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Femdonia.Tres en uno.
Escrito por Slipper

TRES EN UNO._----------------------------

El día empezó torcido para Pepi, antes de irse al trabajo la oí como tuvo una discusión por teléfono con su hijo.

Aunque trabajamos juntos ella entra normalmente una hora antes que yo, y yo lógicamente salgo una hora después, el caso es que la mayoría de nuestra jornada de trabajo la pasamos juntos.

En el mismo Centro que nosotros trabaja mucha gente, entre ellos los chicos de la limpieza, todos son muy eficaces y cumplen perfectamente con su trabajo, todos menos una, la única mujer, que no sólo apenas limpia nada, sino que además, anda siempre enredando y gastando bromas la verdad un poco absurdas.

Mary que así se llama la mujer, estaba aquella mañana especialmente impertinente, y Pepi ya le había avisado que se dedicara a limpiar y a hacer su trabajo, o iban a tener problemas, para más inri Pepi no podía evitar sentir un poco de celos de la rubia limpiadora a la que le gustaba tontear conmigo, pese a que yo no le hacía ni caso, y aquello me costó más de una discusión con mi Señora e incluso en una ocasión me dio una soberana azotaina, totalmente inmerecida por mi parte, pero mi Ama estaba celosa, y aquello lo pagó mi trasero cuando llegamos a casa, además recuerdo que fue una buena paliza, nada de jueguecitos.

A media mañana estaba yo sólo en mi lugar de trabajo, cuando llegó Mary con alguna de sus tonterías, y diciéndome que le encantaba mi camisa, yo estaba nervioso porque sabía que el horno no estaba para bollos y le dije.

-Mary, por favor ve a limpiar a otro sitio, que van a venir y te van a ver aquí, y se va a liar.

Y lo tuvo que pasar pasó, llegó Pepi y al ver a Mary sentada junto a mí, le cambió la cara, su rictus se tornó severo, y sus ojos empezaron a echar fuego.

-¿Se puede saber que pasa esta mañana aquí Mary?

-Pues que va a pasar, no te pongas así mujer…

-¿Que no me ponga así? ¿Me vas a decir también como me tengo que poner?

Entonces Pepi se encaminó al armario donde guardamos las llaves, y efectivamente cogió la llave del archivo

-Pero tranquila que esto lo arreglo yo, pero ahora mismo, vamos al archivo… delante de mí.

Mary se hizo al principio la remolona, sabía lo que aquello significaba, en el archivo era donde la jefa o supervisora solía castigar físicamente a los empleados, normalmente en Femdonia solían ser hombres, pero también se podía castigar a mujeres, siempre y cuando que fuesen castigadas por otra mujer, así que con cara de resignación se levantó por su propia cuenta, y se fue balbuceando unas disculpas camino a su matadero particular.

Como ya sabrá el lector de esta saga de Femdonia, Pepi castigó allí a Ramón en el primer episodio, se trataba de un pequeño cuarto repleto de archivos, una mesa de las que suele haber en el colegio, y un pequeño armario en el que se guardaba la zapatilla con la que castigaba a sus subordinados, realmente aquello era algo muy poco usual, y desde que castigó aquel día a su Ramón no había vuelto a azotar a nadie.

-Apóyate en la mesa Mary._ Dijo muy enfadada Pepi mientras sacaba la zapatilla del armario, recordemos que era una zapatilla de felpa, granate, con unos pequeños adornos blancos en el empeine y una suela de goma casi el mismo color que la propia zapatilla, si acaso algo más clarita, mientras retorcía la zapatilla con sus propias manos, tal era el enfado que tenía.



Como Mary no obedecía empezaron a caerle zapatillazos en el culo sobre el fino pantalón blanco del uniforme que suelen llevar limpiadoras y las enfermeras.

-Obedece de una vez PLASSSSSSSSSSSSS que me tienes harta PLASSSS PLASSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSS

Como Mary no ocupó su posición apoyada sobre la mesa con el culo en pompa, lo que hizo Pepi fue perseguirla alrededor de dicha mesa a zapatillazo limpio, la actitud de la limpiadora era el de una niña, era una mujer muy infantil en todos los aspectos, y para recibir un castigo no iba a ser menos.

Pero no por su actitud infantil, la azotaina fue menos severa, al revés fue muy dura, Pepi le tenía ganas hacía mucho tiempo, Mary era vaga, gamberra, contestona, y encima tonteaba con su Ramón, y lo que provocan los celos es rabia, y con toda esa rabia la estaba castigando en aquel pequeño habitáculo.

En mitad de aquella carrera infernal, Mary tropezó con la pata de la mesa, y cayó al suelo, lo que aprovecho su verduga, para propinarle una salva de fortísimos zapatillazos en el culo que provocaron que los alaridos se escucharan dónde estaba Ramón, que sintió por un lado desasosiego y por el otro excitación, sabía que su queridísima Señora le estaba propinado un palizón de los de época a la pobre compañera, y no podía evitar sentir excitación.

Mientras Pepi en vez de arredrarse con los gritos de la rubia, le bajó los pantalones de un tirón y a la vez se llevó las bragas, y siguió con la monumental tunda.

-Grita, grita!!! ¿Estás gritando para que pare? Pues sigue gritando, PLASSSSSS PLASSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSS

La suela de aquella zapatilla se quedó grabada durante días en el culo de Mary, que recibió la mayor paliza que había recibido nunca, cuando ya no le quedaban más lágrimas que derramar ni más garganta para gritar, se levantó como pudo del suelo, y se aferró a las piernas de su castigadora como si le fuera la vida en ello.

-Perdóname Pepi por favor, perdóname, te juro que voy a cambiar, por favor, por favor, ya verás cómo cambio, pero por favor no me pegues más, lo siento buaaaaaaaaaaa, lo siento muchísimo.

Pepi se quedó erguida, mirando hacia abajo, con la zapatilla aún en la mano, viendo a la limpiadora arrodillada y aferrada a su pierna, con la cara apoyada en la pernera de su bota, parecía que se la estaba besando… y algo que hizo clic en su mente, no le atraían nada las mujeres en lo sexual, pero ver a aquella mujer abrazada a su pierna suplicándole que parara el castigo la hizo sentirse poderosa, y sus bragas pasaron de estar húmedas debido a la tunda, a estar mojadas debido a esa sensación de poder al tener a alguien a su merced.

-Levanta¡¡¡¡

Pepi guardó la zapatilla en el cajón donde estaba dentro del armario, mientras Mary se recomponía como podía, secándose las lágrimas, atusándose el pelo y asumiendo la vergüenza de ser castigada por una mujer un par de años menor que ella.

Salieron del archivo, Mary humillada y roja como un tomate y Pepi triunfante con la cabeza alta y erguida, pese a ser un poco más baja parecía mucho más grande, y antes de separar sus caminos le dijo a la pobre limpiadora que la seguía cabizbaja.

-Ahora vete a hacer tu trabajo, y procura que no vuelva a tener que sacar la zapatilla, porque te juro que te la rompo en el culo.

-Si jefa, no volverá a suceder, lo siento de verdad.

-Pues circulando.

Entonces mi Ama entró al cuarto que compartimos en el trabajo, estaba espléndida, en esta ocasión llevaba un atuendo bastante casual, para lo clásica que suele ser ella vistiendo, llevaba un pantalón vaquero negro como descolorido que le hacía un culo y unas curvas muy muy apetecibles, y una camisa de cuadros rojos blancos y grises muy hípster, y unos botines que le llegaban a media pantorrilla.

-Y tú que miras? ..Has visto lo que le hecho a tu amiga?

-No es mi amiga, y me parece muy bien lo que le has hecho.

-Luego hablaremos tú y yo.

-Si cariño.

Yo ya sabía por experiencia que de nada servía rebatirle a mi Ama, y más aún, estando cabreada, así que opté por un diplomático Sí cariño, y ya vendrían tiempos mejores.

No pasaron ni dos minutos cuando recibió una llamada al móvil, y pronto me di cuenta de que algo grave pasaba.

-¿Cómo que Pedro está en tu casa, que pasa mamá?

-…

-Pero expulsado ¿por qué?

-…

-¿Que dice que no ha hecho nada? Me cago hasta en la madre que lo parió!!!… Que no se mueva de allí, ese se va a enterar hoy!!!

Yo intuí que algo pasaba con su hijo Pedro, y quise decirle que no fuera muy severa con él, pero no me atreví a verbalizarlo.

-¿Qué ha pasado, es algo de Pedro?

-¿Que qué ha pasado? Pues que lo han expulsado del internado, eso ha pasado… lo mato a palos, le voy a dar una…. Será posible… no para de darme disgustos, pero te ha aseguro que hoy lo voy a brear, le voy a dar una que va a mudar la piel, menudo sinvergüenza!!!

-Cariño, no sabemos lo que ha pasado, es posible…

-Cállate Ramón, me oyes? Que al final cobras tú también. Me voy, este se entera hoy de lo que vale un peine!!!!

Agarró su chaqueta y salió como alma que lleva el diablo, iba a casa de su madre donde la esperaba su hijo al que acababan de expulsar del internado donde estudiaba la secundaria, y la verdad es que en aquel momento no me hubiera gustado estar en su piel.

Cuando la madre de Pepi abrió la puerta a su hija, ésta no sólo no saludó, sino que ni siquiera la miró, sólo dijo:

-¿Dónde está?

-Está en el salón con Manolita, habla primero con él Pepi, que dice que él no ha hecho nada.

-¿Que no ha hecho nada? Yo se lo diré…

Pedro sabía cómo se las gastaba su madre y estaba aterrorizado esperándola en casa de su abuela, el hecho de que en la casa también estuviera una amiga de ésta no evitó el huracán

-Mamá déjame que te diga lo…

-Plasssssssssssss plasssssssssss

Los dos primeros guantazos lo devolvieron al sofá de donde intentaba levantarse, entonces miró con lágrimas en los ojos a su madre, más por el dolor de los bofetones, por el dolor que se avecinaba, Pedro sabía que estaba enfurecida, y que le esperaba una señora paliza, y no se equivocó.

-¿Qué ha pasado sinvergüenza Plasssssssssssss plassssssssss plassssssssss, por qué te han expulsado? Plasssssssss plasssssssssssssss

Pepi le dio a su hijo una salva de guantazos que lo volvieron loco, le puso la mejilla y la oreja izquerdas coloradas como un tomate, la pequeña mano de mi Señora impactaba con una fuerza inusitada en el rostro de su hijo, que no sabía dónde meterse.

-Mamá déjame que te explique, no ha sido culpa mía.

-Plasssssssssssssssss plasssssssssss, ¿Qué no ha sido culpa tuya? Mamá déjame tu zapatilla!!

-Hija habla primero con…

-Mamá, la zapatilla!!!



Ante la insistencia de Pepi, su madre, que la conocía bien, dio una patadita y dejó la zapatilla que llevaba calzada al alcance de su hija, que la recogió a la velocidad del rayo del suelo, y empezó darle estopa a su hijo.

Empezó a sacudirle sobre el sofá, el pobre chaval apenas podía taparse con las manos la salva de zapatillazos que caía sobre él, a Pepi le costaba coger la zapatilla de su madre, que era una chinela negra pero con cuña en el talón, aquello la hacía más cómoda para andar, y más elegante, pero más incómoda a la hora de castigar culos, pero mi Señora suplió aquella dificultad con maestría, se la acomodó bien en la mano y apretando los dientes le dio una soberana paliza a su hijo que brincaba sobre el sofá al son que su madre tocaba.

Cuando no le cabían más zapatillazos en el cuerpo, y ante la evidente dificultad de Pepi para continuar la azotaina, agarró la zapatilla por delante, y le dijo a su hijo.

-Los pantalones, abajo!!!!

-Mamá nooooooo, por favor

A Pepi no le importaron las súplicas de su hijo, ni la cara de su madre que le decía con gestos que ya estaba bien, ni la presencia de la vecina, que por cierto estaba disfrutando como una enana con el espectáculo que le estaban brindando.

-Los pantalones te he dicho!!!

Pedro para no empeorar las cosas, se bajó los pantalones dispuesto a seguir recibiendo y ahora de forma más dura, la zapatilla de su abuela, pero empuñada por su madre, lo que lo hacía mucho más duro.

Se puso a cuatro patas encima del sofá con el culo en pompa, como sabía que su madre quería, y ésta no contenta con ello, de un tirón le bajó el calzoncillo, y con la zapatilla agarrada por la puntera empezó a darle duros zapatillazos con la zona de la cuña de la zapatilla, cada zapatillazo movía al pobre Pedro del sofá, la suela de goma amarilla restallaba sobre la piel, y los alaridos del chaval inundaban la habitación.

Mientras, Pepi no paraba de abroncar a su hijo, cada uno de aquellos azotes dados de esa guisa provocaba gemidos de dolor y promesas eternas de buen comportamiento en el pobre Pedro, esta parte de la azotaina, fue lenta, cada uno de los enormes zapatillazos fue desgranándose, hasta que en uno de los últimos, justo cuando se produjo el chasquido de la goma con la piel, y el alarido de dolor, llegó el orgasmo de Manolita, que durante toda la zurra había aprovechado para frotar sus piernas entre sí, y su culo contra el sillón, aquel rozamiento, y por supuesto la excitante paliza que estaba presenciando a dos metros de distancia, hicieron que se corriera como una yegua, dejando un lamparón en su falda que traspasó hasta llegar al terciopelo del sillón, dejándola derrengada, exhausta y feliz.

Pepi dio por finalizada la paliza lanzando la zapatilla a los pies de su madre que se la calzó sin mirarla.

-Vámonos a la casa, que tú y yo no hemos terminado todavía.

Pedro se vistió como pudo, y sin parar de llorar recogió sus cosas y se fue a su casa detrás de su madre, allí intentaría explicarle lo que de verdad sucedió.

Cuando se quedaron solas la madre de Pepi y su vecina Manolita, ésta le preguntó.

-Tú crees que le pegará más en su casa, con el palizón que le ha dado?

-No lo sé, pero capaz es, menuda es mi Pepi.

Manolita ya sólo pensaba en ir a su casa a masturbarse pensando en lo que había vivido e imaginando lo que podría pasar.

Una vez en casa de mi Señora:

-Mamá por favor déjame que te explique lo que ha pasado.

-Cállate y vete a tu habitación, porque si sigo contigo te mato esta mañana a palos.

El chico sabía cómo se las gastaba su madre, así que optó por irse a su cuarto, eso sí medio cojeando, debido la zurra que acababa de recibir.

Yo llegué a casa casi una hora después, y al llegar oí a mi Señora hablando por teléfono despotricando con alguien.

-Pero se puede saber que seriedad es esta? Me está diciendo usted que ha habido un error?, Usted sabe que le acabo de dar una paliza a mi hijo que lo he dejado baldado? Les voy a poner una denuncia que los voy a levantar en peso, pero en una hora estoy allí y le aseguro que me va a oír.

-¿Qué ha pasado cariño?

-Que qué ha pasado, pues que han expulsado a Pedro del Colegio Mayor, y me acaba de llamar la directora diciéndome que ha sido un error… con la paliza que le acabo de dar al pobre, pero te aseguro que me van a oir.

-Mamá ya he oído que te han llamado, eso era lo que te quería decir.

-Ven aquí anda ven aquí

Cuando Pedro su madre lo abrazó y lo besó en la cara dos o tres veces.

-Menudo palizón te he dado cariño mío.

-No pasa nada mamá, iba a decírtelo, pero no me ha dado tiempo.

-Dame otro beso anda, y perdona a tu madre, muack muack, y tú yo nos vamos ahora mismo al Colegio y me van a oír pero bien oída.

-Déjame que os lleve.

-No, no, quédate aquí haciendo la comida, en hora y media estoy aquí.

Como había previsto mi Señora en hora y media estaba de vuelta.

-¿Cómo ha ido cariño?

-Pues son unos inútiles, eso es lo que son.

-¿Pero qué ha pasado?

-Pues resulta que han echado a Pedro por vaciar un extintor en la sala de profesores, y después de echarlo, han descubierto que no había sido él, ¿Qué te parece?

-Pues me parece una vergüenza, eso me parece.

-Entonces les he dicho, ustedes saben que le he dado una paliza a mi hijo, por su culpa, y por su incompetencia? Lo saben o no lo saben?, y al final me han dicho que para arreglar lo que había pasado, lo que podían hacer además de pedirnos disculpas, es no cobrarme la estancia de Pedro en todo el curso.

-Bueno algo es algo.

Yo le dije eso a mi Señora sabiendo que a ella se le ganaba por el bolsillo, y sabía que esa solución le agradaría.

-Eso está muy bien, pero la paliza que le he dado, al pobre ya no se la quita nadie.

La cosa se quedó así, yo le dije que la comida estaba lista, y comimos, tras quitar la mesa, Pepi decidió que esa tarde iríamos a andar, un poco de ejercicio no venía nunca mal, así que nos pusimos nuestro chándal, deportivas, y al parque.

Anduvimos algo más de una hora, y yo notaba a mi Señora rara, como mohína, su cabeza no paraba de dar vueltas, ella era una mujer severa, pero justa, todas y cada una de las azotainas que había propinado en su vida estaban totalmente justificadas, todas tenían un motivo, otra cosa es que ella fuera más o menos severa, pero todas ellas tenían una razón de ser. Todas menos la que había dado aquella mañana a su hijo, y lo peor de todo es que su propia madre le había aconsejado hablar antes con él, y el propio chaval le dijo a su madre algo así, como “déjame que te explique mamá”, pero ella con su temperamento volcánico no atendió a razones y sólo pensó en dar una lección a su hijo como tantas otras veces, así era mi Señora.

Cuando llegamos a casa, me dijo que iba a ducharse, no me invitó como otras veces a que lo hiciéramos juntos, así que no le dije nada, terminé de recoger la cocina, y de hacer alguna pequeña tarea y esperé a que terminara de ducharse para hacerlo yo.

Pese a ser finales de octubre aquella tarde aún hacía calor, así que me puse un pantalón de pijama ligero, una camiseta de manga corta, y unas zapatillas de verano, y cuando llegué al salón vi a mi Ama sentada en el sofá con un camisón de seda azul oscuro de tirantes, que le llegaba por encima de las rodillas y unas zapatillas que tenía desde hacía unas semanas y que le encantaban porque no se las quitaba, eran de entretiempo, color salmón, con tres maripositas azules a modo de adorno en el empeine y una rugosa suela de goma amarilla que más adelante tuve la ocasión de catar.



Pero pese a estar tremendamente atractiva, a mí me preocupaba mucho su aspecto anímico, nunca la había visto así, estaba mirando cosas en el móvil, pero sin prestar ninguna atención, así que me senté junto a ella en el sofá, le acaricié la cara con todo el mimo que fui capaz, y le pregunté.

-¿Puedo?

Ella pareció mirarme de forma interrogativa, como si no supiera a qué me refería, entonces lo que hice fue empezar a besarla.

Le besé la cara, el cuello, la oreja, el hombro, el brazo, eran besos cortos e intensos, cuando estaba en el hombro me dieron ganas de besarle la axila y eso hice, me encantó besarla ahí tenía unos pelos incipientes, haría una semana que no se depilaba por ahí, y me encantó la textura de esos pelos incipientes, le comí una axila, y después la otra, a ella parecía agradarle así que seguí deglutiendo aquellos manjares, apenas sabían a sudor, pero como ya sabréis de mi Ama me gusta todo.

Cuando acabé con las axilas me fue a sus pechos, los devoré, me gustó ver como se le ponían los pezones como escarpias, ella gemía, y ronroneaba, aquello solía ser el preludio de una buena corrida, así que me bajé por la barriga hasta llegar a su cueva sagrada, le quité las bragas con los dientes, ella me ayudó porque tenía urgencia por correrse, pero yo quería hacer las cosas bien hechas.

Utilicé una técnica que ella previamente ya había aprobado, y no era otra que poner mi gran lengua sobre su precioso coño, la pongo y la dejo durante unos segundos, después cambio de lado, luego me centro en su rajita mágica, la penetro de abajo arriba, después de arriba abajo, saboreo todo ese maravilloso almizcle, para finalizar penetrándola todo lo que puedo de fuera a dentro, follando así a mi Diosa, en ese momento me agarro del pelo y me apremió a terminar, me centré en su clítoris y le pasé mi lengua a todo alrededor hasta hacérselo tintinear, ahí noté como me clavó sus talones en mis costillas, gritó, gimió y se corrió, y yo diría por la cantidad de flujo que tragué, fue un orgasmo como hacía tiempo que no tenía.

Cuando saqué la cabeza de entre sus piernas la vi exhausta y con la cara relajada, sin duda había disfrutado, y mucho, pero aún atisbé un halo de pesadumbre en su rostro.

Me incorporé, la abracé y la besé, ella de nuevo sentada en el sofá, se dejó hacer, me besaba pero seguía un poco ausente, yo no soportaba verla así, entonces se me ocurrió una idea, me arrodillé en el suelo, cogí una de sus zapatillas con la boca, como si fuera un perro, me encantó el olor de sus pies en el interior, la mordí por el empeine y se la deposité en su regazo, sobre el camisón que se le había quedado arremangado, la dejé ahí y la miré, con la mirada le dije, pégame, dame una buena paliza y por favor quítate ese peso de encima que te está oprimiendo el alma, y parece que ella así lo entendió.

Agarró la zapatilla por el talón, se la acomodó como de costumbre, y asintiendo me dijo que me pusiera sobre su regazo, yo como una centella me bajé el pijama y el calzoncillo para ponerme desnudo sobre el regazo de mi Ama como sabía que ella quería.

Antes de caer bocabajo pude ver como con cara de rabia se mordía el labio inferior y me sacudió un zapatillazo que sin duda se tuvo que oír fuera de casa.

Era una zapatilla más bien liviana, no muy dura, pero eso fue suplido por la fuerza y la rabia con la que me azotó mi querida Pepi, me pegaba con saña, con rabia, yo empecé a gemir de dolor, los ayes se mezclaban con los gritos, y pronto llegaron los llantos, mi cuerpo me pedía huir de aquel sofá, pero nunca osé hacerle eso a mi Ama, y menos se lo iba a hacer precisamente hoy, yo que me había ofrecido para expiar el sentimiento de culpa que tenía mi Señora, no iba a huir como un cobarde ahora, así que aguanté aún no sé cómo, pero aguanté.

La paliza duró más de lo habitual, se cebó conmigo, se estaba desahogando, la rugosa suela de goma me puso el culo como un pimiento morrón, y después los muslos, y hubo una última salva de zapatillazos que hicieron brotar un poco de sangre de mi nalga derecha, yo ya estaba desesperado, me moría de dolor, nada de excitación, me estaba dejando sin culo, y sólo lloraba y lloraba y mordía un cojín que había en aquella esquina del sofá.

Oí caer la zapatilla al suelo y supe que aquello había acabado, me dejó un par de minutos sobre su regazo, me acariciaba los muslos y la espalda, las nalgas apenas las tocaba, imaginaros como me las puso, de pronto me dijo.

-Levanta, vamos al baño.

.Yo iba sólo con la camiseta, una vez en el baño, me limpió las gotitas de sangre con una esponja mojada, cogió un bote de crema, y volvió a decirme.

-Vamos a la habitación.

Se sentó en la cama, y me indicó que me pusiera de nuevo en su regazo, en este caso sabía que no me iba a pegar más, que ahora tocaba consuelo, y así fue, me estuvo echando crema hidratante un buen rato, me la echaba con mimo, con amor.

-Me ha gustado mucho lo que has hecho hoy conmigo.

-Todo lo que haga por mi Ama es poco.

-Me gusta que sepas que estoy mal, sin tener que decírtelo.

-Gracias mi Ama.

-Y me gusta que quieras complacerme.

-Es un honor, ya lo sabe mi Ama.

-Y sabes lo que más me gusta de todo?

-No lo sé.

-Que me adivines, que sepas lo que quiero, lo que necesito, sin tener que pedírtelo.

-Ojalá acierte siempre.

-Pues más te vale, plas

-Auuuuuuuuuuu

Había sido un azotito de broma, y exageré el grito para continuar con la broma, pero lo que no fue broma fue lo que vino a continuación.

-Acuéstate aquí, bocarriba, tengo ganas de regalarte esto.

Me acosté como mi Ama me dijo pese a que el culo me dolía horrores, y me quedé patidifuso cuando la vi gatear hasta mí y empezar a besarme mi polla, y comerme los huevos, no podía dar crédito, en todo el tiempo que estábamos juntos nunca me había hecho una mamada, ni yo había osado pedírsela, pero resultó ser toda una experta, fue una fiera succionando mis pelotas, me las chupó y me las rechupeteó, después se pasó a mi polla, subiendo y bajando su boca, yo creo que nunca había sentido tanto placer, y le anuncié gritando que me iba a correr, entonces levantó mi cabeza y me dijo.

-Ni se te ocurra, ahora lo que vas a hacer es follar a tu Ama, pero como si te fuera la vida en ello.

Y sin dejar de mirarme como una loba que va a comerse a un cordero se subió a horcajadas sobre mi mástil y empezó a cabalgarme, se dejaba caer con todo su peso y se quedaba empalada para salirse otra vez y volver a empalarse, yo le magreé sus tetas en el súmmum de la felicidad, sabía que me iba a correr y nada ni nadie me podía parar, por suerte ella también empezó a convulsionar, y la lava de ambos volcanes se juntó entre alaridos de ambos.

Nos quedamos abrazados, yo le juré amor eterno, y ella en una frase que adoro y sonriendo levemente me dijo.

-Por la cuenta que te trae.

Y yo me quedé pensando y con media sonrisa tumbado sobre la cama, la suerte que tenía de estar con aquella Diosa que era capaz de darle tres palizas en un día, a tres personas distintas, y quedarse tan ancha, tres en uno.

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Femdonia.Tres en uno. es un relato escrito por Slipper publicado el 07-07-2023 11:17:21 y bajo licencia de Creative Commons.

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