Adrenalina
Ella: Quiero ese beso,
ese beso maldito,
ardiente, apasionado,
intenso y exquisito
que etotiza mi cuerpo,
perversión de tus labios,
me embriaga y me eleva
hacía el cielo bendito.
Él: Róbame ese beso
para ti reservado,
debilita mis barreras,
incendia mis sentidos.
Beso de adrenalina,
que juega con mi pasión,
me lleva a lo desconocido
apostando al corazón.
Ella: Quiero que tus manos
descubran mi piel
y palpen los rincones
que nadie puede ver.
Tócame, acaricia
mi piel blanca luna,
entra en mi universo
qué soy toda tuya.
Él: Aquí están mis manos,
muéstrame el camino,
dibujaré tu rostro,
me fundiré contigo.
Me aferraré a tu cintura,
te susurraré lascivo
mis suspiros de fuego
cerca de tu oído.
Ella: Penetra mi universo
profundo y encendido,
quiero sentir tu furia,
mi cuerpo está prendido,
hagamos una danza
al compás de un gemido,
desata mi tormenta
cual mar embravecido.
Él: Cual mar embravecido
agitaré las aguas,
con la ardiente lascivia
que nuestro sexo irradia,
mirándote a los ojos
en nuestra ardua batalla,
te embisto nuevamente
entrelazando el alma.
Ella: Un suspiro entrecortado
se me ha escapado del pecho,
mi dulce miel va calando
el blanco satín del lecho.
Él: Al cielo cierro mis ojos
y la vida se me pierde,
son fuertes nuestros latidos,
uno seremos por siempre.
Bía y Diego GRam
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