Tiempo estimado de lectura de 5 a 6 minutos

Vacaciones con mi perra Lassi (I)
Escrito por Prometeo

Era una noche de verano, estaba de vacaciones con mi sumisa y habíamos decidido ir a tomar algo al bar del hotel, aunque no sería simplemente ir a tomar algo, ella tenía unas condiciones muy claras que cumplir. Como buen dominante, me gusta presumir de mi sumisa, y aunque muchos hombres babeen por ella, sólo yo puedo disfrutar de aquello que se me ha entregado, y ahora me pertenece.

Estábamos preparándonos en nuestra habitación de hotel, yo llevaría un traje informal, y ella llevaría un vestido bastante escueto y nada de ropa interior. La verdad es que para mí tenía un cuerpo precioso, buenas caderas, grandes tetas y un buen culo, como hombre no podía pedir más.

Ella llevaba en su cuello el collar simbólico disimulado que la di al comienzo de nuestra relación como Amo/sumisa. Salimos de nuestra habitación, y nos dirigimos al ascensor, en el cual una vez dentro, pasé mi mano entre sus muslos, para llegar hasta su coño y masturbarla con mis dedos.

Tras bajar un par de pisos, se montaron en el ascensor un par de parejas que debían conocerse, pues hablaban entre ellos. Disimuladamente le susurré a mi perra:

- Ni se te ocurra correrte Lassi, ya sabes que el mal comportamiento lleva a castigo.

- Pero Amo…

No pudo susurrar más, pues tenía que concentrarse en no correrse. Poco después sonó el timbre del ascensor, anunciando que ya habíamos llegado a nuestro piso, por lo que sacando mi mano de su coño, y tras limpiarla en su culo respingón, la apoyé sobre su cintura como un buen caballero que acompaña a su dama.

Entramos en el bar del hotel, y como bien le había indicado, mi perra buscó una mesa que la gente pudiera ver bien, y se sentó con las piernas bien abiertas, para que pudieran disfrutar de las vistas, aquellos que querían hacerlo. Vino el camarero a tomarnos nota, pero el muchacho se quedó embobado con las buenas tetas que marcaba mi perra.

- ¿Qué.. les pongo… señores? -decía mientras tartamudeaba mirando sus tetas-.

- Yo quiero un Bourbon, y para ella, un San Francisco, gracias. Ya te puedes ir.

En cierta manera me molestaba que aquel camarero baboso, mirase tanto a mi hembra, que es sólo mía. Por lo que podía ver en la sala mientras nos tomábamos nuestras copas, había muchos hombres que esta noche se pajearían pensando en ella, y yo sabía que eso la humillaba a ella, pero también le ponía cachonda.

Terminamos nuestras bebidas y decidí que era hora de llevarla de nuevo a la habitación, pues tenía la necesidad de follarla como la perra que era, y como el animal que soy cuando estoy con ella. No tardamos mucho en subir, a ella tampoco le faltaban ganas, por lo que al bajar del ascensor, con un leve toque de mis dedos sobre sus hombros, supo que tenía que quitarse el vestido, ponerse a cuatro patas e ir a la habitación.

Antes de que comenzase a andar, le puse el collar que me saqué del bolsillo y la correa que iba a juego. Tiré ligeramente de ella, y nos movimos por el pasillo hasta la puerta de nuestra habitación, la cual abrí, me metí y cerré, dejándola a ella fuera de la habitación. Podía oír como arañaba la puerta como una perra que suplica por entrar, por lo que tras tres minutos que seguro que para ella fueron eternos, la dejé pasar a la habitación.

- Muy bien perra, es hora de tu cena.

Me senté en el sofá, con las piernas bien abiertas y los brazos sobre el respaldo, demostrándole mi hombría, como a ella tanto le gustaba y a mí también. Se acercó lentamente, andando como la perra que es, me dio la correa, pues sabía que tenía que hacerlo, y con la boca estuvo sacando mi pantalón y bóxers.

Cuando tuvo mi polla fuera, podía ver cómo le brillaban los ojos de felicidad, como la buena puta que es, que sólo desea a su Amo. Se la restregaba por toda la cara, impregnándose su olor fuerte a macho, y la olía como si oliese una rosa de un jardín, para después pasar su lengua por todo el tronco, jugueteando con el prepucio, sacando y metiendo la punta, a la vez que metía y movía la lengua por él.

Esta zorra sí que sabía hacer lo que tanto me gustaba, aunque también me había costado mucho tiempo de entrenamiento. Se disponía a meterla en su boca, pero con un tirón de collar hacia atrás, casi ahogándola, entendió que todavía no le había dado permiso.

- Amo guau guau (ladraba como perra), le suplico que deje a esta perra meterse su gran polla, promete tomarla entera y tragar con delicia todo lo que salga de ella, guau guau (vuelve a ladrar).

- Muy bien perra, veo que vas mejorando, chupa como la puta que estás hecha, y recuerda nada de remilgos o te castigo.

Sin mediar más palabra se abalanzó sobre ella como puta hambrienta de polla, y veo sus intentos de meterla entera, pero aún le cuesta un poco, por lo que poniendo mi mano en su cabeza, la empujo bien al fondo de mi polla, notando sus arcadas al llegar hasta la base. Noto que empuja la cabeza hacia atrás, sé que puede aguantar más, por lo que la dejo, lo que provoca que me pellizque la pierna. Suelto su cabeza, y ella la saca a coger aire, pero antes de que pronunciara algún sonido, le di un guantazo en la mejilla.

- Puta, te dije que nada de remilgos ni ostias, así que ya te estás metiendo la polla de nuevo en esa boca de zorra, y chupándola como te he enseñado.

- Sí Amo.

- Pues ponte a ello, perra. No me hagas enfadar.

Volvió a metérsela en la boca, intentando llegar hasta el fondo, todavía sé que le falta un poco de práctica, pero me impaciento por mis ganas enormes de follarla, así que poniendo mis manos otra vez sobre su cabeza, le follo la boca como dios manda, y ella no opone ninguna resistencia, lo cual hace que me tranquilice un poco.

No quiero acabar todavía en su boca, por lo que antes de correrme la saco sin previo aviso, y provoca en ella un sentimiento de falta, pero tiro de la correa y la subo a la cama. Cojo las cuerdas, y dejándola a ella a cuatro patas, le ato las muñecas al cabecero y los tobillos a las patas de las cama.

Me quito la ropa pues esta me sobraba, me pongo detrás de ella, y bajando mi boca a su coño, paso lentamente mi lengua por todo él, provocando gemidos guturales en mi hembra, mi puta, mi zorra..

- Eres una cerda, con sólo chupar mi polla ya estás tan mojada.

- Amo, le suplico que siga, le necesito.

- Ah puta mía, no sabes lo que te espera.

De una bolsa saco un consolador, unas pinzas y una fusta, esta noche quería divertirme, por lo que nadie me lo iba a impedir. Puse las pinzas sobre sus pezones, ejerciendo más fuerza de lo normal, y ella emitió un quejido, recordándome qué debía de ponerle la mordaza, por lo que volviendo a la bolsa, cojo una mordaza de bola y se la pongo.

Vuelvo a poner mi boca en su coño, jugueteando en él con mi lengua, metiéndola hasta el fondo de su agujero, a la vez que masturbaba con mis dedos su hinchado clítoris. Sentía como los pequeños espasmos iban llegando a ella, el orgasmo se acercaba, pero todavía no se acercaba esa suerte, así que apartándome le di un azote en el culo, para después meterle el consolador apagado en el coño.

- No tienes permiso para correrte perra, así que vas a tener que aguantarte.

Tras oír un pequeño quejido de su boca, encendí el consolador…


Licencia de Creative Commons

Vacaciones con mi perra Lassi (I) es un relato escrito por Prometeo publicado el 19-04-2021 20:08:17 y bajo licencia de Creative Commons.

Ver todos los relatos de Prometeo

 

 

61 No me gusta0
PARTICIPA!! Escribe tu opinión

MÁS RELATOS

 Abre los ojos
 Escrito por Nazgul

 La tía elizabeth.Parte II disciplina doméstica
 Escrito por sumisso

 Luna de Miel en Kenia-Maldivas FINAL
 Escrito por Amocalabozo

 El sobrino III
 Escrito por Lena



   ACCESO USUARIOS

   
   
   
   BÚSQUEDA AVANZADA