Mojados
Llueve y nos hemos empapado
descalzos, ligeros de ropa.
Mi piel se distingue
tras la transparencia
de la seda de mi blusa,
y tus ojos perciben
el contorno de mis senos,
sus matices, sus aureolas.
Humedeces tus labios,
con esa desorbitante
expresión de deseo en tu rostro,
y me perturbas.
Tiemblo de frío,
aunque mi cuerpo excitado
se prende, sintiendo correr
las gotas de lluvia,
que arden al contacto
con mi piel.
Te miro
con desordenada locura,
colgada de tu cuello
mientras me besas
y palpas mis pezones
endurecidos por el frío
y el erotismo que padezco.
Te excita el olor
de mis cabellos mojados.
Y nos damos a las caricias,
desbordando amor, pasión
y desenfreno,
entregándonos al tacto
de nuestras manos,
al desorden de nuestras bocas,
a nuestros sueños y fantasías.
¡Tantos sentimientos nuevos
dentro, en lo más profundo!
¡Cuántos encantos y fuego
en nuestra pervertida conducta
al perder los sentidos,
al volvernos miel
amándose nuestras almas!
|