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Su mazmorra y su propiedad (la perra)
Escrito por Pandora

La luz que entraba directamente por la ventana hizo que me despertara, mientras mi amo seguía durmiendo plácidamente a mi lado. Estaba tan contenta con todo lo que me había dado, me estaba dando todo lo que quería y necesitaba, todo lo tenía gracias a él, por lo que necesitaba mostrarle mi agradecimiento.

Tras pensarlo unos segundos, decidí que tomaría primero mi desayuno, así que me metí entre las sábanas, y entonces la vi, gruesa y morcillona, lista para ser lamida y chupada hasta que esté a punto de caramelo. La olí, y embriagó mis fosas nasales con su olor a macho, a mi dominante, así que saqué la lengua y la lamí de abajo arriba, rodeando la punta, y volviendo a bajar hacia los huevos. Me encanta lamerlos y succionarlos, así que me dispongo a ello, notando como mi amo empieza a moverse en la cama, me gusta saber que le doy placer. Subí a la punta de nuevo, y la metí en mi boca, ¡por dios, sabe tan bien! Estaba totalmente centrada en lamerla, que no me di cuenta de que mi Amo se había despertado y ahora me miraba con esos ojos tan intensos que me encantaban. Agarró mi cabeza, y empezó a marcar el ritmo, de vez en cuando me ahogaba y dejaba que salieran las arcadas para luego, sacarla brevemente de mi boca, y ver cómo mi saliva la empapaba entera.

Estaba haciendo un verdadero esfuerzo por no atragantarme, esa mañana mi Amo estaba más intenso de lo normal, noté como algo caliente se estaba descargando en mi garganta, pero no era semen, sino algo distinto. ¡Se estaba meando en mi boca! La verdad es que no intenté apartarme, sino que simplemente me dediqué a tragar todo lo que podía. Cuando acabó de llenarme con su meada, continuó perforando mi garganta, una y otra vez, me dolía la mandíbula de tanto abrirla para que me pudiese follar a su gusto la boca, pero poco después sentí como descargaba su precioso semen en mis papilas gustativas. ¿Cómo sabía que era su semen sin mirar? Porque tenía un sabor inconfundible, me encantaba esa cantidad y ese sabor que desprendía tanto su semen como su polla.

Apartó sus manos de mi cabeza, y a la vez que la limpiaba, la sacaba de mi boca despacio, haciéndole disfrutar todavía sus últimos espasmos de la corrida. Después le miré a los ojos y sonreí.

J: Buenos días puta, ¿tantas ganas tenías que no has podido resistirte zorra?
L: Quería agradecerte todo lo que me estás dando amo, y sabes que siempre tengo ganas de ti.
J: Hoy tenemos que dejar la cabaña perra, mi amigo vuelve de sus vacaciones y no me la puede seguir prestando, pero tengo una pequeña sorpresa en casa esperándote, para cuando lleguemos empezar con ello.
L: Si Amo. -Mientras hacia un mohín de desaprobación, ya que yo me quería quedar ahí, podía comportarme como una auténtica perra-.

Se levantó de la cama, y tirando de mi pelo me llevó al cuarto de baño, donde el me bañó primero, y luego se lavó él. Volvimos al cuarto, y se sentó en la cama, dejándome enfrente de él. Lo vi pensar durante un rato, y después sonrió como si una gran idea se le hubiese pasado por la mente. Se vistió y puso la correa en mi collar, recogió las pocas cosas que habíamos traído, y tiró de mí para ir hacia la puerta. La abrió, y tiró tanto de la maleta como de mí para salir de la casa, pero yo no podía salir, estaba completamente desnuda, llevaba la cola de perro, y hoy volveríamos a la ciudad, todo el mundo me vería. Volvió a tirar y al ver que no me movía, me agarró del pelo y me llevó hasta afuera, dejándome atada a un árbol con la correa. Se metió en casa, y al rato salió, se acercó de nuevo, y con unas cuerdas me dejó inmóvil con el árbol, se me veían las tetas y el coño.

J: Prometiste no dudar de ninguna de mis órdenes, por lo que ahora recibirás un castigo más severo, y así aprenderás a no cuestionarme, a seguir todo lo que te digo, y al final me lo agradecerás. No tienes que pensar, sólo hacer. Sólo sirves para servirme a mi, y eso te encanta puta. -Pasó la mano por mi coño, y me sorprendí de que estuviera empapado, me estaba humillando tanto y estaba en la calle, y aún así estaba empapada-.
L: Lo siento Amo.

Ató mis tetas con fuerza, tomando estas un color moradito, que con el tiempo se iba intensificando, y en los pezones me colocó unos palitos a modo de pinza, los había colocado bastante fuerte, por lo que molestaban bastante. Colgó mis tetas de una cuerda, dejando que quedasen bien elevadas, después me puso una mordaza y me hizo dejar la lengua fuera.

¿Qué pasaría si alguien nos viese? ¿No le daba miedo? ¡Lía! Deja esos pensamientos, por culpa de ellos estás ahora recibiendo tu castigo, así que no pienses y sólo obedece, eso es lo que deseas, pues confía en él, que te cuidará. Mi voz interior tenía razón, sólo tenía que confiar en él, y dejarme llevar, no pensar más, sólo fijarme y adorarle a él.
En mi coño metió un diodo enorme, que debía de llevar algún tipo de peso esteroides, porque notaba como tiraba hacia abajo para salirse, y al apretarle volvía a entrar, simulando una penetración muy lenta.

J: Más te vale puta, que no se te salga, o tu castigo será peor perra.

Girando un par de cuerdas, consiguió darme la vuelta, y empecé a sentir la vara en mi culo, espalda y muslos, lo hacía con fuerza, se notaba que estaba enfadado, y yo no podía hacer nada para cambiarlo. Cuando ya tenía bien enrojecida la parte de atrás volvió a girarme y continuó con mis tetas, que las bajo de donde las tenía colgadas, pero seguían atadas entre ellas, y bastante moradas. Las torturó durante un rato, yo no aguantaba el dolor y no paraba de retorcerme. Paró con la vara y la dejó aun lado, para coger los palos de mis pezones y quitarlos, conjunto a las ataduras de mis tetas. Eso dolía, el que volviera a pasar la sangre por ellos, dolía, y vio mi cara, pero todo cambió cuando bajó a mi coño, y vio que seguía bien mojado, quizás incluso más. La tortura de la parte de atrás, no me había gustado, era un castigo, pero en las tetas me había gustado. Me desató de donde estaba y me llevó a la parte de atrás del coche, donde me metió en una jaula para perros.

J: Espero que hayas aprendido la lección zorra, y ahora estate quieta y tranquila durante el viaje de vuelta, no me vuelvas a hacer enfadar.
L: Si Amo.

Cargó la maleta, subió al volante y puso rumbo hacia la ciudad. Yo no podía ver nada, la jaula de plástico me impedía poder ver por las ventanas, era todo un misterio a donde me estaba llevando. Después de bastante tiempo de camino, noto que el coche se detiene, y me pongo nerviosa, ya hemos llegado. Sentí como la puerta del maletero se abría, y luego al de mi jaula. Bajo la maleta y tirando de mi correa, bajé sin rechistar en nada, no quería hacerle enfadar. Al bajar me di cuenta de que era un garaje particular, y no era mi casa, ¿dónde me había llevado?

Al lado del garaje había otra puerta, tenía llave por lo que me entró la curiosidad de saber que había ahí dentro. Fuimos por un descansillo y llegamos a un buen salón, estuvo paseándome por toda la casa para que la conociera. Tenía una habitación, un baño, salón cocina, un gran jardín, y la sala esa, por todos los sitios que íbamos pasando, me dejaba oler y acariciar las cosas con la cabeza, como una autentica perra que era, incluso en el jardín pude hacer mis necesidades, ya que el viaje había sido largo. Me fijé que en el cuarto tenía una jaula, lo que me puso muy contenta, podría dormir con mi amo por las noches.

Me llevó a la puerta cerrada con llave, por un rato me estuvo mirando, a mi me parecía que el tiempo pasaba demasiado lento, y quería que hablase, me estaba poniendo muy nerviosa.


J: Ėsta va a ser tu nueva habitación favorita, y en ella está tu nuevo juguete que te he regalado.

Abrió la puerta, y encendió las luces para que pudiera ver lo que había dentro de aquella habitación tan misteriosa. Cuando se apartó, pude ver una mazmorra en toda regla, tenía de todo, se notaba que mi Amo había estado coleccionando a lo largo de los años, y mí entrar en esa sala, me ponía cachonda. Vi que en medio de la sala había una caja roja rodeada por un lazo, así que me acerqué a él despacio y tiré con la boca del lazo para que se abriera.

J: Pero que puta eres, ya ni usas las manos jaja. Me encantas tan guarra, y tan dispuesta zorra. Ya están mojada guarra.

Al abrirse la caja, pude ver lo que contenía, y era un sacaleches industrial, me quedé sin habla, mi Amo quería hacer que diese leche, quería servirse todo de mí, y eso me encantó. Fui hacia él y lamí sus pies y los besé, como agradecimiento a ese gran regalo.

J: Me alegro de que te haya gustado perra, ahora esas tetas pasaran a ser ubres que me den leche. Bienvenida a tu nueva casa, a partir de ahora vivirás aquí conmigo, y me servirás.
L: Si Amo, estoy muy agradecida. Gracias Amo.
J: Vamos a probar tu nuevo regalo puta.

Me colocó de rodillas detrás de un artilugio de metal, al que enganchó mi collar, dejando que las futuras ubres cayeran hacia el suelo, enganchó mis muñecas a los laterales, dejando bien expuestas y colgantes mis ubres. Encendió la máquina, hecho un poco de gel en mis pezones, y puso los succionadores en mis pezones, se sentía increíble, y mi mente solo pensaba en servir a mi Amo, desbordaba placer y felicidad, tenía todo lo que ansiaba. Se colocó detrás de mí, y agarbándose a las barras de metal, me metió la polla hasta el fondo, y me follo brutalmente, como si de un animal se tratase, intentaba montar a su hembra. Me estaba llegando a lo más profundo de mí y eso me hacía gemir y chillar de placer, sentir como sus huevos golpeaban mi clítoris y su polla llegaba a lo más profundo.

Al poco tiempo se corrió, llenándome por completa, su semen desbordaba fuera de mí, había echado mucha cantidad. Salió de mí, y me desengancho de todo, mis pezones estaban realmente sensibles.

J: A partir de mañana, comenzaremos con la estimulación para que me des leche en un futuro, además ahora hablaremos de ciertos asuntos importantes. En unos días tendremos que volver al trabajo, y hay que establecer unas normas.
L: Si Amo.

Fuimos al salón, y allí estuvimos hablando de cómo haríamos de ahora en adelante, me había comprado mi helado favorito, así que se me olvidó un poco el dolor del castigo de por la mañana. Decidimos que en los trabajos no debía influir nuestra vida privada, pero yo tenía que llegar siempre a casa antes que él, y estar preparada para cuando llegase.

J: Bien puta, esto es todo por hoy.
L: Si Amo.

Me llevó a mi jaula y él se metió en la cama, apago las luces y nos dormimos. Me esperaban días muy intensos, con lo que tenía que coger fuerzas. Me dormí viendo a mi Amo, y con una sonrisa en la cara, que feliz era.


Licencia de Creative Commons

Su mazmorra y su propiedad (la perra) es un relato escrito por Pandora publicado el 15-08-2020 20:58:44 y bajo licencia de Creative Commons.

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Comentarios  
perra sumisa
+18 #3 perra sumisa 19-08-2020 20:52
lo encuentro chulisimo de verdad
Gentleman
+20 #2 Gentleman 16-08-2020 05:13
Se que es ficcion pero de verdad una mujer puede disfrutar tanto sintiéndose como una vulgar mascota? Pero esta bien la historia eso si
Rosario
+19 #1 Rosario 16-08-2020 00:53
Jolines, como me ha gustado la historia, se me ha hecho corta y todo
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