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El sueño
Escrito por Lourdes


Para dormir anoche, me ordenaste que delante ti (tú estabas oculto tras la cam con lo nerviosa que sabes que me pone no verte) me pusiera el tanga hasta las rodillas y luego me acariciara el clítoris, cuando me notaste lo suficientemente excitada, me ordenaste metérme un vibrador en mi vagina hasta al fondo y subirme el tanga para sujetarlo bien.

- A dormir, esclava
- Si, Amo, felices sueños
- Duerme feliz entre los brazos de tu Amo y señor y no olvides mandarme un correo por la mañana
- No Amo, hasta mañana

Entré en mi habitación y me tumbé en la cama boca abajo, con las manos encima de la cabeza y las piernas ligeramente abiertas con la seguridad de que el vibrador no se saldría. Como otras muchas noches, imaginé que mi Amo me contemplaba desde la puerta sintiéndose complacido por mi disponibilidad.

Te tumbaste en la cama junto a mí y con tus dedos me hiciste cerrar los ojos. Me besaste suavemente y acariciaste mi cara con un solo dedo deteniéndote en mis labios que yo inmediatamente entreabrí. Lamí uno a uno los dedos que ibas introduciendo en mi boca mientras empezaba a sentir que la excitación me subía.

- Tranquila, perra, tienes prohibido correrte,- me dijiste mientras veías como intentaba frotarme con el colchón.

Tu dedo siguió su curso recorriendo mi cuello, mi espalda, muy lentamente siempre. Al llegar a mi culo lo amasaste y me distes varios azotes en cada nalga.

Yo me sentía llena por el vibrador en funcionamiento y por la inflamación que suponía debía de tener mi vagina después de las últimas sesiones con las bolas y los huevos.

Creo que en algún momento te pedí que terminara todo, que me permitieras sacar el vibrador, ya no sabía si deseaba correrme o descansar de tanta excitación. Me cogiste en tus brazos haciendo que me calmara y entré en un estado de semi inconsciencia donde tuve un sueño, o quizás debería decir que fue una pesadilla.

Nunca hemos hablado exactamente de como desea mi Amo verme con otra mujer, no sé si seré activa o pasiva o las dos cosas. Nunca he estado con ninguna, no sé si me gustará o no, si no fuera un deseo de mi Amo, quizás jamás me lo hubiera planteado.

En ese sueño, estaba en un pasillo junto a varias puertas, vestida tan solo con mi collar de perra. Mi Amo estaba detrás de mí y me ordenaba que mirara por los cristales de las puertas con la tranquilidad de que nadie podría verme.

En la primera habitación, tumbada en la cama estaba una mujer con un escueto tanga y un sujetador que apenas cubría sus generosos pechos. Tenía los ojos cerrados, una sonrisa en la boca y se acariciaba con mucha suavidad, muy lentamente, como una gata perezosa.
En la segunda, había un Amo vestido únicamente con un batín de seda, recostado en un sillón fumando, su esclava estaba a sus pies desnuda, con su collar de perra y en posición sumisa esperando órdenes.

En la tercera había una ama vestida con cuero negro y un antifaz azotando a su esclavo que estaba de pie, desnudo, atado formando una cruz.
En la última habitación había una ama impresionante, vestida con un traje de cuero rojo brillante que golpeaba sus altísimas botas con una fusta mientras se paseaba impaciente y que a pesar de su belleza daba miedo.

Cuando observé todas las habitaciones, mi Amo me dijo que a mí me tocaba elegir la habitación donde íbamos a entrar, que no tenía mucho tiempo para pensar, pero que debía de elegir aquella que yo creyera que más iba a complacer a mi Amo. Si no elegía pronto, mi Amo me iba a castigar y además me haría entrar en todas las habitaciones.
Yo temblaba mientras mi cabeza trataba de pensar aceleradamente. Miles de imágenes y situaciones se me agolpaban, no sabía que elegir, tenía miedo de equivocarme, de elegir la incorrecta y sobre todo, tenía miedo por no saber lo que me ocurriría en cada una de las habitaciones y sobre todo, tenía miedo de no responder lo suficientemente rápido y que mi Amo me castigara.
En el sueño, yo quería correr, pero mi Amo me tenía firmemente sujeta de los hombros y aunque yo me debatía entre ellos, no podía escapar.
¿Qué creéis que podía suceder en cada habitación? ¿Cuál pensáis que debía elegir? ¿Me castigaría mi Amo?.
Yo no recuerdo si llegué a elegir alguna habitación, sólo sé que me desperté temblando y sudorosa y que tardé mucho en volverme a dormir.

Por la mañana, me puse una pinza en mi clítoris siguiendo las órdenes de mi Amo. Lo tenía muy inflamado, posiblemente debido a toda la excitación acumulada estos días.

Mientras caminaba hacia mi trabajo, podía notar el roce del pareo en la pinza y creí que no lo iba a aguantar. Peor fue cuando tuve que sentarme. Estando de pie la presión medio se aguantaba, pero sentada resultaba un auténtico infierno.

Me he pasado las dos horas hasta que me la he podido quitar mirando el reloj, parecía que los minutos no pasaban. No podía cambiarla de sitio porque el clítoris no da el mismo juego para hacerlo que los pezones y cada vez que lo intentaba el dolor era más intenso. Agradecida que llegaran las 11, me quité la pinza y metí una bola que aún llevo puesta hasta que mi Amo me ordene sacarla.


Licencia de Creative Commons

El sueño es un relato escrito por Lourdes publicado el 26-04-2022 02:55:09 y bajo licencia de Creative Commons.

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