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La abuela sádica.Historia de dolor. CAP 2
Escrito por sumisso

CAPITULO II: EL INFIERNO DE MISTRESSPAIN.

No debí de entrar en aquella casa. Mi cabeza no paraba de pensar en mi gran equivocación. Me guie por las apariencias, una pobre señora mayor voluptuosa grande y gorda y resultó ser una dominatriz sádica infinitamente más inteligente que yo. Llevaba horas encerrado en el sótano, la señora no había regresado. Se fue a descansar y se olvidó de mí por completo. No tenía más remedio que esperar, no podía hacer nada para evitarlo. Desconozco el tiempo que transcurrió, si dos horas, quizás tres….Esperaba inmovilizado y sin poder articular palabra alguna. Pero finalmente se abrió la puerta del sótano de nuevo.
Apareció en la puerta la vieja MistressPain, se adentró en el sótano y cerró la puerta con llave nuevamente desde el interior. No dirigió su palabra hacia mí, fue directa hacia sus guantes de goma y se los enfundó de nuevo en sus grandes brazos carnosos. La goma rechinaba y rechinaba mientras introducía su mano y dedos dentro de los guantes. Me producía nerviosismo escuchar la goma rechinando según entraba su brazo en los guantes.
- ¿ Has recapacitado sobre tu comportamiento ?. Espero que estés aprendiendo la lección, no obstante yo voy a recordártela. – Me recriminó la señora Pain terminado de ajustarse sus guantes gruesos. Deseaba que me quitase las pinzas que tanto tiempo llevaban mordiendo mis pezones, pero la señora no tenía intención alguna de hacerlo y no podía suplicarla . Se acercó a mí por detrás del banco donde me encontraba inmovilizado y sentí su guante frio agarrando mis testículos.

- ¿Te crees muy hombre robando y destrozando la vida a los demás, verdad?, pues no eres más que un estúpido. – Noté como su mano enguantada empezó a estrujar mis testículos y retorcerlos a la vez. Sentí un dolor indescriptible, me estaba aplastando los huevos sin piedad con su mano enguantada. Bufffff creía que me quedaba sin testículos. Detuvo la presión de nuevo y continuó de nuevo recriminado mi comportamiento. De nuevo noté como volvió a estrujar mis testículos y retorcerlos como un mero trapo mojado para escurrirlo. Bufffffffffff el dolor era muy fuerte, deseaba soltase la presión de su mano entre mis huevos, pero aquello no sucedía.

Retorció mis testículos una y otra vez, parecían que iban a reventar entre su guante. Utilizó la fuerza de su brazo y el dolor era indescriptible. Terminó por atarme los testículos con una pequeña cuerda y el extremo lo ancló a una de las barras metálicas del banco de castigo, manteniendo bien estirados mis testículos. Agarró de su armario una fina vara de madera y se acercó de nuevo a mí. Desconocía que pretendía, pero pronto lo averigüe tras azotarme con la vara en mis testículos. El dolor era muy fuerte, una y otra vez me azotaba con la vara de madera en los huevos provocándome un gran dolor. No iba a poder andar en una buena temporada, el simple roce de mis testículos me provocaría un dolor terrible. La vara de madera dejó marcados mis testículos.

El castigo de la señora Pain no había terminado, se colocó frente a mí. Observé como su mano se dirigía a mi cabello, en mi interior deseaba que no me tirase del pelo, era terriblemente bruta haciéndolo, pero lo hizo. Levantó mi rostro sujeto por mi pelo entre su mano enguantada. Era muy bruta tirando del pelo sin piedad.

- No te mereces nada más que bofetadas, tu cara me provoca ganas de abofetearte una y otra vez – De pronto mientras sujetaba mi rostro por el cabello, su otra mano se estrelló con dureza en mi cara. Me propinó una bofetada que literalmente vi las estrellas. Comenzó a abofetearme una y otra vez, de derecha a izquierda con su mano enguantada. La goma gruesa de su guante chocaba en mi cara una y otra vez sin piedad. Los guantes eran de tipo industrial y llevaban pequeño granulados rugosos para la sujeción en la palma de la mano y al chocar su guante en mi cara me producía un fuerte escozor. Pronto comencé de nuevo a llorar, era humillante su castigo. La señora no se detuvo, me abofeteó una y otra vez hasta dejarme la cara colorada y las marcas granuladas del guante en mi rostro. Aborrecía su guante chocando en mi cara una y otra vez .

La señora volvió a encaminarse de nuevo a la puerta de salida, pretendía de nuevo dejarme allí encerrado. Era su muñeco al cual castigaba cuando quería y después de marchaba. Volvió a quitarse los guantes y antes de cerrar la puerta me habló duramente.
- Llora cuanto quieras, me da igual, ya te lo he dicho. Vas a pagar por todo el daño que has producido. Cuando regrese continuaré tu castigo, te dejaré sin lágrimas si es necesario. – Cerró la puerta y se marchó de nuevo dejándome una vez más solo en aquel lúgubre sótano.

Mi situación había empeorado ahora además de mi culo y los pezones, tenía un fuerte dolor en los testículos y en mi rostro. Cada vez me dolían más partes del cuerpo. Recapacité de nuevo sobre mi comportamiento estando encerrado en el sótano de la señora Pain. Empezaba a comprender todo el daño que había causado a todas aquellas personas amables conmigo. Mi forma de agradecerlas su simpatía y acogida era robándolas sus más preciados recuerdos. Empezaba a darme cuenta que me merecía todo lo que me estaba sucediendo.
Tras varias horas de nuevo encerrado en el sótano sobre el caballete metálico, se abrió la puerta de nuevo. Entró de nuevo MistressPain, aquella señora siempre llevaba el rostro serio, nunca sonreía. Entró en el sótano agarrando una cazuela de metal entre sus manos. Destapó la cazuela frente a mí y me mostró su interior. Estaba llena de sobras de comida. La verdad que no tenía un buen aspecto, eran sobras de toda clase de alimentos mezclados. descubrí que estaban triturados pasados por una máquina . Eran las sobras de la señora, las había introducido en la trituradora y las había servido en una cazuela especialmente para mí. El color marrón y la textura pastosa le conferían un aspecto desagradable.
- Estarás hambriento, llevas ya varias horas aquí. Te he traído mis sobras que vas a comer sin rechistar y luego me lo agradecerás. Solo les falta un condimento…. – La señora se inclinó sobre la cazuela repleta de aquella masa triturada y se levantó su vestido negro. Se puso en cuclillas sobre la cazuela y comenzó a orinar dentro de ella . Fue la primera vez que la vi sonreír. Me miraba fijamente mientras orinaba dentro de la cazuela sonriendo de forma perversa. Observé su enorme coño peludo sobre la cazuela orinando en su interior. La señora terminó de orinar, se levantó y comenzó de nuevo a enfundarse sus guantes de goma gruesos que tanto empezaba a odiar.

- Ahora voy a quitarte la mordaza. Te advierto que si escucho una sola palabra… vuelvo a ponértela y agarró la correa, te azotaré hasta destrozarte el culo. ¿Has entendido?- La señora me advirtió y pregunto a la vez , yo no podía contestar todavía estaba amordazado. Agarró mi pelo de nuevo con fuerza entre su guante y volvió a preguntarme si lo había entendido. Asentí con la cabeza. Me quitó la cinta americana y la mordaza. Estuve en silencio tal como me advirtió, no deseaba ser azotado de nuevo.

MistressPain introdujo su mano enguantada en la cazuela y agarró un puñado del puré de alimentos mezclado con su orina entre la palma de su guante. Lo acercó a mi boca, lo introdujo y esperó pacientemente a que tragase.
- Traga todo – Me ordeno la señora con tono serio.
Era terriblemente asquerosa aquella comida, sabía horrible, la escupí de inmediato al suelo. Aquel gesto no la gusto a la señora, se enojó mucho.
- Por las malas va a ser mucho peor, pero tú lo has decidido. Hay algo que odio: Que me desobedezcan – Me recriminó enojada. La verdad que se enfadó muchísimo la señora. Comenzó a levantar la voz mientras se dirigía hacia un cajón de un pequeño mueble situado en el sótano. Gritaba , su voz se escuchaba en todo el sótano, no paraba de gritar y recriar mi comportamiento, era terriblemente estricta y odiaba que la desobedecieran. Rebusco en el interior del cajón entre múltiples objetos hasta que encontró el que buscaba. Regresó al instante portando un abre bocas metálico en su mano. Quedé aterrado al comprobar que sujetaba aquel utensilio. Comenzó de forma brusca a colocarlo en mi boca, abrió el metal de tal forma que dejaba mi boca completamente abierta, no podía cerrar la boca , dos hierros sujetaban la mandíbula manteniéndola bien abierta.

- Me has hecho enfadar, ahora voy a enseñarte a obedecerme.– Me recriminó furiosa mientras introdujó su mano enguantada dentro de la cazuela y agarraba un puñado de la masa pastosa y pegajosa. Metió su mano en la boca e introdujo la comida dentro de ella. Ahora no había forma de escupirla, ella empujó con su dedo de goma la comida cada vez más para que tragase. No tuve más remedio que tragar la comida. una vez trague aquel pedazo, agarró un nuevo manojo de comida en la palma de su guante y volvió a introducir más en mi boca. Eran realmente detestable sus restos de comida triturados y mezclados con su orina. Repitió el proceso en repetidas ocasiones, contemplé como la cazuela era demasiado grande, todavía quedaba al menos la mitad.

- Nozzzgg quierozzz mászzzz señora – La dije de una forma que apenas era entendible por los hierros que sujetaban mi boca bien abierta.

- ¿Te he dado permiso para hablar, estúpido? - Me preguntó enojada.

- No quiero más, sabe horrible – Insistí de nuevo sin hacer caso a la señora. La señora se enojó aún más y comenzó a meter más y más comida dentro de la boca forzando con su dedo enguantado hasta el fondo para que tragase una y otra vez. Era una pesadilla que no podía despertar, la señora no se detendría hasta que terminase la cazuela por completo.

- Si desobedeces serás castigado. Te he ordenado que tragues y tú lo has escupido, luego te he ordenado que no hables sin mi permiso y me has vuelto a desobedecer. ¡¡ Aprenderás por las malas ¡¡. Tu siguiente comida va a llevar un nuevo aderezo. Serán mis sobras mezcladas con algo que va a salir directamente de mi culo. – Me reprochó enojada. Abrí los ojos de par en par asustado por su comentario. Intuía que sería sus restos escatológicos.

- Si, has supuesto bien. Prepararé una nueva cazuela de sobras de mi comida y posteriormente iré al baño a defecar dentro de ella. Como puedes observar no estoy precisamente delgada, te aseguro que puedo expulsar mucho dentro de mí y tú vas a tragar todo. No te preocupes con el abre bocas metálico mantendrás la boca bien abierta y te introduciré todo hasta el final. –. Sentenció la señora dejándome aterrado.
MistressPain comenzó a quitar los hierros de mi boca una vez había terminado toda la cazuela y antes de poder poner ninguna objeción agarró de nuevo sus bragas del suelo con las que había estado amordazado y volvió a introducirlas dentro de mi boca. Agarró cinta americana y volví a rodear mi boca y rostro dando vueltas con la cinta sin escatimar en su uso. Se aseguró quedaba bien tensa y no pudiese emitir sonido alguno. No iba a permitir pudiese pedir ayuda y alguien me escuchase.
Puedo aseguraros que la señora cumplió su palabra, siempre cumple lo prometido. Si la vieja señora MistressPain te sentencia a un castigo, serás castigado tal como te indicó. No me detendré en esta parte por no dar más detalles escatológicos que no son del agrado de todos pero puedo asegurar que la señora entró horas más tarde de nuevo con su cazuela repleta de verduras. Al destaparla olía fatal la cazuela, descargó en su interior su mierda en cantidades enormes mezcladas con las sobras de alimentos. Se colocó un delantal de plástico que cubría todo su cuerpo para no ensuciarse, se enfundó sus guantes de goma y me hizo tragar todo, hasta la última gota manteniendo bien abierta la boca con el abre bocas metálico. Aquella señora era realmente sádica y estricta. Aquella humillación duró más de una hora y puedo aseguraos que tragué todo.

Volviendo al presente, la señora se dispuso de nuevo a marcharse del sótano. Una vez pretendía dejarme allí encerrado reflexionando sobre mi aptitud y comportamiento hacia los demás. El castigo estaba siendo terrible. La señora estaba muy enfadada con mi comportamiento y la desobediencia mostrada hacia ella.
- Te advertí que saldrás de aquí cuando demuestres que has aprendido la lección y veo que no estas colaborando. Vas a pasar una buena temporada aquí encerrado, como puedes comprobar no vas a escapar y no permitiré que puedas pedir ayuda. Voy a tener que ser más dura contigo. – La señora se marchó del sótano dejándome nuevamente allí encerrado. No había escapatoria, debía pagar por todos mis actos deshonrosos que había cometido.
Continuara… relato ya publicado en esta web.

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La abuela sádica.Historia de dolor. CAP 2 es un relato escrito por sumisso publicado el 10-10-2023 13:01:50 y bajo licencia de Creative Commons.

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