Tiempo estimado de lectura de 5 a 6 minutos

Chantaje para hacerte mi sumisa
Escrito por Dark Black

Mi nombre es Roberto, en aquellos años era estudiante en la universidad y compartía piso con tres compañeros. Era un chico normal que se pasaba el día entre clases, estudios y amigos, al que su novia le había dejado un año antes por un tipo que ya estaba en los treinta y con un buen trabajo.

Era viernes y había quedado con los amigos para tomar unas copas. En mi ciudad hay una discoteca de moda donde solemos encontrarnos muy cómodos porque hay mucha gente y es fácil encontrar pareja para pasar unas horas bailando y charlando. Pero ese viernes iba a pasar algo que cambiaría mi forma de ver las cosas en el terreno sexual.
Estábamos en la barra cuando vi a una preciosidad bailando con un tipo. Ella era morena de melena larga, estatura media, con un culo y unas tetas que sin ser grandes quedaban perfectamente proporcionadas. Tenía puesto un vestido largo con distintos tonos verdes, que al bailar se ajustaba al cuerpo como si fuese una piel extra que se pega y se despega al antojo de su dueña. En fin algo para disfrutar.

Yo estaba embobado mirando, cuando el novio se me acerco y me soltó un puñetazo sin mediar palabra que me tiró de la silla, diciendo "estoy hasta los huevos de que mires a mi novia" y se fue sin darme tiempo a responder, mientras ella sonreía, saliendo del local.
A partir de ese momento solo pensaba en la venganza.

Empecé por saber datos de ellos. Resulto que eran novios desde los 17 años. Ella se llamaba Eva y el Antonio. Eran de familias ricas y estaban estudiando también en la universidad. Los dos tenían 21 años y vivían en apartamentos distintos.
Empecé a seguirla a ella para encontrar su punto débil. Ya tenía pensado como vengarme. "La convertiría en mi puta personal", pero era difícil: o estaba con su novio, o estaba con sus amigas. Pero un día el destino me puso en bandeja la forma de dominarla.

EL CHANTAJE

Se encontraba en una tienda comprando, cuando observé que se ponía nerviosa. Mi intuición me puso en guardia y saque la cámara de fotos que por aquel entonces siempre llevaba encima y cuál fue mi sorpresa cuando veo que coge unos pendientes de bisutería y se los mete en el bolso mirando a todos los lados. Ya la tenía. Estaba casada. Y me fui de la tienda con mi grabación de un minuto en la cámara. "Grandioso invento".
Cuando llegue a casa, lo primero que hice fue volcar la grabación en el ordenador y sacar por impresora algunas instantáneas. Luego escribí una nota que decía:

¿Saben en tu casa que eres una ladrona? Quiero que me esperes a las 6:00 en el parque los Halamos detrás de la fuente para que decidamos que hago con estas fotos. Se puntual no esperaré.

Cogí todo, lo metí en un sobre y lo dejé en su buzón.

EL CONTACTO

Llegué media hora antes, para preparar el tinglado escondiendo una cámara de video entre los arbustos. Cuando ella llegó estaba nerviosa aunque aparentaba tranquilidad. No me conocía, así que me acerque y simplemente la pregunte:

Yo: ¿te gustan las fotos?
Eva: ¿quién eres?
Yo: El del puñetazo en la discoteca
Eva: Lo siento. ¿De dónde las has sacado?
Yo: Eso no te importa. Lo único importante es que las tengo
Eva: Quieres dinero por las fotos
Yo: No
Eva: Entonces que pretendes
Yo: Follar contigo
Eva: Estas loco. Y se dio media vuelta
Yo: C/ Navarcles nº 74
Eva: ¿qué?
Yo: Es la dirección de tu familia

Se paró, y después de unos segundos regresó donde me encontraba.

Yo: ¿has cambiado de idea?

La dije mientras acercaba mi mano a su pecho.
Ella se echó hacia atrás.

Yo: Mira vamos a hacer una cosa. Si me das un buen morreo y me quedo satisfecho puede que me olvide de todo y así tu vida seguirá como antes.

Dicho esto, fui acercando mi boca a la suya despacio hasta que mis labios entraron en contacto con los de ella, pero ella estaba estática y eso no me gustaba, así que me separé y la dije

Yo: Si quieres arreglar esto tendrás que poner más pasión.

Empecé a besarla otra vez y ella entreabrió la boca. Metí mi lengua hasta dentro. Que calorcito más rico sentí. La abracé por la cintura y recorrí centímetro a centímetro su espalda sin pasarme demasiado, para que pareciese un beso de enamorados.

Eva: ¿satisfecho?
Yo: Lo pensaré. Te daré la respuesta el jueves a las seis en la cafetería que hay al lado de tu portal.

COMIENZA LA DIVERSIÓN

El jueves estaba preciosa. Tenía puesto un top negro con una camisa abierta encima. Un pantalón negro ajustado y el pelo suelto. Llegó a mi mesa y se sentó.
No tenía ganas de perder el tiempo, así que directamente la pregunté:

Yo: ¿Sabe tu novio que le pones los cuernos?
Eva: Yo nunca le he puesto los cuernos.
Yo: En estas fotos parece lo contrario

Dicho esto la enseño las fotos que grabé en el parque. Ella se quedó pálida y no reaccionaba. Ya estaba en mis manos así que la dije:

Yo: Desde ahora vas a ser mi putita sumisa. Harás todo lo que quiera, y esa será la única forma posible para conseguir que ni tu novio, ni tu familia, ni el comercio donde robaste se enteren que eres una ladrona infiel. Vamos a empezar haciendo una copia de las llaves de tu casa y después vamos a subir para empezar tu educación.

Ella no supo reaccionar, se quedó en silencio, así que la cogí del brazo y la saqué de la cafetería.
Su casa era grande y la compartía con tres compañeras de clase. Se entraba directamente al salón detrás del cual había un pasillo en cuyo fondo se encontraba su cuarto. Era luminoso con un gran ventanal que daba a la calle. Debajo de la ventana tenía una mesa y la cama quedaba a la derecha.

Yo: ¿Cuándo has quedado con tu novio?
Eva: A las 10:00

Todavía me quedaba una hora

Yo: Hoy solo voy a decirte como quiero que vistas y que es lo que tiene derecho a hacer. Saca una maleta y abre el armario

Con miedo se dirige al armario y coge una maleta.

Yo: ¿Dónde está tu ropa interior?

Abre un cajón del armario

Yo: Tráemela

Me la trae y cuál es mi sorpresa cuando veo que todas sus bragas son normales y bastante altas.

Yo: ¿No tienes tangas?
Eva: No me gustan. Son incomodas
Yo: Pues acostúmbrate porque de ahora en adelante solo usaras tangas y una talla más pequeña que la que usas

Dicho esto las meto todas en la maleta

Yo: Por cierto dame la que llevas puesta

Muy colorada se da media vuelta se suelta el pantalón se lo quita y se saca las bragas.
No he visto nada pero el verla tan nerviosa y en mi poder me pone como una moto. Ahí estaba ella con su top y la camisa abrochada solo por abajo enseñándome unas piernas de ensueño, con la cabeza agachada y lágrimas en los ojos aunque en silencio.
Quiero aumentar mi colección de fotos así que cojo la cámara y la saco una. Ella al ver el flash levanta la cabeza momento que aprovecho para sacar otra en la que se vea bien a la nueva zorra.
Como se me acaba el tiempo me dirijo a su armario y retiro todo aquello que me parece demasiado discreto (pantalones anchos, vestidos cerrados.....) y lo meto en la maleta. Cojo una falda corta color naranja la digo que se la ponga y la digo:

Yo: No dejes que tu novio te meta mano, al no ser que quieras explicarle por qué una mujer tan pudorosa como tú sale a la calle en minifalda y sin bragas. Si te piensas poner alguna que no me hayas dado ten en cuenta que esta noche en cualquier momento comprobaré si estas sin bragas. Mañana compraras tangas que si podrás usar pero sin pantalones y Dormirás siempre en pelotas; recuerda que tengo llave y puedo entrar en cualquier momento.

Creo que es suficiente para el primer día. Quiero ir despacio para que se acostumbre poco a poco. Así que cojo la maleta y la acompaño hasta la entrada de la cafetería donde la espera su novio.

Continuara..


Licencia de Creative Commons

Chantaje para hacerte mi sumisa es un relato escrito por Dark Black publicado el 18-01-2021 19:28:41 y bajo licencia de Creative Commons.

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36 No me gusta0
Comentarios  
Tony
+1 #1 Tony 26-02-2021 13:52
Bravo por la trama pero hay que ser algo cabron, el BDSM es otra cosa
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