Una venda en los ojos y una soga en el cuello
Escrito por R.R. Insomne
Desnudos a la luz de las velas, una cuerda serpentea entre las sábanas, un trozo de seda en mis manos y un vibrador a un lado esperan su momento de protagonismo. Tú te arrodillas en la cama y yo desde atrás ajusto la venda que te cubre los ojos. Rozo tu espalda suavemente apenas tocándola con la punta de los dedos como a te gusta, te sacudes por las cosquillas haciendo temblar tus hermosos pechos. Tu espalda, tu cintura, tu culo y esa forma de reloj de arena que tanto me calientan hacen que me endurezca y no me puedo negar a pasar la punta suavemente por tu cuerpo al bajar de la cama.
Tomo la cuerda estando de pie en el suelo, frente a ti observo tus tetas y debo tocarlas, tus labios y debo besarlos, tu largo cuello y debo lamerlo. Le doy un par de vueltas a la soga por tu torso, una vez por arriba y otra por debajo de tus pechos. Me acaricias los muslos y las nalgas, comienzas a excitarte y sueltas un pequeño gemido, abriendo la boca y generando en mí fuertes deseos de tomarte de su largo cabello negro y llevarte hacia mi ingle para que me chupes la polla, pero decido esperar para subir la temperatura más lentamente.
Vuelvo hacia atrás y junto tus brazos rectos por su espalda, tus manos abajo me acarician los testículos. Ato tus muñecas juntas y hago otra vuelta a la altura de los codos para inmovilizarte y finalmente doy una última vuelta por tu cuello, te tironeo con firmeza hacia mí y paso la lengua por el lóbulo de tu oreja.
Sometida te empujo contra la cama, dejándote con el rostro sobre el colchón y el culo alzado. Separo tus piernas para exponer tu vulva y mientras aplico presión con la cuerda en tu cuello comienzo a besarte el coño. Comienzo suavemente con unos círculos en el clítoris y alterno con la lengua en plano. Me encanta sentir tu sabor y cómo aumenta tu excitación, lo que me calienta aún más y me hacer comerte el coño con más vigor. Mi saliva se mezcla con tu humedad y cuando comienzas a chorrear me dispongo a subir, hago una escala en tu ano para compartir la lubricación que lleva mi lengua y prepararte para lo que viene más adelante.
Me incorporo y froto el tronco de mi miembro para humedecerlo con tu vagina. Me resisto a metértela y cuando gimes pidiéndomela adentro aprieto suavemente la soga en tu cuello para que recuerdes quien tiene el control. Ahora es mi turno, paso los dos cabos de la cuerda por entre tus piernas, jalando de tu cuello y pasándotela por entre las nalgas primero y la vulva después. Me paro al frente y te doy unos tirones para estimularte, levanto tu cabeza tomándote del cabello y veo tus mejillas sonrojadas y tu boca babeando. Te resfriego mi falo erecto y mojado con tus propios fluidos por la cara, sacas la lengua y me da unas lamidas que me hacen ver las estrellas. Cuando mi glande pasa cerca de tu boca usas tus labios para llevártelo hacia adentro y comienzas a succionar mientras mueves con fuerza la cabeza, haciéndome tirar la soga que te roza el clítoris con el mismo ritmo.
Podría dejarte chupármela hasta llenarte la boca, pero antes de correrme te aparto y te tiro de lado en la cama. Levanto una de tus largas piernas y me acomodo por detrás, con un brazo te abrazo por el cuello y con el otro te cojo una de tus tetas, te aprieto el pezón con la yema de los dedos y tomas la soga. Con una mano la tironeas y con otra separas los dos cabos y me haces espacio para penetrarte. Acomodo la punta de mi polla y te la meto entera con fuerza, das un grito de dolor y placer que se apaga cuando la soga vuelve a apretar, nos movemos en sincronía con movimientos intensos que nos hacen calentar a ambos, mi falo cada vez más duro entra hasta el fondo, haciéndote apretar con fuerza los dedos que enredaste en mi cabello.
Cuando estamos por corrernos me empujas fuera y me señalas el vibrador con el pie, no quiero que te acostumbres a desafiar mi autoridad pero me gusta como quieres que te posea. Tu coño está tan húmedo que el aparato se desliza con facilidad y cuando ya lo tienes adentro lo enciendo a máxima potencia. Me vuelvo a acomodar y mientras tus gritos tapan el sonido del motor comienzo a deslizarte el pene por el culo con suavidad mientras siento las vibraciones que me llevan al límite. Primero te los meto alternados, luego entro y salgo con ambos al mismo tiempo, sin poder resistir más el chorro de semen que sale dentro de tu culo y sólo puedo, descontrolado, penetrarte por ambos lados hasta lo más hondo. Tú te tomas un momento más, donde sigues sacudiéndote al ritmo aprovechando lo último de mi erección, el vibrador sigue sacudiéndonos cuando caemos rendidos y al sacarlo te sacudes con mi polla aún adentro hasta que mi erección comienza a bajar y mientras te la saco el semen se escurre sobre las sabanas.
Aflojo la soga y te quito la venda, apagamos las velas y nos abrazamos en la oscuridad sobre los restos de nuestro gran encuentro.
R. R.
[Publicado originalmente en Relatos insomnes (relatosinsomnes.wordpress.com)]
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Un saludo.