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Castigo merecido
Escrito por Zorra de Diego

¿Qué podría hacer yo sin mi Amo?
Merezco el castigo que se me imponga. Faltar al respeto y benevolencia de mi Amo no es sólo irrespetuoso de mi parte sino también imperdonable. Sin embargo mi Amo es muy bueno y con un castigo bastará. Pero un castigo muy severo del cual ya estoy preparada.
Mi Amo había sido muy claro conmigo…

- "No mantengas relaciones sexuales con tu novio sin mi consentimiento"
- "Si mi Amo"

Y sin embargo, por más devoción que le tengo a mi Amo, no pude resistir a estar con Eduardo, mi novio desde hace 1 año y dos meses. Eduardo es tan amoroso, tan perfecto, pero mi Amo lo es todo para mí. Estuve con Eduardo y no le puedo mentir a mi Amo. La mirada de mi Amo hace que sea muy débil ante él y no hay nada que le pueda ocultar.
Estoy en mi casa, suena el teléfono…

- ¿quién es?
- Tú Amo y Señor

Inmediatamente donde estoy me arrodillo. Es mi forma de presentarme ante él así sea por teléfono.

- Amo, me postro a sus pies
- Eres una perra en celo. ¿Lo sabías?
- Si mi Amo
- No pudiste contenerte y sin mi consentimiento te acostaste con tu novio. Que sucias eres. Así no te puedes presentar ante mí. Te veo mañana en el Hotel Nuba a las 6:00pm. Vas a ir vestida como la puta que eres. Ya te la ingeniarás para sorprenderme. Recibirás tu castigo.
- Si mi Amo

Cuando colgó la llamada estaba completamente mojada. De sólo sentir su voz ya me debilito y me convierto en su más sumisa esclava. Le pertenezco por completo.
Al día siguiente puntual a las 6:00pm en el hotel donde me citó. Llevaba una falda corta y reveladora color negro y unos botines encantadores. Como soy una perra no llevo pantys. Llevo una blusa blanca que deja a la vista mi abdomen y el piercing que el mismo pidió que abriera. También llevo un piercing en mi clítoris y en cada pezón. Es la marca que llevo de él. Mi Amo me deja llevar brasier lo cual me permite llevar una blusa de escote revelador.
Cuando llegué el recepcionista tomó mis datos y entré en la habitación. Me coloqué en el centro en mi posición de perra. Arrodillada y apoyada de mis talones con la espalda bien erguida y mi cabeza baja. Esperé como así como 30 minutos, mi Amo sabe que no hay peor castigo para mí que esperar su presencia.

Cuando llegó mi Amo sentí un gran estremecimiento. El verlo me produce un éxtasis indescriptible. Mi Amo es muy apuesto, me duplica la edad, yo tengo 23 años y él 46 años. Me encantan los hombres maduros, me parecen tan excitantes, sobre todo si es mi Amo que mide 1.75cm, ojos castaños claros, rostro tosco pero muy apuesto y un cuerpo atlético. De sólo verlo me mojaba más de lo que ya estaba. Mi vulva palpitaba, mis manos temblaban y mi piel se estremecía.
Mi Amo siempre me dice que soy su tesoro más preciado. No me trata como una animal… nada que ver. Es cariñoso, atento, amable, se preocupa por mí y cumple su papel de Amo a la perfección.
Se colocó detrás de mí y me colocó una venda en mis ojos. Siempre cuando me saluda me abraza o besa apasionadamente, pero ese día no lo haría porque estaba castigada. Me duele estar castigada por mi Amo, pero lo merezco. Luego de que me colocó la venda lo podía sentir cerca de mí pero no hablaba. No hay nada más desesperante que no escucharlo ni saber qué pasará. Prefiero mil veces la fusta en mi cuerpo que su silencio. No sabía si estaba bravo o qué pensaba. Me estaba volviendo loca e impacientando.
Me tuvo así por unos 3 minutos. Yo no tengo permitido hablar sin su consentimiento cuando estamos en sesión. Así que me quedé inmóvil y sin decir palabra. A los minutos me dijo:

- Levántate, te voy a adornar. Quiero que mi perra esté bonita para que reciba su castigo.

Me levanté de inmediato y sentí cómo mis flujos mojaban parte de mis muslos. Estaba tan caliente y excitada. Necesitaba de mi Amo, lo necesitaba dentro de mí. Estar castigada es no sentir en placer de mi Amo y eso me vuelve loca. Mi Amo sabe cómo manejarme y tenerme así tan mojada y a la espera ya era castigo suficiente.
Comenzó a atar mi cuerpo al estilo Kinbaku. Pasó la cuerda por detrás de mi cuello como si fuera una corbata. Hizo tres nudos verticales, uno por encima del pecho, otro en medio de mis senos y uno más abajo. Pasó la cuerda por mi raja, nalgas y espalda hasta llegar al cuello donde atravesó la cuerda por la que ya estaba allí y de esa forma con los tres nudos verticales ató mis senos y abdomen.

El roce de las cuerdas y el tenerla entre mi raja me excitaba aún más. Estaba en el cielo pero sabía que el castigo llegaría. La impaciencia me mataba. Me tumbó a la cama y me colocó boca arriba. Fue muy brusco al hacerlo.

- Te voy a adornar con las pinzas. Abre tu boca de puta y tus piernas.

Me colocó 2 pinzas en la lengua, 5 en cada seno, 4 en mi raja, 1 en el clítoris y 4 en cada muslo.

- Voy a castigar cada parte de tu cuerpo que fue usado por tu novio sin mi autorización. Así sabrás quien es tu dueño y Amo y que sólo yo dispongo de tu cuerpo de perra y puta barata… ¿Qué es lo que eres?

No podía hablar bien por las pinzas y apenas se me escuchó un susurro:

- Una perra y puta barata Amo.
- No te escucho. Más duro.
- Una perra y puta barata Amo – esta vez más fuerte
- ¿Qué dijiste? Quiero escucharlo fuerte y verte babear como la puerca que eres.
- una perra y puta barata. su perra y puta. su propiedad. su esclava mi amo.
- Exacto, y sólo a mí debes respeto. Cada parte de tu cuerpo será castigado y empezaré por tu boca de puta.

Me quitó las pinzas y me besó apasionadamente. Su lengua hacía estragos con la mía. Fue tan fogoso que casi me deja sin respiración. Allí comenzó a morder mis labios, a rasparlos con su diente. Dolía mucho. Me estaba partiendo los labios sutilmente. Una parte llegó a sangrar pero nada grave. Luego de haberme dado ese beso tan apasionado comencé a sentir dolor en mis labios. Mi Amo me aplicó pimienta y allí sentí un gran ardor. Mis labios latían. Comencé a gemir y me dijo que abriera la boca e insertó nuevamente las pinzas en mi lengua. No podía gritar ni gemir. Si las pinzas se soltaban sería peor. No contenía el ardor y lo peor es que apenas empezaba el castigo.
La pinza que estaba en mis pezones la halaba con presión hacia arriba. Me dolía mucho. Sentía como se estiraba hacia él. Comencé a sollozar.

- ¿Te duele mi perrita? ¿Ya comenzaste a aprender?
- Si mi Amo. Duele mucho. Perdóneme – sólo eso pude decir con el gran dolor que sentía en mi boca.

Comenzó a azotar mis pezones quitando despiadadamente las pinzas de mis senos. Uno a uno. Y cuando ya las quitó siguió azotándome. 5 azotes por cada seno. Mi Amo no perdonaría mi falta sin darme un castigo. Aunque estaba adolorida estaba más mojada aún. Sentía que iba a explotar. Estaba tan excitada que podía correrme allí mismo pero no lo tenía permitido.
Con un palito comenzó a azotar mis pies.

- Con estas patas fuiste corriendo a los brazos de tu novio sin permiso. Ya verás como no correrán otra vez hacia él.

Me daba azotes en la planta de mis pies y era insoportable. Colocó pinzas entre mis dedos y los dejó así, adoloridos y presionados por las pinzas. Definitivamente no iba a salir corriendo más a los brazos de mi novio sin autorización.

- Y tus muslos tocados por tu novio. Están contaminados. Hay que limpiarlos. Lo azotaré y por cada azote contarás y dirás 1 gracias amo por corregirme – 2 gracias amo por corregirme… lo dirás fuerte -y comenzó a azotarme-

Zasss
- 1 gracias amo por corregirme
Zasss
- 2 gracias amo por corregirme
Zasss
- 3 gracias amo por corregirme

Así sucesivamente me azotaba y yo con mis labios rotos y adoloridos y las pinzas en mi lengua contaba y agradecía. Ya no aguantaba más la excitación. Estaba a punto de correrme. Ser propiedad de mi Amo es mi vida. Sentirme suya, usada, dominada y humillada era mi alimento de cada día. Era mi sentido en la vida y en verdad le estaba agradecida por corregir mis faltas de perra. Debo ser perfecta para mi Amo. Debo ser la perra más guarra y perfecta del mundo para él.
10 azotes en cada muslos bastaron para tenerlos rojos, marcados y adoloridos. Me comenzó a aplicar alcohol porque para mí Amo mis muslos debían estar purificados y desinfectados de mi novio para así entregarme limpia a él. Tenía razón y yo aceptaba mi castigo. El ardor del alcohol era insoportable. Allí comencé a llorar.
Quitó las pinzas de mi raja y con cuidado la del clítoris no vaya a ser que me corra. Y allí comenzó a penetrarme como nunca. Que salvaje, que rudo, que intenso, que rico, que excitante. No iba a aguantar mucho para correrme pero él debía autorizar mi corrida así que aguanté por todos los medios no correrme.

Estábamos en la posición del Misionero. Con sus pies sacaba las pinzas de mis pies. Y su cuerpo rozaba con las ataduras de mi cuerpo. No me besaba, sólo me penetraba duramente. Era en ese momento un simple objeto, una cosa en sus manos pero era SU objeto y SU cosa. SU esclava, SU animal, SU sumisa y el ser suya era mi vida entera.

- Amo, piedad. Deje que me corra se lo suplico.
- Aún no perra.

Sentí su pene tan grueso y grande. Unos 22cm sin exagerar. Como adoraba yo su pene. Estaba llenando mi ser. Casi podía sentir sus venas entrando en mi vagina. Estaba tan grande y duro. Sabía que mi Amo estaba excitadísimo y ese era mi placer. Complacerlo por todos los medios posibles. Si mi dolor es su placer entonces quiero estar adolorida toda mi vida.

- Amo, le permite a su perra correrse.
- Pídemelo como debe ser puta.
- Amo, por favor, se lo suplico, su perra necesita correrse.
- ¿Crees que te lo mereces puta?
- No Amo pero le ruego que deje que su perra sucia, su puta, su esclava, su objeto se corra para ofrecerlo como tributo mis flujos que sólo son para usted mi Amo. Se lo imploro.
- Córrete perra.

El orgasmo llegó de forma sorprendente. Mi cuerpo temblaba y se contorsionaba. Mis ojos estaban desorbitados. Estaba sudando y gimiendo como loca de satisfacción. Las pinzas de mi lengua cayeron y gritaba "GRACIAS AMO". Creo que todo el hotel me pudo oír. La respiración agitada y así estuve por mucho rato hasta que volví en sí.
Mi Amo estaba de pie y yo débil en la cama. Me quitó las ataduras y me tomó de sus brazos y me llevó al baño. Me colocó en la bañera y acostó. No sé cuánto tiempo estuve en éxtasis con el orgasmo pero la bañera estaba llena y tibia. Me rozó cada parte de mi piel tiernamente con sus manos. Acariciaba mis cabellos y besaba mi frente. Era un momento mágico.
Cuando me recuperé. Observé a mi Amo y su cuerpo y noté que su pene aún estaba parado, duro y las venas les brotaban.

- ¿Te sientes mejor mi perrita?
- Si mi Amo. Gracias.
- Bien porque esto no termina. Ve en cuatro patas al cuarto. Debemos terminar con tu castigo.

Mi Amo continúa castigándome... no me esperaba que fuera cada vez más doloroso y más excitante!
Me encontraba sola en el baño aún adolorida. Las marcas en mi cuerpo eran muy notables, no sé cómo justificaría eso con mi novio o mi familia o mi trabajo. Pero eran las marcas de mi Amo. Esas que siempre quiero llevar para sentirme cada vez más suya.
Me coloqué en cuatro patas y volví nuevamente a la habitación. Mi Amo estaba de pie mirándome, como si estuviera planificando lo próximo que haría, pero eso ya estaba más que planificado. En verdad mi castigo era muy duro pero a la vez complaciente.
Aún no veo las marcas suficientes en tu cuerpo como para que recuerdes lo mal que te comportaste- dijo mi Amo.
Si mi Amo, tiene razón.

Recibí una orden y allí mismo en el suelo me recosté boca arriba con las rodillas flexionada y las patas muy abiertas, lo que se diría "posición de parto". Mi Amo vendó mis ojos y yo estaba ya muy desorientada. No sabía dónde estaba mi Amo o qué me iba a hacer.

De repente siento como algo caliente cae en mis senos, me estaba adornando con cera. Quemaba mucho, la vela debía estar muy cerca de mi cuerpo. Sentía como ardía y no era muy agradable al principio. Luego, aunque no podía tocarme ni verme, supe cuando mi Amo toco mis senos y pezones, que estaban duros y erectos. En verdad me estaba excitando todo eso. El no ver, no esperar lo que viene, el sentir cerca de mi Amo, el calor de la cera, que excitante sensación.
Bajó un poco y derramó cera en mi abdomen y muslos. Me echaba tanto que llegaba un momento donde la cera caía sobre la otra cera colocada y no me dolía. Pero el recibir esa cantidad de cera en mi cuerpo me hizo llorar de dolor y placer.
Inmediatamente sentí el calor de la cera desgarrando mi raja. El dolor fue tan intenso e inesperado que inconcientemente cerré las patas y lo próximo que sentí fue como mi Amo cruzó mi rostro con un par de bofetadas. Abrí las piernas inmediatamente. Mi Amo se acercó a mí y dijo:
Si quieres nos podemos detener aquí. Salgo de esta habitación y no me verás más nunca.
No Amo, por favor, no me deje. Haré lo que quiera porque es para su placer Amo. Use como mejor quiera a esta puta.
Así está mejor zorra.

Siguió adornando mi raja y muslos ya que al cerrar mis piernas se cayó gran parte. Luego de estar adornada escuché el sonido de una cámara, mi Amo me estaba tomando fotos mientras decía que su perrita había quedado hermosa. Ya yo sentía con todo eso como mi raja botaba grandes cantidades de flujos, estaba muy mojada y necesitaba aún más de mi Amo.
Ahora si perra, hay que quitar esa cera de tu sucio cuerpo.
Y así comenzó a quitarlo con el despiadado azote del gato. En mis senos, mi abdomen, muslos y raja. Sentía que me iba a desgarrar el cuerpo, sentía
gran dolor, trataba de gritar pero no lo tenía permitido. De vez en cuando gemía fuertemente, no podía aguantar ese dolor. Pero qué excitada estaba, que divino es encontrar el placer dentro del dolor, ser usada por mi Amo.
Me quitó las vendas y mis senos estaban muy erectos y mi raja derramaba flujos como nunca. Me colocó en cuatro patas y a decir verdad por inercia es que me pude mantener en esa posición. Azotó mi espalda y en un momento cuando ya notó que no podía más y que mis flujos ya caían vulgarmente al suelo exclamó:
Ya mi perrita… estás lo suficientemente marcada. Cómo para que no estés con tu novio por un buen tiempo para que no descubra mis marcas en tu cuerpo.

- Si mi Amo.

Seguidamente con su pene comenzó a frotarlo en mis flujos y raja, me estaba lubricando. Me iba a penetrar por detrás y yo sabía que no lo iba a aguantar. Me tomó de las caderas y comenzó a penetrarme sin mucha compasión. Fue salvaje en su embestida. Mi cuerpo no reaccionaba del todo pero mi raja y ano palpitaban como nunca.

- ¿Te gusta tus marcas? ¿te gusta el castigo de tu Amo?
- Si mi Amo, me gusta mucho. Mmmmh… no se detenga Amo, haga conmigo lo que quiera, úseme, maltráteme, tráteme como la perra que soy.
- ¿Qué es lo que eres?
- Una perra puta, una zorra caliente, una perra en celo, su propiedad y esclava Amo.

Allí mismo dejó de penetrarme por detrás y se colocó frente a mí. No pronunció palabra porque ya entendía la orden. Su pene estaba erecto y grande y yo era tan golosa. Comencé a lamer y chupar con desespero. Adoraba el pene de mi Amo y tenerlo en mi boca era un gran placer. Los testículos, tronco, cabeza, todo el pene de mi Amo quedó embarrado de mi saliva.
Mi Amo de vez en cuando azotaba mi espalda y yo más afán le ponía a mi labor. Chupaba y lamía como una cerda, mi Amo empujó mi cabeza y su pene llegó a mi campanilla, me estaba ahogando y al principio no podía hacer nada, pero luego me concentré y comencé a succionar. Estaba a punto de correrme pero no podía pedir permiso, mi boca estaba muy llena.
Seguí succionando como loca y podía sentir los gemidos de mi Amo y sus palabras que me estremecían.

- Así es perra, así me gusta. Eres una perra viciosa. ¿Qué eres? Dime.

Sacó su polla de mi boca y dije:

- Soy una perra viciosa.
- ¡No entendí!
- Soy su perra viciosa, su perra viciosa Amo.
- Así me gusta perra, por fin vas aprendiendo

Me acostó boca arriba de nuevo y comenzó a frotar mi clítoris con su habilidosa mano. Metía sus dedos en mi raja y me decía que cabían cuatro. Mi Amo tenía ganas de un fisting pero no lo hizo. Sólo frotó e introdujo sus dedos. Su meta era que le rogara por correrme y lo logró.

- Amo le imploro que le permita a esta perra correrse para ofrendarle mi dolor y flujos ante usted mi Amo.
- Eso no me convence. Hazlo mejor perra.
- Amo, permítale en su bondad a esta perra puta, zorra caliente y enviciada, correrse para usted.

Mi Amo sin decir nada caminó al otro lado del cuarto y se sentó sobre la cama. Me ordenó ir a donde estaba Él y cuando di la vuelta, entre él y yo en el suelo había puras tapas de cervezas, de esas que tienen dientes (chapas). Obedecer a mi Amo e ir a donde él estaba era pasar por esas tapas.
Me detuve un momento y él siguió ordenándome que fuera hacia él. Así lo hice. Mis rodillas y manos sentían los dientes de esas tapas clavándose en ellas. Dolía mucho pero la excitación ya me había colocado en un estado de éxtasis que no era normal. Llegué a donde mi Amo y acarició mi cabello y dijo:

- Tú sabes que yo no perdono, yo corrijo. Por eso tuviste que pasar por este correctivo.
- Si mi Amo… lo tengo merecido.
- Ahora te acostarás sobre las tapas y allí te correrás.

Así lo hice. Me recosté sobre las tapas. No me importa el dolor, las ganas de correrme eran más intensas. Quería satisfacer a mi Amo y dejarle claro que había aprendido de mi correctivo. Me froté como la puta que soy y no aguanté mucho cuando comencé a correrme intensamente.
Mientras me corría y convulsionaba del orgasmo tan intenso que viví. Sentía caer sobre mi algo tibio. Era la leche de mi Amo. La estaba derramando en mí mientras yo me corría. Era lo más bajo en lo que había caído pero era el placer más gratificante que había sentido desde que estaba con mi Amo. Le agradecía y abría mi boca para saborear la leche de mi Amo.
Quedé embarrada de la leche de mi Amo y en estado de shock ante el orgasmo. Cuando reaccioné mi Amo me levanto y acarició. Y me colocó un cartel que decía "No debo desobedecer a mi Amo.

Así embarrada de la leche de mi Amo, de mis flujos, marcada, desnuda y con el cartel me colocó frente al ventanal y se fue. Me dio orden de quedarme allí 15 minutos. Temía que alguien me viera pero nadie miraba hacia arriba. Mi Amo se colocó en la calle frente al ventanal y me miraba. Eso provocaba la curiosidad de todos y cuando me di cuenta había como 15 personas reunidas mirando lo puta y perra que soy.
Mi Amo ya habiendo cumplido su objetivo, se retiró dejando a los fisgones allí y a su perra con la lección mejor aprendida en todos los tiempos…

No debo desobedecer a mi Amo.


Licencia de Creative Commons

Castigo merecido es un relato escrito por Zorra de Diego publicado el 09-07-2022 00:06:58 y bajo licencia de Creative Commons.

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