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Una noche de placer contigo
Escrito por Pandora

Las noches se me hacían eternas cuando él no estaba a mi lado, sus caricias eran el despertar de mi cuerpo dormido, produciendo sensaciones que por su falta parecían ya olvidadas. Gozaba con el simple roce de sus yemas en mis pequeños pezones, o entre mis muslos, sin llegar a mi preciado tesoro, limpio y dispuesto a responder a la llamada de su Amo, Dueño y Señor.
Por fin había llegado la noche, esa noche tan esperada, por la que mi cuerpo clamaba a gritos su atención, su tacto, su respiración, sus latidos… Esperaba frente a la puerta, en mi posición natural, sin levantar la vista, sin que nada cubriera mi blanca piel, pues su presencia requería ese respeto que a él tanto le gustaba. Vi sus pies parados delante de mí, tan brillantes como los había dejado esta mañana, pues así me lo había ordenado.
Sabía cuál era el siguiente paso, no necesité más que un leve toque sobre mi largo cabello, para entender que debía de posar mis carnosos labios sobre la piel de sus pies, castigados por las largas horas de trabajo. Ahí estaba, postrada ante mi Amo en señal de respeto, y entregándome a él completamente, le daría incluso mi vida, mi alma, mi todo.
Sentí como sus largos dedos alcanzaba el final de la correa sujeta a mi cuello por mi collar, y de ella tiraba, para poder levantar mi cabeza, posando sus labios sobre los míos, dejando que disfrute de ese sabor tan característico que tienes, el cual enloquece cada milímetro de mi piel. Ese cosquilleo que recorre todo mi ser, sabiendo que ya ha llegado su dueño, el cual tira del collar para poner mi cuerpo a cuatro patas, y pasear a su bella perra por la casa, hasta llegar a la habitación, cama…
Tumbando mi cuerpo sobre la cama, dejando mis turgentes pechos al aire, recorría con las yemas de sus dedos todo mi cuerpo, hasta en lugares que nunca creí que existieran. Sus manos son como plumas suaves que dejan un cosquilleo al pasar, un cosquilleo que enciende la piel, que enciende mi ser, que anhela todo.
Pinzas mis pequeños montes marrones, a los cuales les quitas la calma y los yergues para poder tomarlos entre tus labios, rodeandolos con la lengua, y dando pequeños mordiscos sobre ellos. Bajas tu mano, tropezando con la cadena que los une, y provocas leves tirones, que lejos de provocar dolor, sólo sacan gemidos de placer por mis labios.
Continúas con el paso de tu mano por mi estómago, hasta llegar a mi monte de Venus, con las vistas y las sensaciones bien claras. Provocas que mi cuerpo se arquee, con el simple roce de tu mano sobre mi hinchado y rojizo clítoris, mostrando esa bonita sonrisa tuya, que derrite mi corazón a cada instante. Tus dedos se entierran en mi interior, los gemidos se escapan entre mis labios, la velocidad aumenta, la locura empieza a nublar mi mente, hasta que todo se vuelve oscuro, y mi cuerpo entra en incontrolables espasmos de placer.
Poco a poco, pegando tu cuerpo al mío, dándome esa ternura tan característica tuya, consigues que mi cuerpo se calme, que se sienta seguro a tu lado, que mi mente vuelva del más allá para ahora estar de nuevo contigo. Acurruco mi cuerpo en el tuyo, amoldo mis formas a las tuyas, quiero sentir todo tu calor, todo tu cariño, todo de ti, tanto, que noto como tu hombría entra dentro de mí, abriéndose paso por mi pequeña y estrecha cueva.
Entras despacio, lentamente, disfrutando de cada milímetro de mi piel, saboreando cada parte de mi cuerpo, hasta llegar al final, donde no puedes entrar más. Acaricias suavemente mi cabeza, sabes que me ha dolido un poco, pero que tus constantes atenciones, calman mi cuerpo y mi alma, y me previenen de lo que pasará a continuación. Empiezas a notar como esa necesidad crece en tu interior, esa necesidad animal de marcarme como tu hembra, por lo que iniciando un movimiento lento, es tan profundo que vuelve a llevarme a la locura del placer.
Sabes que en mí, también crecen esas necesidades animales, que es lo que más desea mi cuerpo ahora mismo, así que continúas con tus embestidas fuertes y seguras, certeras. Tu ritmo aumenta, pero no dejas de intentar cada vez llegar más lejos, sudamos, estamos exhaustos, nos empieza a vencer el cansancio, cuando de repente, al unísono, nuestros cuerpos estallan de placer, inundando al otro con lo más profundo de nuestro ser.
Caes rendido sobre mi cuerpo, abrazas mi pequeño pecho, después de liberar a los montes prisioneros, relajando mi cuerpo poco a poco, y volviéndome a traer a ti. He entregado mi vida a ti, en el momento que más lo necesitaba, pues seré tuya para siempre.


Licencia de Creative Commons

Una noche de placer contigo es un relato escrito por Pandora publicado el 21-11-2020 15:35:17 y bajo licencia de Creative Commons.

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35 No me gusta0
Comentarios  
Bernabé
+4 #3 Bernabé 07-12-2020 18:54
Es muy bonito. He leido mas relatos de pandora y son mucho mas duros y radicales que este. Este es distinto pero no por eso peor, mas bien todo lo contrario. Me gusta
Isakar
+6 #2 Isakar 01-12-2020 23:29
Soy solo una explotadora de este mundo y he leído historias bonitas pero está realmente me gusta mucho porq me parece muy integral y si algun dia decidiera entrar a este mundo me gustaría tener una relación como la de la historia
Nazgul
+9 #1 Nazgul 22-11-2020 23:58
Un relato de lo mas erotico y sensual. Todo lo contrario a lo que por norma general escribes pandora. Ello demuestra que no solo eres una mente pervertida sino que eres pura fantasia, un sueño. Eres unica.
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