
- Vas a tragar, por las malas será peor – La señora cerró mi nariz con su otra mano enguantada mientras su otro guante empujaba. No tuve más remedio que tragar. Tras terminar agarró otro nuevo pedazo de comida. Volvió a introducirlo en mi boca y me cerró nuevamente la nariz. La crueldad de la señora no tenía límites, por eso me había enamorado de ella con toda mi alma.
Quedaba muy poco para terminar todo el orinal de plástico, estaba completamente empachado. La señora observó mi saciedad:
- Vas a tragar todo, si vomitas tendremos que empezar de nuevo, lo recogeré y empezaremos. Sería una lástima tener que volver a empezar… pero… te aseguro que lo haré- . me recriminó furiosa.
Una vez más cumplió su objetivo la señora. Me castigó y humilló a su antojo. Tras terminar de comer todo, hasta la última migaja la señora se quitó su delantal de plástico y lo dejó colgado en una percha. Lavó sus guantes bajo el agua del grifo y los dejó colgados para que secasen.

- Muy bien, mañana a la misma hora. Tu castigo será una semana. Por cierto… esta noche he quedado con unas amigas, cuando nos juntamos comemos y bebemos mucho, mañana tu ración será mucho más grande. Y adivina…. La comerás sin rechistar, ya me has hecho enfadar demasiado. No quiero malgastar mi tiempo contigo aquí en el baño. Mañana si te atreves a escupirlo lo meteré en tu boca y lo precintaré con cinta americana, ¿no crees que sea capaz?, compruébalo y desobedece. – Me recriminó la señora amenazándome de una manera muy dura si volvía a desobedecerla.
Muy a mi pesar puedo indicaros que al día siguiente introdujo una enorme cantidad de sobras repletas de su mierda en mi boca. No pensé en las consecuencias y escupí todo al suelo. Gran error, no debí hacerlo. Es una de las pocas veces que vi a la señora sonreír. Se detuvo salió del baño y regresó al instante con el rollo de cinta americana en su mano.
- No me tomas en serio, ¿verdad? … siempre cumplo lo que prometo. Lo vas a comprobar – Me gritó de forma autoritaria.
Tiró del extremo de su guante ajustándolo a sus dedos y agarró de nuevo un pedazo enorme de comida acercándolo a mi boca. Mi boca quedó repleta de los restos de sus sobras y de su mierda.
- Esta ha sido la última vez que lo escupes, no permitiré que lo vuelvas a hacer– Quitó el abre bocas de mi mandíbula y agarró el rollo de cinta americana. Envolvió mi boca con cinta y dejó todo dentro de mi boca sin darme opción a escupirlo.

- Voy a indicarte cómo va a ser a partir de ahora. En diez minutos regresaré y tú abras tragado todo, volveré a introducir más comida y volveré a sellar tu boca con cinta. Si destapo la cinta y descubro que no has tragado todo…. Será una tanda de 20 latigazos con el Sjambok. Cada vez que regresé y al quitar la cinta observe que no has tragado todo se irán acumulando tandas de Sjambok. Cuando comas todo bajaremos al sótano y recibirás todas y cada uno de los latigazos que añadas a tu lista – Su idea de castigo era terrible y cruel.
Se marchó del baño dejándome allí atado a la silla con la boca precintada y llena de su comida repugnante. No tuve más remedio que tragar. A su regreso quedó satisfecha y volvió a repetir el proceso. Era muy grande el orinal y sus desechos, ya no podía tragar. La siguiente vez comprobó que aún quedaba comida en mi boca. Volvió a cerrar mi boca con la cinta y me advirtió que acumulaba 20 azotes de su látigo.

Su castigo era muy humillante y difícil de digerir. Llevaba mucho tiempo encerrado en el baño con la cinta y la boca repleta de sobras y su mierda. Llevaba un número considerable de azotes acumulados en la lista,cada vez eran más. Deseaba que su amenaza no fuera cierta, pero siempre cumplía lo prometido.

En el baño había una ventana cerrada con una cortina que impedía ver el exterior. Escuchaba a la señora en el jardín. No podía observarla, me hubiese encantado poder verla con sus guantes y delantal en el jardín. Escuché como entablaba una pequeña conversación con uno de sus vecinos. Su vecino se extrañaría de verla vestida con delantal y guantes industriales, pero la señora respondió de forma inteligente y llena de metáforas.

- Estoy desatascando una tubería, se resiste… pero pronto quedará desatrancada te lo aseguro - . La señora regresó de nuevo al baño, comprobó que no había tragado, era muy difícil para mí. Volvió a cerrar la cinta americana.

- Otros 20 latigazos, Llevas acumulado un gran número de latigazos, esta noche voy a divertirme mucho contigo. Va a ser una noche muy larga para ti. Es necesario que salga a comprar un nuevo rollo de cinta americana porque tendré que amordazarte de una forma muy especial, vas a llorar y mucho y no voy a tolerar que emitas el más leve grito . – La señora volvió a cerrar la puerta del baño y se marchó de nuevo dejándome allí encerrado con su comida en la boca.

Finalmente terminé de tragar todo, fue una tarde muy larga. Mi señora regresó de nuevo, era cierto, había comprado más rollos de cinta americana.
- Hoy me has vuelto a hacer enfadar y desobedecer….. el día de hoy no cuenta… tu castigo sigue siendo de una semana sin contar el día de hoy. Mañana te esforzaras más o de lo contrario podemos estar así semanas hasta que obedezcas. – Me desató de la silla, me levanté y me dispuse a marcharme de su casa.

- Ohhhh , ¿ dónde vas tan rápido ? Ahora bajaremos al sótano a recibir tus azotes acumulados. 150 latigazos acumulados…. Ohhhh va a ser una noche muy larga para ti…. – Me sujetó con fuerza de la muñeca entre su mano enguantada con enorme fuerza y bajamos juntos al sótano, ahhhhgg me agarraba con gran dureza con su guante , tenía una gran fuerza mi señora. Aquella azotaina sería más dura que la anterior con su Sjambok. Tal como me indicó podría incrementar la dureza de sus castigos una y otra vez, todo iba a depender de mí y no iba por el buen camino. Esa noche iba a llorar y mucho.

Desde ese día me convertí en su esclavo comemierda. Ahora era un esclavo perfecto para la señora.

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La abuela sádica.Historia de dolor. CAP 5 es un relato escrito por sumisso publicado el 10-10-2023 13:10:54 y bajo licencia de Creative Commons.

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