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La isla de Goree (I)
Escrito por Corocota

Estamos a principio de julio en Dakar, Senegal, Bajo del microbús que hace de lanzadera entre el aeropuerto y el hotel Unión Amicale Corse y del agradable aire acondicionado paso a un calor infernal, húmedo, pegajoso, que me hace sudar de inmediato a mi y a la docena larga de turistas que juntos hemos coincidido en la parada del aeropuerto. Mujeres, hombres, parejas de un rango de edad entre los 25 y 45 años, hablando inglés y francés a partes iguales, y un grupito de amigas que me llaman la atención, excitadas no paran de hablar en un idioma que me parece nórdico. Todos con ropa y equipajes ligeros. Desde que me he dado cuenta no dejan de llamarme la atención los pezones erguidos de un par de las chicas del grupito, que no se si son una despedida de soltera, amigas que se quieren dar una alegría, un viaje de estudios o que. Pezones que se marcan y transparentan por el sudor en sus camisetas escotadas, fruto de la excitacion y de la carencia de pudor, de no tener ganas de usar ropa interior alguna, pudiendo imaginar lo que tampoco llevan bajo sus ceñidos shorts, al tampoco apreciar marca alguna de elásticos. No hay niños, todos somos mayores de edad legalmente en cualquier parte del mundo, y a medida que recogemos nuestras bolsas nos ponemos a hacer cola para ser atendidos en la recepción del modesto hotelito que está en la misma orilla del mar, vamos claramente buscando nuestra experiencia en la isla de Goree, que se puede ver a media distancia rodeada de embarcaciones de todos los tamaños.

Ya en la década de los 70 la isla de Goree fue declarada patrimonio de la humanidad y comenzaron los trabajos de reconstrucción y recuperación de las instalaciones que sirvieron durante siglos para someter y domar, clasificar, torturar, confinar, y finalmente comerciar con los esclavos. Se construyeron memoriales y se restauraron la mansión de los esclavos, con sus salas e instrumentos de tortura, con sus celdas y mazmorras, el fuerte como prision del sXVI, la herrería, la casa del gobernador con su tribunal y celdas y mazmorra, los muelles de mercancía y pasaje y demás. Pero no quedó la cosa ahí ya que la universidad de Dakar empezó a hacer proyectos de investigación una vez terminado todo, con la consiguiente polémica.

El interés de la universidad erradicaba en poder recrear las técnicas de tortura y sometimiento, en su propio entorno, de poder recrear la esclavitud para estudiarla, y para ello y sirviéndose legalmente de lo que eran unas instalaciones de la UNESCO podían disponer de estas durante días y semanas con preferencia a los meros turistas, sometiendo a la esclavitud a voluntarios estudiantes que ofrecían desde la misma universidad o de otros países vecinos donde la esclavitud continuaba siendo legal. Salto la noticia al ámbito internacional siendo la respuesta el escándalo de los defensores de los derechos humanos y grupos religiosos, pero también la defensa de lo expuesto por parte de colectivos LGTB y aficionados al BDSM que empezaron a exigir dignidad por sus preferencias sexuales. Ello llevó a reconocer tales inclinaciones, siendo una opción sexual más, y su dignidad se reflejó en el registro civil aceptándose los contratos de propiedad como uniones civiles, y la posterior implantación en el código mercantil, para comercio nacional e internacional de trata de esclavos, y el uso comercial de estos, para finalmente adaptarse al código penal pasando a ser la esclavitud la pena de reclusión por defecto.

Mientras tanto la UNESCO tuvo que aceptar a su vez que la esclavitud era también un bien a proteger y de interés cultural, ya que había formado parte de antiguas culturas como Roma, Cartago y Grecia, cuna de la civilización actual, así como de otras culturas de la antigüedad como Egipto o Mesopotamia, y que lejos de estar erradicada continuaba siendo practicada en infinidad de países legalmente, ahora, en la actualidad. Con lo cual la isla de Goree pasó de recibir fondos como memorial a ser un lugar de conservación y estudio de la esclavitud como patrimonio de la humanidad, recibiendo más dinero.

Unido a todo ello la República de Senegal se sumó recuperando la esclavitud en su código penal y reclamando los fuertes e instalaciones de carácter militar de la isla como centros de reclusión penitenciaria, controlados policialmente, así como la casa del gobernador como lugar de representación del poder judicial y archivo donde recoger los historiales y sentencias de los condenados. Pasando a formar parte también estos de los estudios y servicios de la isla.

Ahora las agencias de viajes dentro de sus catálogos incluyen la que ha pasado a ser el parque temático mundial de mayor prestigio de la esclavitud y la sumisión, la isla de Goree. Además de todos sus edificios más emblemáticos restaurados y en pleno funcionamiento se ha abierto un área para el turismo con alojamientos populares o más selectos, restauración y mazmorras privadas. También se han abierto instalaciones que rozan entre la investigación y el espectáculo turístico como un centro ecuestre, la simulación de trabajos forzados en minas o la nueva galera negrera (que transporta esclavos a otras instalaciones, con menos publicidad)

Las ofertas turísticas varían enormemente de quien quiere ver a quien quiere conocer y sentir la esclavitud, siendo los turistas “libres” los que pueden pagar 10000 Francos senegaleses simplemente por el billete de embarque de ida y vuelta al puerto de Dakar en un cómodo transbordador, y lo que quieran gastar en los hoteles, albergues y restaurantes atendidos por esclavos, más lo que se les permita alquilando o comprando esclavos e instalaciones para en su posesión hacer lo que crean oportuno. Pero la opción más popular es querer experimentar ser cautivos sin restricciones ni limites, salvo la de depreciar la mercancía. Ofertando estancias de 15 días con todo incluido por 250$ americanos o 31 días por 350$ con seguro de viaje.

Yo he contratado por internet una experiencia de 31 días con seguro y el recepcionista negro, elegantemente vestido con su camisa de manga corta y corbata me atiende en inglés. Me toma los datos y me sugiere guardarme el pasaporte en la consigna de recepción, cosa que acepto. Me da la llave de mi habitación y me explica que solo la usaré esta noche, que por la mañana deje colgando la llave por la parte exterior y que no me preocupe. Todas mis pertenencias he de dejarlas antes de irme en una de las taquillas que hay en los vestuarios de la salida a la playa y que con la cena de bufete libre podré recoger una de las bolsas de Picknick que me servirá de desayuno mañana, al no haber cocina tan temprano, ya que he de estar al amanecer en la playa, sobre las 7 a 7:30, desnudo, descalzo, con una cadena en torno a la cintura que me identificara como cautivo como el resto de los que estén allí, y que podré comprar en la tienda de recuerdos si no dispongo de ella. Amablemente me desea una feliz estancia y pasa a atender a una joven pareja que esperaba detrás mío, yo paso a buscar mi habitación por unos pasillos bien enmoquetados, decoración sobria pero moderna, hasta que llego a mi última estancia con comodidades, que no son tantas. Una cama de mediano tamaño con únicamente una sábana y una almohada, un cuarto de baño sin puerta, con solo una toalla, alicatado enteramente en azulejos grises y ásperos que dan la apariencia de piedra. Nada de jabón, nada de televisores o alguna comodidad, una silla en una esquina y un palo con un par de perchas, por 200 Francos es una habitación normal en África..

¡La cadena! ¡Tengo que comprar la cadena!

Dejo la mochila sobre la cama y bajo al hall cruzándome por los pasillos con otros turistas, la tienda del hotel sigue abierta y me pongo a curiosear entre el género. Collares y pulseras, sombreros, vestidos, bolsos.. todo producto artesanal, pero lo que más llama la atención es que también venden cadenas, candados, grilletes, collares de esclavo, mordazas.. artesanas, de herrería tradicional o más modernas. Me empieza a entrar el calor morboso de estar en un sex Shop, sintiendo todo con más intensidad, mi pene reclamando protagonismo, pero tomo aire y sencillamente cojo una cadenita que ya viene con un par de arandelas en los extremos para cerrarla. Le indico a la guapa dependienta de rasgos mauritanos y me contesta que son 50 Francos, ya tengo cadena.

Salgo y ya podría ser hora de cenar, para poder madrugar mañana, el sol ya está bajando y el Buffet está abierto así que aprovecho y compruebo que el hotel está lleno. De la cercana piscina va y viene gente en bañador, o sin el, sin conocer lo que es el pudor o con ganas de hacer notar sus encantos con pañuelos trasparentes que dejan ver senos generosos y entrepiernas libres, trato de disimular y mirar de manera discreta sin saber si se percibe mi desorientación, ceno y discretamente me retiro dejando atrás toda la belleza que ahora no puedo quitarme de la cabeza así que cuando llego a mi habitación me desnudo y me pongo mi cadena a la cintura, recojo ya todo en mi mochila y solo dejo fuera el reloj para poder despertarme.

Así desnudo, ya preparado para ser capturado mañana me tumbo en la cama. No puedo quitarme de la cabeza las bellezas que me han acompañado en la cena y me voy tocando rítmicamente, bombeando muy despacio., solo el glande. Tengo la puerta al balcón abierta y puedo oír el mar y ver la isla de Goree al fondo, en el horizonte, atardeciendo, recordando sobre todo a la hermosa mujer que tenía en la mesa de enfrente cenando con otra mujer, amiga, o lo que sea, de como le caía el pareo o pañuelo largo sobre sus tetas generosas y tostadas por el sol, todo su cuerpo se podía ver que lo estaba, moreno de haber estado descaradamente desnuda, sin bañador ni mísero tanga que le dejara marca en cuerpo durante días, y su piel brillante de las cremas,sigo y sigo, recordando como se le marcaba el ligero pareo cada vez que se levantaba a coger lo que sea del buffet. Solo tenia ese pañuelo largo, Onas chanclas brasileñas, un pañuelo recogiéndole la melena rizada y un collar barato de conchas. No se cuanto tiempo estoy recordándola, sus movimientos, su cadera y sus tetas, y se va haciendo de noche mientras pienso en esos cuerpos que mañana podrán usarme, o podré usar, sin saber en qué circunstancias vergonzosas y humillantes, forzada a usar mi polla o forzado yo a usar sus coños, …y me imagino ya desnudo, con mi collar y grilletes de esclavo forzado a servirle encadenado por mi collar a la silla para dejar mi cabeza entre sus muslos, mis manos engrilletadas a la espalda y su coño en mi nariz, ella sigue con su conversación con su amiga, que tiene otro esclavo forzado de la misma manera, y de como busco su clitoris con mi lengua, entre los pelos de de su coño, oliendo su intimidad, mi saliva va lubricando los movimientos de mi lengua hasta que bajo entre los labios de su rajita y me encuentro sus sabrosos flujos, que disfruto y saboreo.. y me viene el impulso de soltar todo mi esperma cosa que hago de un salto sin poder llegar a tiempo al WC, trato de limpiar el estropicio con papel higiénico, por vergüenza, y me vuelvo a la cama, para darle vueltas a la cabeza fruto de la excitacion, de los ruidos y voces que se oyen por el pasillo, y del calor.

No se si he dormido algo cuando suena el despertador del reloj pero salto como un resorte de la cama. Me meto a la ducha para despejarme un poco ya desnudo y con mi cadena a la cintura, y solo hay agua fría, así que la ducha es corta, y muy estimulante, salvo para mi encogido escroto, que que más dará, pienso, se recuperará. Abro la bolsa del desayuno y empiezo a devorar mecánicamente, un bollo dulce, un zumo de naranja, un café (frio y demasiado largo, prácticamente agua sucia) y una fruta que desconozco, pero está bien, y con hueso. He tardado más que minutos, segundos en devorarlo todo y salgo de la habitación desnudo con mi mochila dejando la llave como me han pedido.
Bajo a la planta de la playa y me encuentro con una larga fila de taquillas en el pasillo, la mayoría cerradas, con una combinación numérica, una está libre, solucionado, ya puedo salir a la playa.

La brisa del mar es fresca, pero no fría, y se respira tranquilidad, el sol ya está suficientemente alto como para picar en los ojos y me dirijo al embarcadero de cemento que ya hace tiempo forma más parte del mar que de la playa habiendo sido arrastrada la arena por las olas. Tengo que meterme al mar y me llega el agua por una ola a los huevos encogiendomelos, el agua no está fría pero el cambio súbito de temperatura me ha dejado encogido el pene y los huevos que tratan de esconderse vergonzosamente huyendo del arrugado escroto. Así es como me ven llegar la pareja que ya está esperando en el embarcadero, desnudos ambos como yo, con sus respectivas cadenas a la cintura y mirando divertidos como trato de sacar mis testiculos para que se vean, tratando de estimular mi pene para que no parezca el pitorro de un botijo. Trato de ser simpático sonriendo y gesticulando a lo que ambos afirman y contienen una risita, el tiene cara de buena persona, ella es más alta que el y no parece tan buena.
Al momento llega otra pareja, maduros los dos, el con una buena barriga, pelo ya blanco, ella rolliza pero de buen ver, unas tetas bien contorneadas y firmes. Sencillamente saludan con un “hi”. Por último aparecen un grupo de cuatro chicas entre risas y charla seguidas de otro hombre solo. Poca conversación hay, cada cual en su idioma salvo por las chicas, que son las mismas del microbús de ayer. Una de ellas se da cuenta que la estoy mirando y me hace gesto de abrir sus piernas para enseñarme su chochito depilado, encharcada de flujos, al verla a mi se me empieza a poner morcillona la polla doblando su tamaño y enseñando el glande, hace un gesto y dice algo a sus compañeras, todas me miran y divertidas comentan y me señalan para mi vergüenza y diversión de todos los presentes, a mi solo se me ocurre empezar a contonear mis caderas para moverla como un badajo, más risas y burlas.

Mientras tanto un cayuco se ha acercado a nuestro embarcadero y de el bajan dos hombres, uno mayor, vestido con coloridas ropas africanas azules, sandalias y collares con conchas y un fino palo en las manos terminando en un penacho de tiras de cuero, el más joven lleva camiseta y pantalón y va descalzo, ambos están muy quemados por el sol y todos callamos al verlos desembarcar.

El más mayor nos va poniendo con señas y empujones en fila, todos frente a el, habla en un idioma que nadie entiende y la sensación de excitacion y vergüenza va cambiando a la sensación de miedo e indefensión. Siento como se me clava el áspero y frío cemento en las plantas de mis pies mientras mi cuerpo desnudo está expuesto ante ese hombre.

Termina la explicación y se va al comienzo de la fila, donde está el hombre de cara de buena persona. Le abre la boca y el dócilmente se deja pero le mira a los ojos y recibe una bofetada, error, eso tiene pinta de ser insolencia. Sigue el examen manoseándole los brazos y comprobando lo bueno que puede ser trabajando, le manosea los pezones y pasa al culo forzándole a apretarlo y hacer saltar su cadera, estimulando su polla que es lo siguiente que manosea... le sirve, le indica al joven que a la barca. Sigue con la pareja de este, con la mujer seria que con mala cara, mirando altivamente al vacío se deja abrir la boca y mirar los dientes como a una yegua, le manosea unos flojos brazos que aprieta contra el cuerpo soltando el negrero un comentario que se entiende por la expresión de la cara de poco valor, mercancía barata, negando con la cabeza, pasa a sobarle las tetas que ella en un gesto aprieta con sus brazos, pero se deja tocar. Culo escurrido, flojo, que la obliga a adelantar y mostrar su rajita depilada, con la otra mano se lo abre buscando su clitoris, bien, todo en orden, puede subir a la barca.

Ahora me toca a mi, entre excitado y nervioso trato de relajarme y de mirar al vacío, me abre la boca y me separa los labios, mueve mi cabeza para poder ver todos mis dientes y termina dándome una bofetada por placer, sin disimular una sonrisa torcida en su cara. Pasa a mis brazos, el tono muscular fruto de mi trabajo, nada de gimnasio, le gusta cuando aprieta y afirma con la cabeza, me toca mis pezones mirándome a la cara y yo lucho por mirar al vacío, ahora me aprieta un cachete del culo provocándome endurecerlo y adelantar mis caderas ofreciendo la polla que ya la tenia morcillona pero floja tras la provocación de las chicas, hace un comentario y me golpea con la fusta enviándome a la barca.

Todos vamos embarcando y recibiendo un remo, la barca tiene un motor, pero para qué gastar gasolina teniendo mano esclava. Todos menos el hombre de generosa barriga que por lo que parece le ha apartado la mano al negrero para que no le tocase la polla. ¿Así que no quieres? Vale, pues no hay problema, y lo ha dejado solo en el embarcadero mientras ve como se va su mujer desnuda a ser sometida como esclava. Es de imaginar que va a ir a recepción de inmediato así desnudo para su vergüenza a exponer, a exigir y puede que a amenazar, pero cuando le saquen el contrato que ha firmado y las demás posibilidades que puede tener lo más natural es que se calme y mañana ya embarque más dócil y sumiso

Mientras tanto en la barca vas rumbo a la isla de Goree tal y como tradicionalmente eran llevados los cautivos, ya que no solo se secuestraba para esclavizar, lo más normal es que fueran condenados, delincuentes, y cautivos de enfrentamientos entre tribus.

A golpe de látigo y remo ya sudas bajo el calor abrasador de África.


Licencia de Creative Commons

La isla de Goree (I) es un relato escrito por Corocota publicado el 06-04-2023 23:41:52 y bajo licencia de Creative Commons.

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