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Me convierto en la perra de papá (3)
Escrito por Pandora

Mi padre sujetaba con gran fuerza la cara de mi abuela para que no soltara palabra, sino fuera porque tenía la nariz libre, diría perfectamente que la estaba asfixiando. Podía ver la rabia de mi padre reflejada en sus ojos, algo le estaba consumiendo, pero no sabía el qué, y eso me creaba un sentimiento de desconfianza hacia él, me estaba ocultando algo y debía averiguarlo.

Miré a mi abuela, y su cara mostraba una expresión horrorosa, pues se notaba como el miedo hacia mi padre la estaba consumiendo en ese momento. Puso las manos en son de paz, y sólo entonces, fue cuando mi padre aflojó la presión de su mano sobre la cara de mi abuela, dejando que ella tomara bocanadas de aire, una vez se libró de su agarre.

• Creo que es hora de marcharme, poco más puedo hacer ahora aquí, (se notaba que mi abuela estaba preocupada, por la expresión que me puso).
• ¿Papá, por qué le has hecho eso a la abuela? ¿Es qué te has vuelto loco? (La furia empezaba a cobrar vida en mi interior).
• Cállate zorra, no tienes ni idea de nada, y la abuela no debe meter las narices donde no la llaman, (la cara de mi padre provocaba que hasta mis huesos temblasen del terror que sentía).
• Es mi nieta, creo que sí se me ha dado vela en este entierro (frunció el ceño).
• Lárgate de mi casa ahora mismo (mi padre le señaló dónde estaba la puerta a mi abuela, para señalar que todo había acabado).

Mi abuela tenía una mirada triste cuando me miró, pero por miedo a que mi padre pudiera hacer algo, no dije nada, sino que me limité a mirarla. Se marchó por la puerta sin hacer demasiado ruido al cerrarla, lo cual me sorprendió, pues pensaba que cerraría dando un portazo por la situación que acabábamos de vivir.
No podía moverme, sentía como si todo mi cuerpo estuviera paralizado bajo la atenta mirada de mi padre, el cual me observaba con mucho detenimiento, y con gran furia en sus ojos, pero hizo algo que me sorprendió, pues se acercó a mí, y me abrazó tiernamente, dejando que mi cuerpo se relajara poco a poco.

• Todavía no estoy preparado para contarte la historia mi niña, pero prometo que algún día lo haré, (me dio un beso en la cabeza mientras me acunaba tiernamente).
• Sí, papá, no te preocupes esperaré hasta que estés preparado para contármelo, (olí su aroma que añadido a su fuerte abrazo, me devolvió la confianza y la tranquilidad con mi padre).
• Tengo ganas de follarte aquí y ahora perra, pero si por lo de ahora no estás bien, podemos dejarlo perra, (me miró a los ojos, y ya no era rabia ni furia lo que se veía en ellos, sino una lujuria extrema que me calentó en ese mismo instante).
• Amo soy toda suya para que me posea cuando quiera (sonrío pícaramente).
• Perra ven, quiero enseñarte algo.

De su bolsillo sacó la correa que engancha a mi cuello, la verdad es que era un hombre siempre preparado, pero poco me sorprendía ya, pues siempre hace cosas de estas. Me llevó por el pasillo hacia su habitación, en la cual, una vez dentro abrió un armario que jamás le había visto abrir, pero que llevaba a otros habitación con sillones y una barra de baile en medio. Además la sala contaba con una estantería llena de bebidas alcohólicas.

Se quitó toda la ropa antes de sentarse sobre el sofá con las piernas abiertas y semirecostado, dejando ver perfectamente su polla erecta apuntando hacia el cielo. Iba acercándome poco a poco, pero cuando llegué a la altura de la barra me levantó la mano en señal de que me quedara quieta, y otra para que bailara sobre la barra, así que si mi Amo quería un baile sobre la barra, yo se lo daría.

Nunca había hecho un baile de esos, sólo lo había visto en las películas pero nada más, por lo que estaba algo nerviosa a la hora de empezar. Bueno, intentaré hacer lo mismo que hacen esas mujeres en las películas. Empecé con un baile sexy en el que movía mi cintura haciendo pequeños círculos, a la vez que iba desabrochando los botones de mi pequeña camisa que aprisionaba mis tetas.

Dejé caer la camisa por mis bazos hasta cogerla con una mano y lanzarla a uno de los sofás que estaba en el lateral. Me acerqué a la barra y comencé a bailar, mis tetas se movían de arriba a bajo y hacia los lados, mi coño y culo quedaban totalmente expuestos cuando me agachaba de espaldas a mi padre. Era increíblemente divertido y excitante bailar de esa manera, y más para mi Amo, pero al mirarme, me hizo una seña de que me acercara a él, y ese era el momento más esperado.

Veía como se masturbaba él mientras me miraba durante el baile, y como ahora me ponía a cuatro patas y andaba hacia él, moviéndose mis tetas hacia delante y hacia atrás. Me movía algo despacio, quería contonearme bien para él a la vez que le miraba con una cara de puta, de una perra deseosa de la polla de su Amo.

Al llegar a él me sujetó la cabeza por le pelo y me la colocó de tal forma que quedaba toda su polla sobre mi cara, sin poder evitar abrir mi boca y sacar la lengua como la perra que era.

• ¿Quieres polla verdad perra? ¿Tanto deseas la polla de tu Amo? (Sonrió malévolamente).
• Sí Amo, deseo su polla, necesito su polla.
• Quiero que seas mi esclava, que me des todos los derechos sobre ti, sin que tú puedas decidir nada sobre ti, porque me pertenecería todo de ti. Podría hacer contigo lo que quisiera. (Puso una cara con la que me costaba decir que no). No vas a decidirlo ahora, pero tienes el resto del día de hoy.
• Sí Amo.
• Ahora colócate perra, voy a darte todo.
• Sí Amo.

Me puse en posición sumisa, pues había estado practicando en mis ratos libres, y podía aguantar un tiempo sin moverme. Tenía la cabeza gacha, sabía que en esto momentos no me permitía mirarle, supongo que hasta que me decidiera no haríamos gran cosa. Estaba calentito el líquido que caía sobre mi cabeza y que mojaba todo mi cabello hasta caer por mi cara y mi cuerpo al suelo.

Me estaba meando, y sin embargo yo estaba cachonda perdida, el coño me palpitaba como pocas veces me había palpitado hasta el momento. Sentía placer por todo mi cuerpo, esa sensación tan placentera no quería que acabase nunca. Cuando acabó, simplemente se guardó la polla dentro del pantalón y no hizo más.

• Perra ahora limpia eso con tu boca, sabes que no puedes desaprovechar nada que te de tu Amo.
• Sí Amo, ahora mismo.
• En tu cuarto te dejaré un contrato que has de firmar si accedes a ser mi esclava y a cederme todos los derechos sobre ti. Que decir tiene, que no puedes tocarte y si no llegases a ser mi esclava, todo esto se acabaría.
• Sí Amo.


Se marchó de la sala sin decir nada más, aunque creo que todo ya había quedado muy claro y muy dicho, y no quería perder a mi Amo, y mi padre me encantaba. Me puse a lamer toda la meada de mi padre por el suelo, fue algo largo, pero en cuanto acabé me fui a ver los papeles en mi habitación, ni reparé en limpiarme toda la meada de mi cuerpo.

Leí los papeles detenidamente, definitivamente le estaba dando todo el poder sobre mí, me anularía prácticamente como persona, tanto en lo legal como en lo más privado entre nosotros. Tenía que concentrarme, pues al leer algunas partes del contrato me ponía tremendamente cachonda el pensar cómo sería aquello que me estaba proponiendo, y era algo en lo que debía de pensar detenidamente.

Estuve meditando durante horas en mi habitación, qué hacer, si firmar o no, si deseaba eso tanto, si sería capaz de hacerlo. Llamó mi padre a la puerta, y sé que es él, porque no había nadie más en casa. Se sentó a mi lado muy despacio, como si quisiera ser cariñoso conmigo, y la verdad es que eso me agradaba.

• Perrita ¿qué tal? ¿Cómo te encuentras? Por lo que veo no te has limpiado después de la meada, eso es bueno, serías una esclava perfecta. (Sonrió dulcemente).
• Si Amo, no me ha dado la orden de limpiarme. ¿Realmente cree que llegaría a ser una buena esclava?
• Sí, lo creo y lo afirmo, pero es una decisión que has de tomar tu.
• Gracias.

Ya estaba decidido, me entregaría a mi padre sin más, quiero abandonarme a él y que me use y me utilice como él quiera, seré suya eternamente y él mío también. Me levanté de la cama, fui a la mesa, y cogiendo un bolígrafo, firmé los papeles y se los entregué a mi padre, que los recibió con una amplia sonrisa de oreja a oreja.

• Bueno puta, es hora de dar tu siguiente paso, pero antes hay que bañarte pues hueles fatal, y no puedes recibir así nuestra visita de hoy.
• Sí Amo.

¿Quién es la visita? No quería tener visita pero si mi Amo requería que la recibiéramos lo haría, pues ahora era completamente suya. Con la correa me llevó hasta el baño, me metió en la bañera y me estuvo bañando como si volviera a ser aquella niña pequeña que jugaba entre sus brazos mientras la bañaba. Estuvo rozando varias partes de mi cuerpo, sobre todo las que eran más erógenas como mis pezones y mi coño, el cual había quedado más que limpio y mojado de tanto frotarlo.

Salí de la bañera y dejé que me secara el cuerpo, la verdad es que todo esto me estaba resultando muy agradable, no me arrepentía para nada de haber firmado aquel contrato, pues me daba pena que no me lo propusiera antes. Salimos del baño, dejando atrás el calorcito del vapor del agua para irnos a la entrada y que mi padre me pusiera una capa larga y dejara que me pusiera yo los tacones mientras él se ponía lo suyo.

• Nuestro invitado me ha dicho que no puede venir hasta aquí, así que iremos nosotros hasta él, pues no puedo esperar por empezar contigo, (sonreía a la vez que cogía una bolsa de deporte que no sabía muy bien de donde la había sacado).
• Sí Amo.

No sé porqué, mi instinto me decía que no debía preguntar si no me correspondía, por lo que me quedé callada mientras íbamos al coche y después a una especie de apartamento en un edificio algo lejano a nuestra casa. Mi padre llamó a la puerta mientras me miraba intensamente, quedando a la espera de que nos abrieran, y no se hizo mucho esperar el momento en el que un hombre apareció tras la puerta.

• ¡Hola hombre! ¿Qué tal estás? ¿Y quién es esta chiquilla de aquí? Bueno, creo recordar que tenías una hija, (se mesaba la barba con cuidado).
• Hola, sí esta es mi hija, aunque no ha venido aquí como mi hija, sino a convertirse en mi esclava, (el hombre de la puerta abrió los ojos como platos y me echó un vistazo). Vengo a que hagas tu trabajo con ella, y en la bolsa traigo todos los materiales.
• Pasad, no hemos de hablar estas cosas aquí, las paredes oyen.

Pasamos al apartamento, y no se podía quejar aquél hombre, la verdad es que era un apartamento de lo más bonito, grande y bastante lujoso. Estaba siempre al lado de mi padre, no sabía lo que podía pasar allí, por lo que estar a su lado me tranquilizaba bastante. Mi padre mi hizo una seña para que quitase la capa, por lo que lo hice, y pude ver cómo aquel hombre se me acercaba con un rotulador.

• Madre mía, tu hija es un buen ejemplar para el experimento no te voy a decir que no, pero ¿estás totalmente seguro de todo esto?
• Sí, claro que sí. Además aquí te dejo sus papeles firmados, una copia claro, y el que decide soy yo. Quiero hacer esto, fue el trabajo de mi mujer y mío, ella también lo habría querido así.

¿Cuál era el trabajo ese? ¿Qué me estaba ocultando mi padre? Iba a preguntar sobre ello, pero antes de que pudiera abrir mis labios, mi padre ya me estaba mirando con una mirada que helaba hasta los huesos. Decidí callarme por el momento, pues consideraba que era mi mejor opción, por lo que aquel hombre se me acercó con una jeringuilla, la cual me clavó e inyecto en el brazo. Después todo se volvió negro.



Todavía me sentía en otro mundo, pero al abrir los ojos pude notar que estaba en una sala y mi padre me miraba muy atentamente, mientras sentía como apretaba cariñosamente mi mano. Me ayudaron a levantarme y ponerme frente al espejo para que pudiera mirar aquello que habían hecho conmigo.


• Mira perra, te hemos mejorado a mi gusto ¿no te gusta? (Me miraba con una sonrisa de oreja a oreja).
• Mnnn (no me sentía con fuerzas ni para contestar).
• Te hemos aumentado los pechos a una 95 E, te hemos insertado un chip para saber donde estás en cada momento, te hemos cerrado los labios del coño, te hemos soldado el collar del cuello, las muñequeras y las tobilleras. Te hemos puesto piercings redondos en los pezones, puesto el cinturón de castidad sin soldar pues quiero disfrutar de esos agujeros, y te hemos eyectados una fármacos que te cambiarán por dentro. Estos fármacos harán que sólo pienses y desees sexo, que estés siempre mojada para mí.


Mi cara de asombro creo que les dejó bastante claro lo que pensaba de aquella situación, pero sentir los dedos de mi padre introduciéndose en mi coño, hizo que olvidara todo aquello que estaba pensando y que ya sólo pudiera tener mi cabeza en el sexo. Además podía notar como mi coño estaba empapando mis piernas a medida que mi padre movía sus dedos dentro de mí, aflorando los gemidos entre mis labios.

• Eso es perra, esto es lo que te espera a partir de ahora, sólo tienes que pensar en servirme y nada más. Ahora vas a follar con mi amigo que ha hecho los cambios en ti, perra (susurraba en mi oído).
• Sí Amo.

Con todavía alguna dificultad para moverme, me acerqué a aquel hombre y bajando sus pantalones de un sólo tirón, me agaché para meterme aquella buena polla en la boca, pues es lo único que estaba deseando.

• Perra haz un buen trabajo, cómo te gusta mamar pollas ¿verdad? (Reía divertido).
• Dios, la puta esta sí que sabe mamar una polla, me va a dejar seco.

Movía mi cabeza rápidamente de arriba a bajo, sin olvidar ni un centímetro de su polla por chupar, estaba tan rica, me sentía tan puta, pero algo dentro de mí me decía que yo era así, y que así sería feliz. Continué mamando la polla, pensé que el hombre se iba a correr, pero en vez de eso me meo completamente la boca.

• Traga puta, ¡joder! ¡Qué zorra eres! No desperdicies nada (me decía mientras la sacaba de mi boca para agarrarme del pelo, y ponerme la cara en el suelo donde había charquitos de su meada).

Saqué la lengua y me puse a lamer, mientras que el hombre aquel se situaba detrás de mí, y me metía su polla dura en el culo, sin miramientos, provocando algún gemido de dolor que poco a poco se iba convirtiendo en uno de placer. Miré hacia dónde estaba mi padre, y tenía la polla fuera, mientras se masturbaba al verme follada por aquel hombre, poniéndome aún más cachonda si podía.

• Puta perra, pero qué coño más apretado tienes zorra, menuda guarra estás hecha como estás ahora.

Me follaba fuerte, sus embestidas hacían que mis pezones rozaran por el suelo, teniendo mis tetas pegadas a él. Mi padre se acercó y al tener la boca ocupada lamiendo el suelo, le metió la polla en la boca al hombre, sujetándole por el pelo y follándosela sin parar, y ver aquella escena en el espejo, hizo que me corriera como la puta perra que soy, tan intensamente.

Ellos se corrieron a la vez, llenando aquel hombre mi culo con su esperma y mi padre la boca de aquel hombre con su semen. Sentí que mi padre tiraba de mi cadena para que me levantase, y fuimos al salón, nos preparamos para irnos y al llegar a casa fue cuando ya no lo aguanté más y…

• ¿Qué es el trabajo de mamá y tú? (Fruncí el ceño, aquí se me estaba ocultando algo).
• No te di permiso para hablar, pero ya hablaremos del castigo más tarde. Tu madre y yo éramos científicos, y experimentábamos con el cuerpo humano. Lo que no sabíamos era que…. (Estaba muy serio).

Leer primera parte

Leer segunda parte


Licencia de Creative Commons

Me convierto en la perra de papá (3) es un relato escrito por Pandora publicado el 20-01-2021 22:37:36 y bajo licencia de Creative Commons.

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