Sometida por Internet 2
Escrito por Gatita Rosa
Estábamos mirándonos el uno al otro, y vi como la expresión de la cara de mi Amo, cambiaba radicalmente a una seriedad absoluta, indicándome que el juego continuaba. Me puse en la posición de sumisión que me había enseñado desde un principio, y esperé pacientemente a que me ordenara, a qué me usara, aunque seguía sintiendo mis nervios a flor de piel.
- Muy bien perra, veo que has recordado bien lo que te he enseñado. Ahora quiero inspeccionar bien tu cuerpo.
- Sí Amo.
Me puse en posición de inspección, posando mis manos detrás de la cabeza con los brazos levantados, esperando su señal. Después de unos minutos eternos, con un movimiento de mano, hizo girar mi cuerpo hasta darle la espalda, e inclinándome hacia delante, abrí mi culo para darle una vista completa de él y de mi coño completamente depilado.
- Otra vez muy bien perra, veo que has seguido todos los pasos hasta llegar hasta aquí.
- Sí Amo, seguí sus órdenes.
- Ahora quiero que pellizques y retuerzas tus pezones sin demasiada fuerza, para ver cómo reaccionas.
- Sí Amo.
Con mi dedo índice y mi dedo pulgar pellizqué mis pezones, sintiendo un gran placer, que se incrementó al retorcerlos entre mis dedos. Se me escapó un leve gemido, que para mi Amo no paso inadvertido…
- Aprieta más esos pezones perra, quiero que casi te duela el hacerlo.
- Sí Amo.
Apreté más, incrementando el dolor que sentía en mis pezones, pero que a la vez se mezclaba con el placer de servir a mi Amo, y de ese punto de dolor que te moja el coño. Mordí mi labio para no gemir, lo que a mi Amo no le gustó.
- Perra, no te aguantes los gemidos, pues me pertenecen, como castigo tira de tus pezones hasta que te duelan de verdad. Eres mía y todo de ti me pertenece.
- Sí Amo, perdóneme. He sido una perra mala y acepto mi castigo.
- Muy bien perra, pues hazlo.
Tiré de mis pezones tanto, que sin evitarlo emití un quejido de dolor por el tirón que les estaba dando. Cuando mi Amo quedó satisfecho con el castigo, hizo que parara con un leve gesto de muñeca, y a la falta de una orden, me volví a la posición de sumisión a la espera de nuevas órdenes.
- Ve a por un par de cuencos perra, y que uno lleve comida, como cereales. Has de ir como las perras, a cuatro patas.
- Sí Amo.
Fui a por los boles y en uno eché unos pocos cereales, y para llevarlos los iba empujando poco a poco, hasta llegar de nuevo delante de la cámara.
- Bien, come los cereales como las perras, nada de usar las manos.
- Sí Amo.
Empecé a comer con la boca los cereales, mientras pude oír cómo mi Amo se abría el pantalón, y se masturbaba. Eso me estaba poniendo muy cachonda, no podía evitar que me gustara ver y oír cómo mi Amo se masturbaba. Cuando acabe los cereales con cierta dificultad, me quedé en posición de espera a que mi Amo me diera la siguiente orden.
- Ahora vamos a comprobar cuan perra y guarra estás hecha. Ábrete para mí, y pon debajo el bol vacío. Mastúrbate.
- Sí Amo.
Así hice, me coloqué como él me había dicho masturbándome el coño, y he de reconocer que me ponía muy cachonda el saber que me miraba y observaba, además de masturbarse conmigo. El orgasmo se estaba acercando, podía notar como mis músculos se iban poniendo en tensión.
- Muy bien perra, cuando cuente hasta cinco te correrás y mearás en ese bol, y no quiero un no por respuesta.
Me dejó sorprendida, ¿cómo iba a hacer pis en aquel momento y lugar? Continuaba masturbándome a la vez que mi cabeza daba vueltas por la orden que me había dado mi Amo. Me metía los dedos llegando bien al fondo, y me follaba el coño con ellos, a la vez que la otra mano torturaba mi clítoris, haciendo círculos sobre él.
- 1, 2, 3, 4, … y ¡5!
Sin pensarlo demasiado me corrí, y sin tener que hacer ningún esfuerzo meé sobre el bol que tenía entre mis piernas, alargando mi orgasmo más que nunca. Respiraba entrecortadamente, intentando recuperar el aire que me faltaba.
- Buena perra, ahora coge el dildo, pega la ventosa al suelo y métetelo de un sólo golpe, pensando que es mi polla la que te penetra ese coño encharcado de guarra que tienes.
- Sí Amo.
Cogí el dildo, el cual puse en el suelo, y levantando un poco las caderas, a la vez que le dejaba un buen plano para ver a mi Amo, me deje caer de golpe provocando que casi chillara un gemido de placer. Entre lo que me había puesto en el culo, y la polla ahora que me perforaba el coño, me sentía completamente rellena, y aquella situación me encantaba.
Saltaba sobre el dildo, mientras que oía a mi Amo reírse.
- Mira que eres puta, que no has podido ni aguantar hasta que te diera la orden, pero has de recibir tu castigo y aprender, que lo primero es tu Amo y sus órdenes.
- Sí Amo.
- Mientras de follas ese coño de puta, quien que metas tu cara en tu meada. Puedes beberla si quieres, pero tienes que tener tu cara metida en ella.
- Sí Amo.
¿Cómo iba yo a meter mi cara ahí? Me quedé pensativa, no sabía si hacerlo, estaba dando unos pasos para convertirme en una sumisa con menos límites de los que tenía al principio. ¿Estaba segura de ello? Respirando hondo, y echándole una última mirada, metí la cabeza dentro de mi meada, y retomé la follada que le estaba dando a mi coño, con el dildo que mi Amo me había entregado.
- Eres una guarra, sabía que podías llegar más lejos, y aún te queda mucho por hacer. Muy buena perra.
- MmMNOS.
Intenté pronunciar alguna palabra, pero el tener la cabeza metida en mi meada, me impedía producir sonidos que se pudieran entender. Me encantaba como el dildo perforaba mi coño, y por curiosidad probé el pis, y para mi sorpresa no me disgustó cómo pensaba.
- La perra se va a correr, así que aprieta y retuerce con fuerza tus pezones, y cuando te corras a mi señal, les azotas un par de veces cada uno. ¿Lo has entendido perra?
Asentí con mi cabeza, para que supiera que lo había entendido. De vez en cuando levantaba la cabeza para coger un poco de aire, y eso no le disgustó, pues no me dijo nada.
- A mi señal te corres guarra, y podrás sacar la cara de tu meado si quieres……..
Pasaban los segundos y no hacía nada, no decía nada, sólo se escuchaba un silencio absoluto. Me costaba aguantarme la corrida, pero no quería otro castigo, así que aguantaba cómo podía, a duras penas.
- ¡Córrete perra!
En ese mismo instante me corrí fuerte, notando como mis flujos corrían por todos lados, y para mi sorpresa noté como esa polla soltaba algo, aunque no sabía que era.
- Ahora estás sintiendo mi semen perra, rellené la polla con él.
- Gracias Amo por darme esta sorpresa.
- Limpia la polla con tu boca, per acércate más a la pantalla que quiero verte bien como la limpias.
- Sí Amo.
Me acerqué a la pantalla y me puse a chupar la polla y a masturbarla, quería más de ella, de su polla y su semen. Me encantaban los restos que habían quedado de su semen, me los tragaba enteros, después de enseñarle cómo estaban en mi boca a mi Amo. Incluso aproveché los que salían de mi coño, para tomármelos.
- Eres una completa cerda, perra. Eso a tu Amo le encanta.
Sonreí a modo de respuesta mientras daba las últimas lamidas al dildo delante de la pantalla, provocando que él se corriera abundantemente.
- Bien perra, ahora vete así a la cama, sólo tienes permiso para quitarte la correa. Deja la cámara encendida, quiero observarte cuando me de la gana.
- Sí Amo.
- Ahora descansa perra, nos veremos pronto. Por la mañana podrás quitar la cámara, y las perras van a cuatro patas recuerda.
- Sí Amo, buenas noches.
Así acaba mi primera experiencia online, y espero que os haya gustado. Os contaré lo que le pasó a una amiga sumisa, pero eso ya será otro día. Hasta pronto.
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